martes, 4 de diciembre de 2012

La bolsa o la crisis

JOAN SUBIRATS


El diario.es







Hace unos días, hablando con gente de Madrid que trabaja en los servicios sociales sobre la situación social y económica, me explicaban que el perfil de gente que va llegando a pedir prestaciones y ayudas ha ido cambiando cada vez más. A la gente de siempre, más numerosa, se han ido añadiendo nuevas capas sociales. Gente que no está nada acostumbrada a ir a pedir cosas. Cómo diría Ulrich Beck, “el riesgo se ha ido democratizando”, y si antes se concentraba en sectores que ya habían ido estableciendo sus mecanismos de defensa y subsistencia, ahora las vulnerabilidades llegan a mucha más gente. Y esta gente, de momento, no tiene ni los mecanismos ni los hábitos para responder. Me comentaban, por ejemplo, que algunas personas llegaban a los lugares donde se reparte comida en bolsas de supermercados, para de este modo “hacer más natural” el transporte y sentirse más cómodas volviendo a casa. Estos mismos compañeros de Madrid, me comentaban, medio enserio medio en broma, que también estaba produciéndose un fenómeno al otro extremo de la escalera social que tenía relación con las bolsas. Así, decían, las tiendas de las grandes marcas situadas en la calle Serrano, equivalente a nuestro Paseo de Gracia, ofrecían a los clientes la posibilidad de poner sus adquisiciones en bolsas sin logos, estrictamente blancas, para favorecer tanto la seguridad como el hecho de evitar el verse de alguna manera observados y criticados por el hecho de adquirir productos de lujo en momentos como estos. Yo mismo he observado como en supermercados de la gama más económica (Día o Lidl), algunos clientes o clientas, llevan bolsas de “El Corte Inglés”, donde ponen sus compras, y así mantienen un cierto estatus delante de vecinos y conocidos. Puede parecer todo ello un galimatías de anécdotas poco relevantes, pero, desde mi punto de vista, pone de manifiesto la profundidad de esto que algunos denominan crisis y que está de hecho comportando un cambio muy de fondo sobre nuestra cotidianidad y nuestros hábitos. Lo que hace falta ahora es dar un paso más y mirar, no sólo de ir tirando, esperando que escampa, jugando con bolsas, percepciones y apariencias, sino asumir que nos hace falta cambiar de preguntas y de respuestas, asumiendo protagonismo en las transformaciones cada vez más imprescindibles. Cambiando de bolsas sólo conseguiremos maquillar la dura realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario