jueves, 30 de septiembre de 2010

Los cuatro listos y la masa borrega



MANOLO MARTÍN


No están los tiempos para bromas señores. Y es qué, en tiempos de bonanza, nos meten un chute de anestésico a los de a pié que no somos capaces de ver y en castizo, a cuatro montados en un burro.
Si nos fijamos y sin fijarnos también, cuando hay abundancia hasta los cerdos comen como dioses y los "cuidadores" de la piara nadan en la abundancia mas absoluta sin ser molestados ni tan siquiera por una de las moscas que suelen pulular alrededor de la porqueriza.
Pero he ahí qué, cuando afloja el grano y el forraje, para que los cerdos no se rebelen como como en la alegórica novela de Orwell - Rebelión en la granja - se les va poniendo a dieta poco a poco para que el hambre no altere su sistema nervioso sobremanera y rompan la cerca del corral pisoteando el hermoso jardín logrado tras años de vender la magra carne de la cabaña porcina.
Los humanos somos algo similar a esta primera parte de mi escrito pero cambiando el orden, o sea, nosotros somos los cuidadores del jardín de los cerdos que se lucran a costillas nuestras ya sea en tiempos de abundancia o no.
No digo yo que no haya honradez entre la clase política, no. Lo que digo es que entre esa clase política hay mas cerdos de los que el ciudadano de a pié pueda digerir y no creo que haga falta enumerar la enorme cantidad de sinvergüenzas imputados en esto y lo otro y lo mas vergonzante que crea un sentimiento de indefensión entre las masas, es qué estén en su inmensa mayoría disfrutando de la libertad que a nosotros por faltas mucho menores, nos sería privada al no tener ni medios ni amistades como para esquivar los torpedos de una justicia qué más que por el libro, se lleva por su ineficacia a la hora de encerrar tras los barrotes a esa lacra que ya se va pareciendo mas a un "very typical" que a una pandilla de vulgares delincuentes.
Ahora no corren tiempos de bonanza, ahora corren tiempos de contar los céntimos con sumo esmero y cuidado porque el llegar a final de mes se convierte poco menos que en una odisea en la que contemplamos en la lejanía como se derrocharon y malversaron a base de pelotazos y despilfarros los ahorros de tanta abundancia para sentir como el sistema capitalista neocón descontrolado acabó con la ilusión del espejismo que nos hicieron ver mientras los mismos cuatro listos se forraban.
Pero no hay problema señores. Mientras la masa borrega responda y no le de por quitar la zanahoria al palo y usar este para enderezar unos cuentos espinazos, la cosa sigue igual para esos cuatro que ahora nos cosen a impuestos y nos hipnotizan haciéndolo pausada y tranquilamente para no despertarnos y que nos demos cuenta que nos hemos somatizado porque cuando el estómago se resiente, deja de ser amigo del cerebro.
A todo esto, las corporaciones si no es metiendo sobrecitos por debajo de la mesa al politiquillo de turno, poniéndose de acuerdo para joder la libre competencia, acaparando mercados sin compasión con el rollo de que deben rendir cuentas a un accionariado o simplemente agarrando por los "humildes" al gobierno, dictan (de dictadura) sus tarifas a su antojo y ganan lo mismo o más que en tiempos de bonanza a la vez qué lloran más y mejor que las mas conocida de las plañideras instrumentalizando al poder que se pliega a sus caprichos gananciales utilizando a la masa borrega para recaudar y con ello reflotar a por ejemplo la usura legal que significa en este sufrido país la clase bancaria y financiera.
Nada, qué aquí pagamos los de siempre haya o no esa aberración que llaman crisis y que son ellos, los contables de nuestros dineros, los que las producen.
¡Un poquito de por favor!

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