El PSC contra el PSOE

RAFAEL GONZÁLEZ MORERA



Lo que le faltaba al PSC (Partido Socialista Canario) es estar enfrentado al PSOE (Partido Socialista Obrero Español). El Partido Socialista de Canarias sigue desnortado desde que José Miguel Pérez se alió con la derecha de los socialistas tinerfeños y con Jerónimo Saavedra para defenestrar a Santiago Pérez García y a todo el sector de izquierdas del socialismo canario. Al sanedrín y al lobby empresarial le preocupaba Santiago Pérez por su “izquierdismo”(en realidad por su seriedad, rigor y honestidad), y había que quitárselo de en medio, y pactar con Paulino Rivero para jugar con tranquilidad al envite y al dómino en el Sauzal y escuchar a Mahler y Beethoven en Vegueta. Pero para nada, oiga, intentar transformar la sociedad ni inquietar a los mercados, ni siquiera al de Altavista, el Puerto o el Mercado Central. Líbreme Dios, Alá o Jehová, que soy muy liberal y respeto a los tres dioses de las tres religiones monoteístas, y dos piedras. Eso de los “mercados” es una forma de disfrazar al capitalismo financiero salvaje, pero la cuestión es distraer al personal de a pie.

Ahora resulta que el Partido Socialista Canario, que no tiene otra cosa que hacer, defiende a un inmoral y poco serio político como Casimiro Curbelo que se fue de putas con su hijo en Madrid y de paso se enfrentó a la policía (qué cosas, madre mía), y sigue erre que erre la dirección regional socioliberal tratando de que se presente de nuevo a las elecciones el 20 de Noviembre al Senado, cuando lo que tenían que hacer es cesarlo como presidente del Cabildo Insular de La Gomera. Hay que aclarar que a Casimiro Curbelo lo apoya todo el PSC de la Gomera, y el motivo es que es el nuevo cacique socialistoide silbido gomero en ristre, al igual que los caciques socialistoides de Extremadura, que me dicen desde tierras extremeñas que sustituyeron a los caciques franquistas con Rodríguez Ibarra como factótum fagocitador, de ahí posiciones y oposiciones como las de Izquierda Unida que durante treinta años se vio ninguneada y despreciada, y ahora IU de Extremadura no quiere ver ni en pinta a los sociatas de aquellas tierras del Douro, por cosas oscuras y también en algunos casos rozando la legalidad vigente. Y dos piedras.

Al parecer al PSC/PSOE les importa un pimiento, y hasta un plátano y un tomate, que primero Elena Valenciano, luego José Blanco, y ahora por último Alfredo Pérez Rubalcaba, hayan dicho con toda claridad que no quieren a Casimiro Curbelo representando al Partido Socialista Obrero Español en el Senado. Es una más de las incongruencias del Partido Socialista Canario que apoyan y admiten con mucho cariño a militantes en entredicho, incluso imputados, como es el caso del tinerfeño José Luis Delgado en el “Caso Arona”, que fue elegido responsable de Transportes e Infraestructuras en el Comité Regional, Ana Lupe Mora, responsable de Sanidad en la dirección de las Islas, acusada en el “Caso Varadero” y también está imputado el exalcalde de Icod de Los Vinos, Juan José Dorta, por posible implicación el el “affaire” del Polígono Industrial El Riquel. Un bonito panorama para los socioslistos tinerfeños, que apoyan los dos julitos, Julio Cruz y Julio Pérez, junto a Francisco Hernández Spínola y José Miguel Rodríguez Fraga, Alcalde de Adeje, que componen con Aurelio Abreu la derecha más dura y pura del socialismo tinerfeño, enemigos furibundos de Santiago Pérez, y todos los representantes de SocialistasXTenerife, de los auténticos progresistas de izquierda.

Ahora con la defensa del cacique/sociolisto de la Gomera, Casimiro Curbelo, el PSC/PSOE se mete en un callejón sin salida, en un túnel realmente intrincado en donde la nueva dirección socialista a nivel federal puede ponerlos contra la pared si siguen en su defensa a ultranza del juerguista senador de la isla colombina y de los silbidos. Es difícil entender incluso para las honestas bases socialistas que se critique al expresidente de la Comunidad de Valencia, Francisco Camps, que todavía no ha sido juzgado ni condenado, y en cambio se sea comprensivo con imputados como los casos referidos anteriormente de miembros que pertenecen nada menos que a la dirección regional canaria (¡son nuestros imputados, coño, hay que defenderlos!), y además en este caso que no se condene moralmente a un Senador que viaja a Madrid con billete aéreo gratis para irse de juerga incluso con su hijo y formar un escándalo con intervención de las Fuerzas de Orden Público. Cuando la política era seria por un solo hecho de mal ciudadano tenías que dejar la actividad pública y marcharte a la actividad privada. Ahora te pegas al cargo y no te echan ni con silbidos.

La prueba del nueve que Curbelo ve mal el asunto de que Ferraz lo admita es que su entorno familiar y de amiguetes ya ha creado la Agrupación Socialista de la Gomera para presentarle como Senador el 20-N si el Comité Federal socialista sigue firme, y me dicen que Rubalcaba no va a ceder ni un centímetro, y también me dicen que tiene informes directos de la Policía Nacional de la actuación de Curbelo en la sala erótica de masajes y demás cuestiones. Los perjudicados serán al final, la dirección regional del PSC/PSOE, y Curbelo en el Senado en el Grupo Mixto y presidente del Cabildo de La Gomera, agrupado en la Torre del Conde con sus gomeros. El Partido Socialista no se reveló nunca por cosas muy importantes con sus jefes de Madrid, como el Catálogo de las Especies, el REF, y otras cuestiones del máximo interés general para Canarias, y ahora lo hace por Casimiro Curbelo, un pequeño cacique sociolisto gomero, nacido en el barrio de Vegaipala de San Sebastían de La Gomera, hijo de un modesto agricultor, que empezó trabajando de aguador, y que después de la gran victoria de Felipe González en 1982 ingresó en el Partido Socialista para llegar hasta ahora como el rey socialistoide de La Gomera, pero ha caído en la consideración de la Ejecutiva Federal socialista y en la consideración general de los ciudadanos que no entienden como un padre se puede ir con un hijo de putas (que dirá, o al menos qué pensará, la esposa y madre), y encima armar un escándalo con la policía. ¡Qué tropa!