martes, 4 de enero de 2011

Nuestro amigo el Rey

ANTONIO ELORZA

Sahara Libre


Entre la pléyade de comentaristas de la filtración de Wikileaks no faltan quienes juzgan que la importancia de la misma no se encuentra al nivel de la tormenta de opinión suscitada. Y es que, efectivamente, hasta ahora no figuran entre los documentos datos que proporcionen un vuelco en las imágenes ya consolidadas de las relaciones internacionales y el comportamiento de las principales potencias. No hay atisbos de que Estados Unidos tenga un cauce de entendimiento con el régimen iraní de los ayatolás o de que en secreto Moscú o Pekín actúen a favor de una expansión de las democracias. Otra cosa es que la nueva documentación resulte irrelevante. Así, por lo que concierne a España, los servicios exteriores de Obama manifiestan una lógica continuidad con los de Bush en cuanto a la salvaguardia de los intereses del imperio o la protección de los suyos por encima de cualquier criterio de justicia (caso Couso); en cambio, pocos podíamos esperar que las altas instancias de la justicia española, tales como el fiscal general del Estado o el fiscal de la Audiencia Nacional, señor Zaragoza, iban no solo a respetar esos intereses, sino a convertirse en serviles correas de transmisión de los mismos, lo cual, por lo que concierne al segundo, pone indirectamente de manifiesto una animadversión personal hacia su colega Garzón explicativa de lo sucedido en los inicios de la caza y captura del hoy encausado.

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