domingo, 2 de enero de 2011

Año nuevo, vida nueva

RAFAEL GONZALEZ MORERA



Con el año nuevo todo el mundo se plantea afrontar unos nuevos propósitos, y en mi caso no voy a ser menos. En asuntos generales he decidido tratar de mejorar y progresar en la calidad de mis artículos, que últimamente están muy flojos. Hacer ejercicio y deporte, he pensado en ir a entrenar con el benjamín Acodetti, donde juega mi nieto Miguel Alejandro. Espero que la entrenadora me de permiso, así le ayudo a los niños a recoger balones. También quiero adelgazar ocho o diez kilos, y alimentarme más saludablemente. Nada de grasas ni chorizos, que en la política tenemos bastante. Asimismo pretendo prestar más atención a mi mujer, a mis hijos y a mis nietos, y reducir las tertulias con los amigotes. Viajar más, aunque eso me impedirá prestar más atención a la familia, a ver como compagino estos dos propósitos contradictorios. Fijarme en las pequeñas cosas de la casa, en los nombres de todos los personajes de dibujos animados, especialmente los de Bob Esponja, Spiderman y Batman, para hablar con mis nietos de estos asuntos/trasuntos. Ver menos la tele y leer más, estar menos tiempo en el sofá, y caminar dos horas todos los días, una por la mañana y otra por la tarde, ir al gimnasio dos horas diarias (no voy a tener tiempo ni para escribir). Por supuesto dejar de fumar y de beber alcohol, sólo achicoria y leche de soja, excelente para la hipertensión y el colesterol, y por las noches una manzanilla (infusión, nada de manzanilla de Xérez o Sanlucar de Barrameda).
En asuntos religiosos, volver a ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar, que lo dejé a los catorce o quince años y estoy lleno de pecados cardinales, No hay que confundir los pecados cardinales o capitales, con los números cardinales, como hacía en mi caso cuando estudiaba en la Escuela de Comercio, y por eso mi profesor de matemáticas, don Juan Lozano me suspendió tres veces, y a la cuarta aprobé con un rollo cuasi literario de una ecuación y de varios problemas de combinaciones, permutaciones y combinaciones, pero en mis planteamientos en el examen decisivo había mucha literatura y pocas matemáticas. Con mucha razón don Juan Lozano me dijo que era un cara dura, aunque me aprobó quizá porque no quería verme más, y en esa apreciación de carota coincidió mi buen amigo Anastasio Travieso Quintana, compañero de clases y de aventuras por la Plaza de Santa Ana, que se descojonaba de la risa al escuchar mis teorías matemáticas/literarias. En otro aspecto de cosas, no criticar nunca más a su Eminencia el cardenal Rouco Varela, y de paso ir menos al bar Eminencia, que hay mucho cliente ateo y agnóstico. En cuanto a Rouco y la jerarquía de la Iglesia Católica, me parece muy bien la manifestación que han organizado en Madrid en defensa de la familia cristiana. ¡Abajo el divorcio, el aborto, y la Ley de Homosexuales y Lesbianas! Como personalmente nunca he necesitado esos tres asuntos/trasuntos, en plan egoísta los demás que se fastidien. Ya llegará Rajoy a poner orden en estos temas, que seguro va a derogar todas estas leyes con la bendición de Rouco y Cañizares. Precisamente en cuestiones políticas tengo el propósito de dejar de enjuiciar a José Manuel Soria López en plan negativo, y procurar resaltar sus méritos como conductor de masas y hombre muy macho que lo es, resaltar su parecido físico con José María Aznar, y a este señor no volver a decirle que es un presunto criminal de guerra junto a Bush y Blair. Con respecto al señor Soria no volver a llamarle “alias el salmón”, ni escribir sobre el “Soriagate”, y no especular deshojando la margarita sobre si el “caso salmón” fue justo o injusto que se le diera carpetazo y tente tieso. Por mi parte, silencio absoluto sobre los otros casos, “Eolo”, “Faycan”, “Doramas”, “Brisan”, “Canódromo!, “Consejería de Sanidad”, etc, además porque con tantos casos los artículos se me hacen muy grandes.
Con respecto a la política nacional, recalcar por lo menos en tres artículos a la semana que Zapatero es un malvado y Rajoy un tío cojonudo, y que don Mariano va a rebajar la jubilación a los 50 años, y a sólo diez la necesidad de años cotizados para cobrar el cien por cien de la pensión contributiva, y en cuanto a la no contributiva equiparla al salario mínimo, que así muchos ciudadanos dejarán antes de trabajar. Por último, en el terreno deportivo, dejar de amar a la Unión Deportiva sobre todas las cosas, porque no da sino disgustos y a la edad de uno puede ser un problema de salud. En el terreno futbolístico, esperar al final de la Liga para declararme partidario del Real Madrid o del Barcelona. Seré forofo del ganador, claro. Y mientras, cuando me pregunten qué equipo es mi preferido de la Península, diré que el Oporto, que como saben es de la Península, y fue una contestación que le di a un amigo que se puso pesado por mis preferencias, aparte de la Unión Deportiva, en los años 60 del siglo pasado en mi tertulia del Club Victoria (no me gusta nada lo de Real). Total, que tengo el propósito de la enmienda y el dolor de corazón. Por eso me voy a ver a mi cardiólogo.

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