jueves, 4 de octubre de 2012

Obsesión balcánica

ALBERT SÁEZ


El Periódico





El ministro Wert sabe lo que hace. La educación es la piedra filosofal de la posibilidad que en Catalunya se tenga un debate sobre la autodeterminación sin alterar la convivencia. El modelo catalán de la inmersión lingüística -inspirado por una militante socialista contra la opinión inicial de Pujol- ha hecho efectivo el lema de las manifestaciones de la transición en Catalunya: “Dues llengües, un sol poble“. Y es ese modelo en común el que hace inviables los diversos intentos de “balcanizar” el debate posterior a la manifestación de la Diada: los extremeños sustraídos, los empresarios presuntamente depurados o los hijos de los inmigrantes pretendidamente marginados por su condición “étnica” resultan inverosímiles para todos los “ciudadanos de Catalunya” que van juntos desde pequeños en la escuela, que se entienden en la lengua que prefieren, y que casi nunca hablan de sus remotos orígenes distantes. La convivencia en Catalunya no es de color de rosa pero administra su diversidad interna algo mejor que esa España mediática -que tampoco se corresponde a la realidad- que se limita aún al “una, grande y libre”.
A medida que el debate interno catalán añade complejidad al asunto -la posición de Mas en la conferencia de presidentes o el documento de un sector del PSC-, el debate en la opinión publicada madrileña se simplifica. Ningún referente sirve para entender situaciones tan singulares como la catalana y española. Estos días se está haciendo evidente lo equivocados que estaban aquellos que desde Catalunya se asimilaban al proceso vasco. El president Mas intenta imponer un marco nuevo de debate, con elementos tácticos propios de una campaña electoral pero también con componentes estratégicos de superación de algunos presupuestos tradicionales del catalanismo. En el Madrid político-mediático hay cierto desasosiego porque a este discurso, al posicionamiento ante él de los partidos catalanes y al millón y medio de personas de la manifestación, no se les puede dar las respuestas que se daban al peix al cove o a la puta y la ramoneta. Se busca un marco alternativo. No se encontrará uno que encaje al cien por cien, pero me temo que esto se parece más al Quebec, a Escocia o a Chequia que a los Balcanes, no se obsesionen.

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