jueves, 30 de enero de 2014

Mientras aumentan los desahucios, cada español ha prestado 5.500 euros a los bancos para tapar su pufo inmobiliario

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JOSE LUIS GORDILLO





 Periodismo Humano




Las ayudas del Estado al sistema financiero, en forma de avales, créditos o subvenciones, superan ya los 200.000 millones y se estima que al menos un tercio se perderán, pagándolos la ciudadanía. Los desahucios sin embargo no se frenan y alcanzan ya a 400.000 familias en estos cinco años de crisis.
La burbuja inmobiliaria de la década 1998-2008 ha provocado en el sistema financiero español un agujero de unos 250.000 millones de euros, prácticamente impagable para los bancos, casi todos, que asumieron el riesgo de financiar la construcción de casas, urbanización de suelos y compra de terrenos para una demanda ficticia. El Estado español ha ido en su auxilio otorgándoles ayudas, en forma de avales, créditos, subvenciones o participaciones de capital, por un valor superior a los 200.000 millones de euros, según diversas estimaciones. Eso significa que cada ciudadano mayor de 18 años residente en España ha prestado ya a los bancos 5.500 euros para tapar su pufo inmobiliario, lo que paradójicamente no ha conseguido frenar la sangría de 400.000 desahucios de familias desalojadas de esas mismas viviendas.
Existe bastante confusión y opacidad en los datos oficiales sobre ayudas directas o indirectas a los bancos. Sin embargo, algunas estimaciones realizadas por expertos coinciden en su diagnóstico. Un estudio publicado por ATTAC Madrid (http://www.attacmadrid.org/?p=10599) revela que las ayudas públicas a la banca ascenderían actualmente a 219.397 millones de euros. De esta cantidad, 59.130 millones son inyecciones directas de capital a Bankia (22.425), Catalunya Caixa (12.052), NovaCaixaGalicia (9.052), Banco de Valencia (5.500), CAM (5.249), CCM (1.650), Mare Nostrum (1.645), Unnim (953) y Caja España (604).
En segundo lugar están los llamados esquemas de protección de activos, ante las posibles pérdidas de determinadas entidades con problemas que han sido adquiridas por otras más solventes. Significan, según este estudio, 28.267 millones más garantizados por las arcas públicas para las operaciones Banco de Sabadell-CAM (16.610 millones), BBVA-Unnim (4.440), CaixaBank-Banco de Valencia (4.350), Liberbank-CCM (2.475) y Kutxabank-Cajasur (392).
A esto hay que añadir la factura que nos espera por el denominado banco malo, la SAREB, que se ha hecho cargo de los activos tóxicos del conjunto del sistema financiero: viviendas vacías, por terminar o suelos por edificar. La deuda garantizada más el capital aportado por el Estado, y descontado el privado, suma 48.546 millones. Se supone que gran parte de este dinero se recuperará, por la venta de estos bienes inmobiliarios a precio de saldo. Lo mismo ocurre con la adquisición de activos financieros por parte del Estado, que ha ascendido a 19.342 millones.
Y por último están los 64.112 millones en avales. Se trata de deuda emitida por las entidades financieras avaladas por el Estado, que no es dinero líquido en sí, y que por el momento no cuenta como deuda pública. Sólo lo haría en caso de impago, lo cual es probable en muchos casos teniendo en cuenta que buena parte de esos avales han respaldado emisiones de deuda de entidades casi en ruinas, como Bankia, Catalunya Caixa y NovaCaixaGalicia.
Otras estimaciones elevan aún más la factura pública del rescate a la banca española. El ex ministro de Trabajo y actual diputado socialista en el Congreso, Valeriano Gómez, la calcula en 232.000 millones de euros. Según sus cuentas, las ayudas públicas directas para la solvencia de las entidades financieras ascienden a 61.000 millones de euros, a lo que hay que añadir 36.000 millones de posibles futuras pérdidas cubiertas por el Fondo de Garantía de Depósitos, más el déficit originado por la venta de las entidades nacionalizadas (Bankia, Catalunya Caixa, NovaCaixaGalicia y Banco de Valencia), que según sus previsiones pueden ser de unos 35.000 millones, y por último unos 100.000 millones en avales, contabilizando también los últimos 30.000 concedidos por el Gobierno el pasado mes de noviembre.
¿Cuánto de este dinero se recuperará? Pues las estimaciones no son muy halagüeñas, puesto que el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB) podría tener que asumir pérdidas por al menos un tercio de estos 200.000 millones. Pérdidas que de hecho ya se vienen produciendo desde 2010 y que están siendo pagadas por los ciudadanos en forma de recortes sociales y subidas de impuestos, ya que, por otra parte, la política de austeridad impuesta por Alemania en la UE obliga a ir rebajando progresivamente el déficit público. La predicción que lanza Gómez es aún más pesimista, pues eleva el coste total a futuro del rescate bancario para la ciudadanía a 150.000 millones, un 15 por ciento de nuestro Producto Interior Bruto (PIB). Luego los recortes sociales, bajada de sueldos y subidas de cotizaciones e impuestos aún no habrían acabado.
Curiosamente, este enorme caudal público de ayudas a un sector privado, sin precedentes en la historia de España, no ha ido acompañado de contraprestaciones hacia la población en la actuación bancaria. Ni ha vuelto a fluir el crédito con suficiente fuerza ni se han parado los desahucios de familias que no pueden pagar porque se han quedado en paro y porque la cuota de su hipoteca es bastante elevada, problemas ambos provocados por esa misma burbuja inmobiliaria. Todo lo contrario. El Gobierno ha impugnado insistentemente la legislación antidesahucios aprobada por la Junta de Andalucía, hasta que ha conseguido paralizarla en el Tribunal Constitucional, con la justificación de que ponía en peligro la reestructuración bancaria.
De esta forma, los desalojos de familias que se quedan en la calle siguen produciéndose a diario. Según la Plataforma de Afectados por la Hipoteca desde que se inicie en rigor la crisis, en 2008, y hasta finales de 2012, se habían producido en nuestro país 362.776 desahucios. A ello hay que sumar los del cuatro trimestre de ese año más los del primer semestre de este año 2013, cuando, según los datos del Banco de España, se han entregado a entidades financieras 35.098 viviendas por falta de pago, la mitad de manera voluntaria y la otra mitad mediando un desalojo forzoso. En total, unas 400.000 familias expulsadas de sus hogares.

