jueves, 5 de agosto de 2010

Necesitamos una compensación

BEATRIZ GIMENO
El Plural

Como votante de izquierdas es a la izquierda a quien me dirijo y no al PP, es a la izquierda a quien exijo, y es que tengo la impresión de que el PSOE quizá está subestimando el hartazgo de su propio electorado con el clima que se vive en este país en el que se supone que gobierna la izquierda pero en el que, a veces, parecemos todos secuestrados por la derecha que nos pasa por encima como un tanque. He leído que Zapatero ha recomendado a los suyos prudencia, que el PP se ahogue solo. ¿Y si no se ahoga? ¿Y si resulta que nos ahogan a nosotros? Resulta que el PP está enfangado hasta arriba por la corrupción, que el partido está lleno de chorizos y de delincuentes y hasta ahora eso no le acaba de pasar factura, o no de manera muy clara y puede que a ellos no se la pase nunca pero quizá el desánimo termine por pasar factura, en cambio, a la izquierda. Una tiene la impresión de que el PSOE, con eso de la prudencia, no aprovecha la situación. No para su beneficio, sino para el nuestro, el de sus votantes, el de todas las personas de izquierdas que no queremos ver al PP de nuevo gobernando este país. Creo que el PSOE tiene la obligación de pasar a una ofensiva política mucho más clara y agresiva. Si han robado, delinquido, avasallado, insultado, desprestigiado y mentido en la oposición… ¿qué harán cuando gobiernen?

La izquierda, la ciudadanía de izquierdas necesitamos una compensación porque nos estamos viendo un tanto desarbolados por una marea que parece surgida de las profundidades de la historia pero que nos puede dar un revolcón. Hace unas semanas, por ejemplo, nos hubiera gustado que el PSOE destituyera al delegado del Gobierno en Valencia responsable de que imágenes de represión que creíamos olvidadas hayan entrado de nuevo en nuestras casas por la TV. Dejar que todo quede así es no apoyar el movimiento que de manera pacífica y ejemplar han mantenido durante años los vecinos del Cabañal. Ya se que se ha iniciado una investigación interna y que se han dado instrucciones pero a veces las cosas requieren una decisión más rápida y satisfactoria. No destituir al delegado, después de lo ocurrido, es una bofetada a los pacíficos manifestantes que se oponían, sentados, a que la excavadora mandada por Barberá hiciera trizas otra casa y también, de paso, la legalidad y el patrimonio.

Pero es, sobre todo, lo de Garzón. Los familiares de las víctimas de la guerra y del fascismo español, la izquierda en general, que no hemos tenido la satisfacción de ver a ningún responsable de aquello en el banquillo (como sí ha ocurrido en otros países), que hemos esperado demasiados años a que se retiraran los símbolos de aquel régimen, -que se han retirado con dificultades y no todos-, que vemos aún misas en honor del dictador (¿Imaginan una misa en honor de Hitler?), nos encontramos ahora con que los falangistas sientan a Garzón, y con él a la justicia, en el banquillo. Los ciudadanos de izquierdas no nos merecemos tener que pasar por esto sin que el gobierno haga, al menos, un gesto. Si a Garzón se le juzga sin nada que nos compense, la desesperanza, el desencanto ciudadano, terminará pasando factura, pero quizá a nosotros mismos. El gobierno podía haber metido mano a la politización de la justicia antes, nunca debió nombrar a ningún juez conservador, debería haber sido mucho más valiente con la ley de la memoria histórica, (¿no tocaba ya?) las cosas hechas a medias traen éstas consecuencias. Ahora necesitamos al menos un gesto. Yo no sé qué podría hacer: ¿Derogar la ley de amnistía, como se ha hecho en todos los países que han pasado por dictaduras semejantes? Ya, ya… imposible

Lo que es terrible es que con un partido de izquierdas en el gobierno y con un partido hundido en la corrupción en la oposición, parezca que es el gobierno el que está a la defensiva. ¿Qué ha pasado con las declaraciones de Mayor Oreja? Nada, ¿por qué no se insiste en pedir su dimisión? Ellos nos macharían con eso (¿recuerdan cuando dimitió el ministro Bermejo por coincidir en una cacería con Garzón?). ¿Y ahora con el PP llamando a la policía “la policía de Rubalcaba? Nos invade el desánimo al ver cómo sus campañas de desprestigio contra todas las instituciones que no les sirven dan fruto. Desprestigian a la justicia cuando los jueces no son sus servidores, desprestigian al parlamento, a la policía, a lo que sea, y da la impresión de que les sale bien. Y nosotros, desanimados. Claro que no es culpa sólo de la excesiva prudencia del PSOE, sino de toda la ciudadanía, que no estamos por salir masivamente a la calle pero lo cierto es que o pasamos a la ofensiva o nos comen y a veces tengo la sensación de que sí, que nos están comiendo a base de arrollar, gritar, mentir, amenazar, confundir, torcer la legalidad o lo que sea -el griterío del PP es insoportable- y lo que es peor, que sus votantes están encantados. Lo dicho, espero que el PSOE entienda que necesitamos un gesto, una compensación.

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