viernes, 23 de septiembre de 2011

100 días de Cardona

RAFAEL GONZÁLEZ MORERA




Me está produciendo una decepción galopante el arribo de José Juan Cardona como alcalde del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Tenía cierta esperanza de que las cosas funcionaran un poco mejor que en la etapa de Saavedra, pero me da la impresión que Cardona trata de emular a su jefe José Manuel Soria y a su compañera de partido Pepa Luzardo, que fueron dos desastres al frente de las Casas Consistoriales. Lo peor de José Juan Cardona, de entrada, son promesas publicas y publicadas que no ha cumplido, desde su afirmación de que iba a trasladar su despacho a la planta baja del antiguo hotel Metropol, y si te vi no me acuerdo. Dijo Cardona que no iba a utilizar los coches oficiales, y que esta orden iba a ser extensiva a los concejales del Partido Popular que están en el gobierno municipal, y donde dije digo, digo Diego. De momento el verano se está extinguiendo, y pronto llegamos al otoño, y su compromiso verbal de abrir al balneario de Las Alcaravaneras está pasando al olvido de los justos, de una forma injusta. Vecinos del distrito y un buen amigo de la calle Italia me piden que resalte este incumplimiento para demostrar que no sólo me preocupa las cosas de la playa de Las Canteras, que también me ocupo de toda la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

En relación al asunto/trasunto del plan y la obra de la Cícer, de la cual soy ferviente partidario y de la que he hablado con Juanjo Cardona varias veces, lo que no me gusta en absoluto es que se vaya a adjudicar a dedo porque en esos dedicidios, aunque no haya pelotazos financieros, lo menos que surgen son comentarios, dimes y diretes, y líbreme Dios de pensar mal de Juanjo Cardona al que considero una persona seria. Mi vecina del quinto, que también conoce bastante a Cardona, va y me dice que “serio somos todos, pero hay que demostrarlo con hechos para que no se disparen las habladurías. Mire, si nosotros nos reunimos en una cafetería de Farray, usted con sus cuatro nietos y yo con mis dos hijos, es una reunión social y sin ningún tipo de sospecha, pues todo es normal. Incluso aunque usted le compre unos chupa chups a mis hijos. Pero si usted y yo nos reunimos los dos solos a comer en un restaurante de Vegueta o San Cristobal, en plan críptico y clandestino, eso ya da un poco que pensar”. No sé si me vecina del quinto me está tirando los tejos, pero como soy bastante tímido, opto por decirle que cuide de mis nietos un minuto que me voy a comprar un periódico a un kiosko de la zona.

Al volver mis nietos están invadiendo la fuente de Farray con los hijos de mi vecina, todos enchumbados de agua, que debería estar un poco más limpia, y sino que la que quiten, y vuelvo a retomar el hilo de la conversación, recordándole a mi vecina que encima Cardona trata de vender el Hotel Santa Catalina en un momento donde los expertos financieros te dicen que ahora mismo no es momento de ventas, sino de comprar, el que tenga pasta líquida, claro, y ya mi interlocutora se pone hecha un cirio cuando surge el asunto/trasunto de las contrataciones de familiares y amiguetes que anda haciendo Cardona en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, “lo primero, la contratación de su cuñada Cristina Reyes, y nada menos con un sueldo de 60.000 euros anuales, como nueva gerente de Limpieza, y todavía no he visto ninguna mejora por ningún lado, ni siquiera en la playa de Las Canteras, que dicen los políticos a cada rato que es la joya de la ciudad, luego el fichaje por un potosí de Jaime del Burgo Aregui, gerente de Empleo, como gerente de Deportes a José María Cabrera, que el único mérito que tiene es un recalcitrante pepero, como gerente de Guaguas Municipales a Miguel Angel Rodríguez, y así, otros fichajes con mucha pasta y poca valía. En cambio, a la Ejecutiva de Recaudación, Erelpa, la tiene olvidada, y a un gerente que hizo una buena labor en el anterior mandato municipal como Alfonso Campoamor no le ha buscado todavía sustituto, y Erelpa sigue desantendida por parte de los políticos, y eso que me dicen funciona muy bien por la plantilla de trabajadores que tiene, pero ese pasotismo de Cardona con la empresa que recauda pasta es incomprensible, y más en los tiempos de crisis y falta de perras en que vivimos”.

En definitiva, que Juan José Cardona en sus primeros 100 días de gobierno incluso le ha permitido a Carmen Guerra que desprecie a los vecinos, cerrando incluso su despacho del distrito, y que las oficinas del resto de distritos están cerradas por las tardes, y aquella frase que dijo que los problemas de los vecinos estarían resueltos en 72 horas se quedó en eso, en una frase. A ver si los próximos 100 días se mejora un poco la cosa. Y en plan egoísta, a ver si la ducha de la playa Las Canteras que estaba en la escalerilla a la altura de la calle Galileo, y que se llevo la marea, la vuelven a reponer. Venga Juanjo…

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