viernes, 20 de agosto de 2010

Qué contentos están en Melilla

MANOLO MARTÍN

Y es que después de tanto años sin haber aparecido por allí, reciben la visita nada menos que del nuevo defensor del pueblo español, el insigne D. José María Aznar.
Erigido como guerrero del antifaz en la cruzada contra las hordas moras, fiel defensor del reino y adalid justiciero de sarracenos, nuevo Torquemada de los no creyentes, valedor de Santiago apostol y cierra España, último baluarte y vigía de occidente, marqués de Perejil y grande de España por la gracia de Dios, castigador de sociatas abandonadores y tahur de casino barato.
Se presenta en Melilla para remover la turbiedad de los fondajos promovida y provocada por 4 activistas que han logrado poner en marcha a la diplomacia española a altos niveles y meter un dedo en el ojo del delicado tema de nuestras relaciones con el vecino reino alauí. Y se presenta como si aún detentara puesto en el silloncito que tanta fama le dió para escarnio de los que se mueven en las sombras de las relaciones exteriores y que si trabajan sin chupar cámara a base de ínfulas publicitario-políticas como hace el presidente de las FAES, que conocedor de estos temas, necesita sus dos horas de gloria para no ser olvidado por el ingrato pueblo que lo alzó a los altares del mandato.
Lo propio hubiese sido viajar a Rabat como hizo Zapatero durante aquella olvidada crisis diplomática que tuvo el por aquel entonces gobierno del regidor de las Españas y entrevistarse con Mohamed V en vez de ir a echarse la cagadita a Melilla. Pero claro, hay un problema y es que en Melilla no le tiran piedras porque en Melilla cualquier cosita que pueda traducirse en ayuda es bien recibida y en Rabat el recibimiento a Aznar consistiria en una lluvia de pedradas adornadas con manojos de perejil fresco.
Pues nada, que se nos presenta este hombre en Melilla y se "acerca" a uno de los pasos fronterizos a dar todo su apoyo a las fuerzas armadas encargadas de mantener el orden en dicho lugar y jactarse de felicitarlos cuando en el territorio nacional un día si y otro también, andan cuestionando su honorabilidad (junto a los jueces) acusándolos de todo lo que se les viene a la boca por cumplir con sus labores de investigación sobre perseguir a la corrupción dentro de su partido y de la que nunca habla el sr. Aznar.
El señor Aznar en si es un arma de destrucción masiva la cual hubiésemos agradecido muchos españoles, se hubiese quedado dando clases en Washington y por ende jodiendo a los que han jodido a medio mundo.
Que las costumbres esas de ser bocazas e inoportuno, el que nace con ellas, no se despoja de las mismas ni para ir a darse un baño en la playa.

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