lunes, 17 de enero de 2011

De gestoras, primarias y cachivaches

SANTIAGO PÉREZ




Corría el año 2001 de la Era Cristiana y en el Santa Cruz de funcionarios bien informados, de algún que otro periodista, de contratistas y del mundillo de los arquitectos había un hervidero de rumores sobre una operación urbanística que estaban preparando en el Ayuntamiento.

Un día cualquiera me enteré de que era inminente la convocatoria de una rueda de prensa a los cuatro vientos, en la que todos los grupos políticos iban a anunciar su respaldo a un convenio urbanístico sobre Las Teresitas, a firmar con dos de los empresarios más influyentes. Iban a venderle al Ayuntamiento los terrenos del Frente de Playa, a un precio disparatado, y conseguir una recalificación posterior de terrenos situados en el valle de Las Huertas. Todos los terrenos los habían adquirido mediante un crédito de CajaCanarias. Total, un negocio perfecto. El paganini, el pueblo de Santa Cruz, pagando lo que no valía la compra y dejando de participar en lo que sí valía la recalificación (15.000 millones de ptas.). El maestro de ceremonias, Zerolo. Los acólitos, todos los concejales. El voto de los socialistas, el bálsamo de fierabrás contra críticas e impugnaciones varias. La Ejecutiva local respaldó a los concejales.

Pedí públicamente a los concejales que no votaran a favor. Que no comprometieran al Partido Socialista en aquel asunto envuelto de turbiedad. Podían abstenerse. Pero los compromisos estaban bien atados. Votaron a favor y me acusaron de estar encanallando la política santacrucera. Lo demás ya lo saben ustedes. Imputaciones judiciales por malversación de caudales públicos, prevaricación urbanística y soborno. Todo incluido. Ah, ¡me olvidaba! Yo era el secretario general de los socialistas de Tenerife por aquel entonces.
Cuando solicité la adopción de medidas a la autoridad competente, socialista por supuesto, Carolina Darias se opuso tan tenazmente que tuvieron que dimitirla como secretaria de organización y número tres (porque el 1 era Juan Carlos Alemán y el 2 Paco Espínola, como luego lo fue con JFLA y ahora con José Miguel Pérez) de los socialistas canarios.

Todo esto me ha venido a la mente, porque de todas las tonterías y “argumentos” a posteriori, confeccionados para intentar justificar lo injustificable, el golpe a la democracia y a los derechos de los militantes socialistas perpetrado en Tenerife, la suya, la de Carolina, la delegada del Gobierno en Canarias, es de las más abochornantes. Ha estado tan presta a brindar por el espectáculo, como huidiza (no hace tanto) cuando había que localizarla para dar la cara por JFLA, a quien acompañó como 2 de la lista de diputados/as por grancanaria. Aunque reconozco que para estos mutis estaba bien asesorada.

¡Y del hilo al ovillo!

Primarias socialistas en Barcelona. El alcalde, Jordi Hereu, ha pedido que se dispense a su anunciada rival, Montserrat Tura, del calvario de reunir los avales. Participarán en la votación más de cinco mil simpatizantes y tres mil militantes-con-carné. Montilla ha garantizado plena neutralidad del aparato del PSC.

Me restregué los ojos para comprobar que era verdad lo que estaba leyendo. Todavía me parece estar oyendo las ocurrencias de José M. Pérez cuando le pedí que, si estaban a favor de la celebración de primarias para la presidencia del gobierno, me dispensaran de recoger los avales. Farfulló que no estábamos en la Restauración canovista. Que Él no iba a fabricarse un candidato a su medida: yo. Fue el toque de cornetín para que toda la dirigencia, repuesta de los sofocos de la estadía juanfernandiana, se lanzara a dificultar la consecución de las firmas necesarias para poder presentar mi candidatura. Y después de conseguirlas (¡uffff!) se dedicaran a sitiar los focos de resistencia, comprobado el origen de las firmas de los militantes. Aridane, La Guancha, Frontera, Güimar…

Pero lo mejor vino después. Suspender de actividad y poner en el dique seco a los militantes socialistas santacruceros, porque esa agrupación tuvo el descaro de no votar al candidato de la dirigencia oficialista. Nombrar un gobierno de hecho que ha procedido a su vez a instituir candidato a la alcaldía a Julio Pérez, presidente de su Gestora de ellos.

“Entodavía” no he oído ni una sola razón para este desaguisado. Porque sólo se trata del folk-song. A saber: evitar que los militantes pudieran votar al candidato impuesto, como es preceptivo, para evitar el riesgo de que lo rechazaran. Decididamente, hay gente que prefiere andar sobre seguro. La democracia es, por lo que se ve, un poco arriscada para ciertas presuntuosidades. Menos mal que ahora no hay secretarías de estado vacantes. Porque si no, tendrían que acabar -después de todo este estropicio- pidiéndole a Corrales que acabara encabezando una candidatura sin candidato en vísperas de las elecciones. Como le ocurrió a uno que conozco en las elecciones pasadas. Con la candidatura al cabildo, para más señas.

En fin: ¡¡igualito que en Barcelona!!. Y perdonen por la poquedad.

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