El PP, en "franco" retirada

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Opinión

Rafael González Morera

El PP, en "franco" retirada

La espantá de Jaime Mayor Oreja como líder parlamentario europeo del Partido Popular, renunciando a revalidar su cargo en mayo 2014, la “huida” de Alejo Vidal Quadras al nuevo partido de extrema derecha Vox, que lidera el excarcelero Ortega Lara, la explosiva situación que atraviesa el ministro de Formación del Espíritu Nacional, José Ignacio Wert, que tuvo que salir escoltado y custodiado al aeropuerto de Los Rodeos porque en La Laguna casi se lo comen, la “contestación” interna del ministro de Injusticia, Alberto Ruíz Gallardón incluso dentro de las filas “populares” a cuenta de la revisión y destrucción de la Ley del Aborto impidiendo que las mujeres decidan libremente sin ninguna imposición, las auténticas barbaridades de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que sigue siendo el hazmerreir de toda la clase política incluso de la suya, el patinazo de José Manuel Soria a cuenta de las tarifas de las eléctricas, el descubrimiento por varios medios de comunicación que el ministro de Defensa, Pedro Morenés, que presuntamente sigue siendo directivo de varias empresas fabricante de armas, y además un presunto vendedor de minas antipersonas, y el patinazo del PP de Madrid con la Sanidad, derrotado Ignacio González, el sucesor de Esperanza Aguirre, por la “marea blanca” de médicos y enfermeras, todo esto y muchas cosas más que me haría una lista muy grande, tienen al PP en sus horas más bajas, sin entrar a analizar ahora lo que le viene a Mariano Rajoy con el problema de Cataluña, del cual Rajoy seguro que no es la solución. Con todo esto, el PP está en “franco” retirada.
Estoy tomándome un cortado en la Plazoleta de Farray  con mis nietos, cuando llega la vecina del quinto con sus hijos, y al esbozarle mis cuitas de principios de año, va y me suelta su acostumbrada filípica. “No me venga con chorradas y falsas esperanzas. Lo grave es que es cierto lo que usted me plantea, que el PP está en horas muy bajas, lo de “franco” retirada vamos a dejarlo estar, pero pese a estar en evidente debilidad, el PSOE no acaba de arrancar, y por otra parte la izquierda a la izquierda de los psocialistas, es decir, Izquierda Unida y el Frente Amplio, Sí se puede, Canarias por la Izquierda, y largo etcétera, siguen mirándose el ombligo, cada cual quiere seguir mandando en su pequeño kiosko, son felices con liderar un grupito de diez o doce camaradas, y así les va a ir incluso en las europeas”.
Por un momento se calla para increpar a uno de sus hijos que casi se cae en la fuente de Farray, y a renglón seguido pide un Martini. “Mire, lo peor de todo no es lo que me plantea de ministros del Gobierno de Rajoy que están en horas críticas, lo peor de todo es que hay ministr@s que están aliados con la Iglesia Católica, y agüita con lo que viene. Sin ir más lejos mire como la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Bañez, ha invocado a la Virgen del Rocío para que saque a España de la crisis. Y por si fuera poco el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha recurrido a Santa Teresa de Jesús para que se dedique a los mismos menesteres, que nos saque del pozo en el que estamos viviendo. Incluso me han dicho que el  tal Fernández Díaz recurrió el Cristo de La Laguna para que la semana pasada protegiese a su colega José Antonio Wert, al que casi cuelgan en La Laguna.
A este paso los muy religiosos ministros del Partido Popular, incluido el tal Gallardón, van a pedir a Rajoy que dimita y nombrar presidente de España a Rouco Varela”. Le digo que ya está bien de decir barbaridades, y me suelta la última: “Pues hágame el favor de ponerme la última, que estoy muy cabreada con José Manuel Soria, porque no ha tenido la iniciativa de pedirle a la Virgen del Pino que salve a España de los rojos que vienen en 2015”. Y se fue corriendo a la fuente de Farray, porque el hijo más pequeño se le cayó al agua.