miércoles, 13 de junio de 2012

El rescate de la vergüenza

MATIAS VALLÉS
Al Azar/Diario de Mallorca


A un personaje de Scott Fitzgerald le consuelan por sus pérdidas a raíz del crack de 1929, y replica:
–Perdí mucho más durante el boom que lo precedió.
En efecto, el dinero es un matiz de la vida económica, y el rescate a España demuestra que pueden inventarse cien mil millones con cierta facilidad. Las mayores pérdidas no se producen desde 2008, sino en los años de bonanza precedentes. Se perdió el sentido de la deuda, la obligación de cumplir los compromisos contraídos. Y sobre todo, la vergüenza.
Según Rajoy, España ha rescatado a Europa. Ahora bien, si nos atenemos a la versión mayoritaria, lo peor no es la necesidad de apoyarse en la fortaleza ajena para curarse de los vicios propios, sino que esta humillación transcurra sin una oleada paralela de vergüenza nacional. De hecho, tanto el presidente del Gobierno como su ministro de Números se han expresado con notable desenvoltura, cualquiera diría que vienen de recibir un galardón bruselense. Han despachado los cien mil millones como una liviandad que sólo requiriera de unos bolsillos más amplios, para almacenar el billetaje. Ya han remarcado que nada cambiará en los templos financieros. Es decir, los mismos estafadores que han conducido al país a esta situación vergonzosa modificarán espontáneamente su conducta. De repente, se convertirán en gestores rigurosos, con visera y manguitos.
Si los responsables del desaguisado no exteriorizan su vergüenza, en justa imitación del arrepentimiento de los gestores nucleares de Japón después de Fukushima, los cien mil millones sólo serán la primera entrega de un pago inacabable. Ya que el bochorno de la petición de auxilio a países como Austria o. Pretenden que sus miles de euros sirvan de entrada para adquirir uno de los pisos amontonados en Bankia. Por ejemplo. No cuela. Lo han entendido todo del revés. Se trata de que usted trabaje y abone su sueldo para que el precio de las viviendas se mantenga artificialmente alto. Usted paga las casas de Bankia para no poderlas comprar. También sufraga la sanidad privada de los ejecutivos de Bankia. A cambio, usted se quedará sin sanidad pública. ¿Para qué quiere estar sano, si ya es banquero? Por 2.500 miserables euros, que no es dinero. Durante un mes, invirtió más tiempo persiguiendo a la chica que nunca le devolvió la atención. Me ha fichado Bankia, y soy tan feliz como en el póker. Jugarlo resulta divertido. Si encima ganaras dinero con la banca, sería la monda.

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