miércoles, 5 de enero de 2011

Las cosas de Suárez Gil

RAFAEL GONZÁLEZ MORERA






A José Miguel Suárez Gil le conocí el siglo pasado en la Escuela de Comercio, y jugamos incluso al fútbol en la Plaza de Santa Ana con una pelota de futbolín, o de trapo, con equipos de cinco o seis jugadores que poníamos la portería en una escalerilla frente a otra de la plaza, y normalmente los partidos se suspendían cuando venía un guindilla y tocando el silbato desde la puerta de la Catedral nos amargaba el tiempo libre entre clase y clase. José Miguel Suárez Gil era un tipo algo raro, y cuando se salía de madre el comentario general era: “las cosas de Suárez Gil, déjalo que hoy anda por la estratosfera, y de cualquier manera”. El muchachito, que ya era muy de derechas cuando íbamos a clase de Formación del Espíritu Nacional y quería ponernos firmes a los discrepantes, cuando llegó a la juventud se fue aliando con todo quisque franquista, y cuando ya desplegó su actividad profesional se metió en follones varios. Su vocación política derechosa le llevó, naturalmente a Alianza Popular, y fue diputado regional en la primera legislatura en 1983, y más tarde volvió a salir elegido por el Centro Democrático Social, detrás de Lorenzo Olarte y Julio Bonis. Creó Fedalime, y más tarde la Asociación de Empresarios Inversores de Canarias (AEVIC), penetró en la Cámara de Comercio, se cargó luego a Antonio Rivero como presidente de la patronal de empresarios, y siguió luego hacia el objetivo de la Cámara de Comercio, llegando a ser presidente después de formar un lío tremendo con el censo electoral. Más tarde llegó Angel Luis Tadeo Tejera, se alió inicialmente con José Miguel Suárez Gil, y un buen día en el sur de Gran Canaria me preguntó Tadeo por José Miguel, que tal elemento y persona era. “Ten cuidado con los idus de marzo”, le dije a Tadeo, y le conté lo que decíamos en la Escuela de Comercio muchos años antes, “las cosas de José Miguel”, y no tardó mucho tiempo Tadeo Tejera en poner en su sitio a Suárez Gil. Se lo c
Durante sus años en la Cámara de Comercio Suárez Gil consiguió formar un lio monumental con Fuerteventura y Lanzarote, y logró la creación independiente de las cámaras conejera y majorera. Todo un record. Después se retiró a Miami, dicen algunos jocosos y chistosos, alineado con la mafia anticastrista de Florida. Tras su desaparición de la Cámara de Comercio, las relaciones de esta institución, y la Confederación Canaria de Empresarios presidida por Sebastían Sánchez Grisaleña viven la mejor época de relaciones empresariales. José Miguel Suárez Gil, antes de este último vodevil peligroso de armas tomar, tiene todavía pendientes numerosos juicios por labores poco edificantes. Ahora se enfrenta a una triple acusación, y entre ellas a la de violencia de género, que ahora mismo no está bien vista en el siglo XXI. Es un triste final para un machista ejerciente desde su más incipiente juventud. Hace casi cincuenta años decíamos en la Escuela de Comercio: “las cosas de Suárez Gil”. La frase sigue de plena actualidad. Ayer un amigo de la época me llamó, y en relación a todas las armas que posee Suárez Gil, va y me dice con sorna: “Chacho, a lo mejor ha cambiado mucho y quería organizar una guerrilla revolucionaria en la Cumbre de Gran Canaria con tantas armas”. Las cosas de Suárez Gil.

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