lunes, 3 de diciembre de 2012

Voces dentro del PSOE claman por una "renovación absoluta" del partido

El Confidencial









“Democracia, Libertad, Derechos. Gracias Felipe”. El PSOE rinde homenaje al expresidente del Gobierno, cuando se cumplen 30 años de su toma de posesión. En el acto, que se celebra en el Palacio de Congresos de Madrid, coinciden miembros de la actual Ejecutiva Federal con exministros y cargos de los gobiernos socialistas, así como responsables orgánicos de anteriores direcciones del partido. Una ocasión única en un momento en el que la formación vive su particular vía crucis y en el que muchas voces que piden una “profunda renovación”.

A pocos se les escapa lo simbólico del acto de este domingo. “Con el primer gobierno de Felipe González se salió de una fuerte crisis con relativa rapidez y se trajo a España seguridad y confianza”, recuerda Joaquín Leguina. Y ese logro, que reconocen veteranos y noveles, invita a extrapolar la situación de aquel PSOE al actual.

Hoy el partido atraviesa sus circunstancias más complicadas desde entonces, como ponen en evidencia los resultados electorales cosechados en los últimos dos años, en los que -a excepción de los comicios autonómicos de Asturias y Andalucía- la formación socialista ha recibido un evidente castigo de sus votantes. ¿Es el primer gobierno de Felipe González un espejo donde mirarse? “Sin duda fue un buen ejemplo de cómo el PSOE, después de pasar años muy difíciles, consiguió alzarse como primera fuerza política de España”, apunta Juan Moscoso, diputado nacional por Navarra e hijo de Javier Moscoso, que fue Ministro de la Presidencia en el primer mandato de González.

Sin embargo, más allá del reconocimiento de aquel momento, que todos en el PSOE destacan orgullosos, las diferencias aparecen. Mientras que la vieja guardia apunta a la “salida por la puerta de atrás” de González como el inicio de los males, otros creen que el problema es más reciente.

¿Necesita el PSOE un nuevo Suresnes?

Con el PSOE en el exilio el partido celebró entre los días 11 y 13 de octubre de 1974 su Congreso número trece en la ciudad francesa de Suresnes. La cita marcó un antes y un después en la formación socialista, que cambió su orientación política e ideológica. Además, fue allí donde Felipe González fue elegido Secretario General.

Suresnes trajo una renovación de nombres y de ideas que ahora, 38 años después, el partido pide a gritos a tenor de los datos electorales y la evidente desafección de la sociedad hacia el partido (y la política en general). Y aunque los críticos no pronuncian la palabra “refundación”, sí reconocen que “resulta imprescindible acometer una profunda renovación del partido. Hay que mejorar las propuestas y la relación del partido con la sociedad. Este lavado de cara va a ser lento, aunque no nos podemos demorar porque el Partido Popular está desmontando con sus políticas el estado de bienestar”, reconoce Moscoso.

Joaquín Leguina, más crudo, culpa a Zapatero y los zapateristas de los males del partido: “Son los principales culpables del descalabro por no saber asumir la crisis”. Además, apremia al PSOE a “aprender a digerir las derrotas porque va de mal en peor”.

Lo que ya prepara el PSOE para 2015 es una agenda reformista que incluirá una propuesta de revisión de todas las estructuras institucionales y políticas que han servido durante estos 30 años pero que ahora se han "descosido y reclaman fuertes reformas", apunta Ramón Jáuregui, el ex ministro de Presidencia, que resalta que el proyecto es un "encargo personal" de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Autocrítica sí, autocrítica no

El PSOE acumula semana tras semana combates entres sus miembros sobre la necesidad o no de autocrítica. En este debate Moscoso apunta la necesidad de reconocer lo que se hizo mal, aunque matiza: “Fue un error colectivo. Otros colectivos como la Academia, sindicatos, Patronal y el resto de partidos también se equivocaron”.

Más tajante se muestra Trinidad Jiménez, ex ministra de Sanidad y Exteriores y actual secretaria de Política Social de la formación, que se niega “a seguir el discurso de autocrítica” contra el Gobierno socialista porque "hay una lista muy larga de logros", proclama.

La polémica sobre si Ferraz debe disculparse por los errores de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero la avivó hace unos días un grupo de militantes socialistas de base que en un vídeo enumeran los episodios por los que creen que el partido debe pedir perdón para reconciliarse con la ciudadanía.

Sólo Carme Chacón se sumó a la autocrítica: "Yo creo que la gente no volverá a confiar en nosotros si no somos capaces de decirle que hay cosas en las que nos hemos equivocado". La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, replicó que Chacón "no dice nada distinto" a lo que ha reconocido la actual dirección" y se mostró en contra de hacerlo apuntando que el "castigo" y el "perdón" son términos "un poco catolicones". Una posición a la que Leguina responde: “Pecan de desmemoriados”.

Nuevas ideas y políticos válidos

La refundación, dicen en el partido, pasa por adaptar las ideas al momento actual y políticos válidos. Esto es, según Moscoso, “adaptar los principios y valores para desarrollar una política social de mercado”. “En nuestro último gobierno caímos en la trampa de la prosperidad y se desoyeron las propuestas de un crecimiento alternativo al que ofrecía la burbuja inmobiliaria”.

La relación de la formación con la sociedad, dice, debe ser “más abierta y transparente”, reconoce el diputado socialista. Para conseguir que este propósito se materialice las agrupaciones locales del partido tienen que dejar de ser clubes cerrados de poder, se debe dar más importancia a la militancia y materializarse el proceso de primarias aprobado en el 38º Congreso Federal de Sevilla.

Óscar López, secretario de Organización del partido, considera que ahora los socialistas necesitan “recuperar credibilidad" en gran parte de su electorado, así como formular "alternativas concretas a las políticas de la que se están haciendo en este país”. Desde la distancia, Leguina va más allá: “La solución pasa porque Rubalcaba entierre el zapaterismo y se promocione a gente válida. No hablo de la vuelta de los viejos, pero tampoco de que gente que no ha hecho nada en su vida tenga puestos de responsabilidad”.

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