jueves, 20 de junio de 2013

Artículo de Rafael González Morera

Opinión



Rafael González Morera

España huele que apesta

Periodista

Rafael González Morera 



Esto ya se está pasando de castaño a oscuro, y habrá que empezar a dar castañas asadas. El rollo de la Agencia Tributaria y muy atribulada a cuenta de Cristina Borbón, se pasa de la raya dos pueblos y un cuarto. No se sabe si la Agencia Tributaria ha tenido error, yerro, confusión, desacierto, defecto, fallo, falta, errata, gazapo, inexactitud, imprecisión, equívoco, disparate o ha sido una gran metedura de pata. Da la impresión de que tratan de tomarnos el pelo a todos los españoles, pero por mi parte me niego a ir a la barbería y no pienso poner mis barbas a remojar.
Cristina Borbón Grecia tiene el DNI número 14, que cómo el mío y el suyo amable lector, tiene carácter único, y por tanto no puede ser reutilizado, y en el anverso del documento aparece un chip en el que se almacenan los datos que se detallan en el artículo 11.4 del RD de 2005, imágenes digitalizadas de la foto, la firma manuscrita, plantilla de la impresión dactilar del dedo índice de las dos manos, con lo cual es más fácil que se confundan con mi DNI que con el 14 de Cristina Borbón.  Y puestos así, no me importaría que en unas transacciones tributarias y hasta atribuladas, la Agencia poco Tributaria se confundiera y me asignara ocho bungalows de lujo en Maspalomas, cuatro áticos en Las Canteras, un piso en La Concha de San Sebastián y otro en la Barceloneta de la Ciudad Condal. Y si puede ser una finca con estanque de agua en San Mateo.
Perdonen por las bromas de un asunto/trasunto tan serio, pero es que mi psiquiatra me ha recomendado que me tome las noticias diarias con un poco de humor. Porque hay que tenerlo para escuchar al Ministro de Hacienda, que lo es, Cristóbal Montoro, decir que la explicación de la venta de las propiedades de Cristina Borbón es que no hay explicación. “No vean fantasmas volando, son errores puramente administrativos que no perjudica la calidad del proceso judicial del Instituto Noos”. ¡Ñoooos!, y el tío ese, es decir, Montoro y dos piedras, se quedó tan fresco, no le dio vergüenza y todavía no ha presentado la dimisión.
Visiblemente nervioso, Montoro pidió excusas a la Casa Real, cómo no podía ser de otra manera, porque a ver qué falta de seriedad de Cristina de vender según la Agencia Tributaria todo lo que vendió, sin contarle nada a Papá y Mamá, al menos por deferencia filial a sus progenitores. Pero tal y como van las cosas en esta España de chorizos, por lo visto vamos a terminar por no confiar en la res pública,  de la fe pública, que es uno de los principios del comercio y de la convivencia en cualquier país civilizado, porque no es normal ni tragable que hayan inscrito trece operaciones de compraventas de inmuebles con errores fatales personas diferentes.
No es descartable que el juez José Castro cite en los próximos días a los notarios y colegas de Mariano Rajoy, es decir, registradores de la propiedad, que han intervenido en tales falsedades que por lo visto ahora ni Montoro sabe si son fantasmas o burros los que están volando. Tampoco estaría demás que el juez Castro del caso “Noos Urdangarin” citase a la directora de la Agencia Tributaria Beatriz Gloria Viana Miguel, o incluso al presidente, Miguel Ferré Navarrete para a aclarar el error, confusión, o metedura de pata. Pero la verdad es que con estos gobernantes es cómo para echarse a temblar y no poder dormir tranquilos. Es duro decirlo, pero España huele que apesta. Menos “la Roja” y la Rojita” que están dando clases de fútbol de altos quilates, y sin extranjeros como en la época de Di Stefano, Kubala, Santamaría, y tantos otros extranjeros y oriundos con papeles falsos en muchos casos.

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