martes, 2 de octubre de 2012

Miedos


ANDREU FARRÀS CALATAYUD

El periódico de Catalunya







Olga Merino y Ferran Cosculluela, dos compañeros del diario, fueron la semana pasada a Badia del Vallès y Sant Pere de Torelló, respectivamente, para relatar para el Cuaderno del Domingo cómo se vivía en estas dos poblaciones el debate sobre la independencia de Catalunya. Tina, viuda de 69 años, nacida en Cuenca, se encogió de hombros y le dijo a Olga: “A mí lo que me da miedo es que nos echen”. Josep Fontarnau, médico del CAP de Sant Pere de Torelló, independentista, le confió a Ferran: “La gente tiene miedo de perder las pensiones y no sabe qué pasará con los bancos”.

Miedo fue la palabra más pronunciada por Artur Mas en la entrevista de TV-3 del lunes. Porque hay muchos miedos. Mariano Rajoy tuvo pánico de la reacción de los barones de su partido antes de su encuentro con Mas sobre el pacto fiscal y fue esta una de las razones de su rechazo a, al menos, estudiar la propuesta de otra fórmula para la financiación de la autonomía catalana. Temor a perder el generador del 18% del PIB español es lo que tienen quienes desde el resto de España niegan a los catalanes su derecho a decidir en un referendo si quieren seguir formando parte como ahora de un Estado autonómico, si desea un Estado con una estructura más federal, una confederación o la independencia total.

Miedo hay a no poder afirmar en voz alta que eres independentista en determinados ambientes. O a decir que no quieres la independencia de Catalunya, en otros círculos. Miedo a no saber qué pasará tras las elecciones. Ni tras un supuesto referendo.

Temor a una Catalunya independiente tiene José Manuel Lara, presidente de Planeta. Y temor infunde en los trabajadores que un gigante empresarial como Lara diga a las claras que se marchará si hay independencia. Porque se infiere que no solo habla él, sino que hay muchos empresarios que piensan como él, pero que tienen miedo a expresar lo mismo que él.

E indignación –pero también miedo en determinadas personas que sufrieron la guerra civil y la posguerra— suscitan o quieren suscitar las provocadoras palabras de Alejo Vidal-Quadras, Jaime Mayor Oreja o militares retirados cuando desempolvan ridículos espadones, virtuales generales de brigada de la Guardia Civil o adivinan el fantasma de ETA hasta debajo del canapé de caviar. La derecha política y mediática española tiene miedo a la libertad de Catalunya. La derecha política y mediática catalana, a no alcanzar la mayoría absoluta el 25-N. El PSC, a sufrir su peor resultado de la historia y ser arrinconado en la calle mayor de la política catalana.

Miedos crean todo este debate; de momento, es solo eso, un debate conceptual que movilizó a un millón y medio de catalanes. Pero más preocupación y temor levantan la recesión económica. Miedo a perder el empleo. A no llegar a final de mes. A no poder pagar la hipoteca. A no poderse ir de la casa de los padres. A tener que regresar a la casa de los padres. A no volver a encontrar trabajo. A que te reduzcan más el sueldo. A que te recorten la pensión. A no tener más becas. A que se alargue la lista de espera hospitalaria. A que suban más la gasolina, el gas, el agua, la luz, el colegio, la guardería…

Franklin Delano Roosevelt, uno de estos líderes en blanco y negro que suelen usarse para demostrar la gris mediocridad de los actuales, dijo en su toma de posesión como presidente de Estados Unidos: “A lo único que debemos que tener miedo es al miedo”. Era en 1933. Ese miedo “paralizante” había engendrado muchos monstruos –Hitler, Stalin, Mussolini— y quedaban seis años para la segunda guerra mundial. En EEUU, solo habían pasado cuatro años del inicio de la gran depresión. Una depresión económica y social tan grave como la que pronto sufriremos en este país, si Mariano Rajoy pide el rescate y Artur Mas continúa, reforzado tras el 25-N, con los hachazos. Porque si esto ya no es una gran depresión, que baje Keynes y lo vea.

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