jueves, 21 de junio de 2012

La Roja

RAFAEL GONZÁLEZ MORERA

No les miento si les digo que el pasado lunes sufrí en cantidad viendo a La Roja jugando contra Croacia, y pasé por momentos de angustia junto a mi hijo y mi nieto mayor, Miguel Alejandro, que se llevó las manos a la cabeza cuando Iker Casillas le paró al croata Rakitic un remate de cabeza que parecía mortal de necesidad, y eso nos dejaba fuera de la Eurocopa. Pero al final Jesús Navas puso las cosas en su sitio, y consiguió un gol a placer, sólo con el portero croata batido. Ahora que la selección española es “La Roja”, la siento profundamente, porque tampoco les miento si les digo que durante la dictadura franquista no me hacía ningún tilín, y cómo llevaba una bandera y un escudo fascista, ya comprenderán los lectores “progres” que la imagen no era como para tirar voladores. Eran los tiempos además cuando los jóvenes de izquierda, al menos una buena parte, admirábamos a la Unión Soviética, incluso a Stalin, porque todo lo que decía la prensa franquista y los Estados Unidos de la época de Nixón y compañía de la URSS, no era nada creíble, y Radio España Independiente no se cansaba de hablar de las mentiras franquistas y yanquis, y todos los jóvenes antifranquistas al menos nos poníamos en guardia. Luego cuando me enteré de las atrocidades y asesinatos en masa de Stalin a sus propios camaradas de partido, confieso que me llevé una gran desilusión.

Pero volviendo a la futbolería, ahora La Roja es otra cosa, y además hace otro fútbol, que no voy a decir en plan demagogo y tal que es más democrático, pero sí mucho más moderno, incisivo, creativo y dominante del balón. La revolución del fútbol de la selección nacional, y si quieren más moderadamente, la evolución, comenzó con Luis Aragonés, y ha seguido con Vicente del Bosque, pero con el sello y las ideas de Pep Guardiola, con el dominio absoluto del esférico y el toca/toca hasta encontrar el hueco donde poder hacerle un gol al rival. Les confieso que a mi vuelta de Morro Jable, uno de los tantos lugares paradisiacos de Canarias, me he refugiado un poco en la Eurocopa, porque las mentiras de Rajoy, Guindos y Montoro acerca del rescate de España por parte de la Unión Europea me ponen a mal traer. Ahora resulta que el rescate ha estado mal hecho, pero es un rescate. En la Eurocopa también han surgido sorpresas, como la clasificación de Grecia para los cuartos de final, en plena crisis del país, por lo que se demuestra una vez más que el fútbol no va parejo con la política, al menos en el capítulo del resultadismo.

Para terminar y siguiendo con el fútbol, les diré que cada vez que veo a David Silva hacer diabluras en La Roja me viene a la memoria su salida del fútbol canario al nacional. Silva salió de Arguineguín para Valencia sin pasar siquiera por los filiales amarillos, y eso demostró las lagunas que tiene la Unión Deportiva Las Palmas con la cantera. Sería interesante que Tony Cruz invitara al nuevo secretario técnico amarillo, el serbio Branko Milovanovic, a comer unos longorones y una vieja de ración con papas arrugadas en Arguineguín. A lo mejor descubren un Valerón o un Silva.

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