RAFAEL POLCH
La Vanguardia
Si Alemania va tan bien, si crece un 3,5%, si tiene un desempleo moderado del 7% y tanto consenso social, ¿por qué su gobierno pierde una elección tras otra, como acaba de ocurrir en Baden-Württemberg, la región más próspera del país? ¿Por qué "ciudadano enfadado" (Wüttburger) ha sido declarada "palabra del año"? Puede que Alemania vaya bien -sobre todo comparada con la Europa del sur- pero los alemanes no tanto.
Tras la tópica afirmación española de que Alemania va bien porque, a diferencia de otros, "hizo los deberes", se oculta una década de erosión del "Modell Deutschland" y del llamado "capitalismo renano" que enrareció el ambiente social. Aquel sistema de economía social de mercado construido alrededor del consenso fue, en gran medida, disuelto por la tardía, pero profunda, rendición alemana ante el neoliberalismo. La "ley de modernización de la inversión" del año 2004 autorizó los "hedge fonds". Siete años después, la situación de los bancos alemanes es, "la más difícil de la UE", según el Comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia.
Atención desviada
Los alemanes expresan una comprensión extremadamente crítica de la situación en la que se encuentra su país, tal como muestra una encuesta conjunta de la Universidad de Hohenheim y la banca ING-DiBA de Francfort que acaba de divulgarse. Pagar por los errores de otros es el asunto central de esta irritación nacional. Tres de cada cuatro alemanes (74%) creen que la política sirve a los intereses de las finanzas y la mayoría no cree que la política haya controlado la crisis financiera. Casi dos tercios opinan que sus políticos son incompetentes y los financieros irresponsables. Bombardeada por una intensa campaña institucional de "Alemania va bien", la ciudadanía no ha comprado ese mensaje y demuestra un fuerte escepticismo.
Desde el gobierno y los medios de comunicación se ha practicado un sutil cambio de responsabilidad. Los alemanes pagaron 480.000 millones para salvar a sus bancos, más la parte que les corresponde en el salvamento del euro, directamente relacionado con sus propios bancos y los de otros países. Los países manirrotos de Europa han sido identificados como el malvado sujeto por el que hay que pagar, aunque la exposición de los bancos alemanes en deuda pública griega portuguesa, española, italiana e irlandesa ascienda a 612.000 millones de dólares. Los manirrotos europeos han cubierto a los bancos, a todos los bancos, incluidos los alemanes, en lo que ha sido, en última instancia, un recurso nacionalista. En parte este truco ha funcionado, pero hasta en la prensa nacional se habla de la situación de los bancos alemanes como "el secreto mejor guardado".
Erosión del consenso tradicional
El otro gran aspecto del cambio que explica el malhumor alemán es resultado de quince años de aumento de las desigualdades y de la precariedad laboral. Alemania siempre fue un país socialmente más nivelado y laboralmente más sólido y seguro que la media europea, y esta regresión corroe los fundamentos del consenso social.
Desde 1990 hasta hoy, los impuestos a los más ricos bajaron un 10%, mientras que la imposición fiscal a la clase media subió un 13%. En veinte años la clase media se ha reducido, pasando del 65% a englobar al 59%. Los salarios reales se han reducido un 0,9%, mientras que los sueldos superiores y los ingresos por beneficios y patrimonio aumentaron un 36%. En 1987 los directivos de las principales empresas (índice DAX) ganaban como media 14 veces más que sus empleados, hoy ganan 44 veces más. Incluso en Alemania, la clase media está descubriendo la precariedad.
En el país de la seguridad laboral, un 22% de la población está hoy empleada en condiciones precarias y las cifras de paro son tan relativas como las que los griegos dieron en su día sobre sus cuentas. Oficialmente hay 3 millones de parados, pero no se cuentan las personas mayores de 58 años y las que figuran como no contabilizables. Tampoco entran en la estadística determinadas categorías no aseguradas, quienes asisten a cursillos de formación e integración, así como los parados que buscan trabajo mediante agencias privadas de empleo", explica a La Vanguardia Dierk Hirschel, economista jefe de la Federación Alemana de Sindicatos (DGB). Así, la cifra de parados ya asciende a 4,1 millones. A ellos se suma otro 1,2 millones de personas que buscan trabajo sin estar registradas en las oficinas de empleo porque no tienen derecho a subvención alguna. Finalmente se incluye la consideración sobre, "4,2 millones de personas que trabajan involuntariamente a tiempo parcial, o que ganan tan poco que su salario no les alcanza para vivir". Con todo eso en la cuenta, "el subempleo alemán afecta a 9,5 millones de personas, es decir tres veces más que lo reconocido por la cifra oficial de parados", dice este economista.
Entre 1996 y 2010 el número de trabajadores temporales se ha multiplicado por cuatro, pasando de 180.000 a 800.000, y afecta cada vez más a personas cualificadas. Uno de cada dos trabajadores alemanes recibe inicialmente un contrato temporal. "El empleo temporal repercute negativamente en el bienestar de las personas e influye en su sentimiento de exclusión social", "una integración estable en el mercado de trabajo es la condición esencial de la integración social", constata un estudio de la Agencia Federal de Trabajo (BA).
El Estado social alemán sigue siendo amplio y la cogestión sindical en las empresas continua siendo un factor diferencial, pero la Alemania de hoy no es la de hace veinte años, cuando el espantajo comunista determinaba énfasis sociales que se han ido fundiendo. Obviamente, tampoco la moral del trabajo, e incluso las infraestructuras, son las mismas. Ahí es donde hay que situar la tan mencionada "nostalgia por el Deutsche Mark": la diferencia no era la moneda, sino buena parte del clima social del país.
Crisis de lo político
Que todo esto no fuera propiciado por gobiernos conservadores de la CDU y el FDP, sino iniciado por verdes y socialdemócratas, explica que la crisis política afecte a todos los partidos, incluidos el socialdemócrata (SPD), que es el más castigado. Los verdes salen inmunes porque su electorado es sociológicamente uno de los menos sensibles a este cambio fundamental y de momento se benefician, pero el malhumor es bastante general.
Casi dos tercios de los alemanes (64%) creen que a los políticos les falta competencia para elaborar una estrategia capaz de prever las intenciones de las instituciones financieras, señala la encuesta de la Universidad de Hohenheim, según la cual domina la confusión: la evolución de la situación en los países de la UE, en los mercados financieros, así como las medidas políticas para contener la crisis, apenas son comprensibles. Tres cuartas partes de los encuestados (74%) dan por hecho que los políticos están más pendientes de los intereses del sector financiero que de los contribuyentes. Más de la mitad de la población está convencida de que la crisis financiera no puede ser controlada, y sólo uno de cada cuatro confía en que la política aumente a largo plazo su capacidad de influir sobre la economía y los bancos, señala el resumen del estudio.
"La gente parece cada vez menos cegada por frases como "no hay alternativa", dice Claudia Mast, profesora de estudios de la comunicación en la Universidad de Hohenheim. "Los ciudadanos creen que los políticos no han hecho lo suficiente y temen que la crisis financiera se repita con aun mayor fuerza. Eso equivale a un voto de castigo a los bancos y compañías de seguros, pero también a los políticos", dice a La Vanguardia esta coautora de la encuesta.
Mast subraya el escaso contraste de esta malhumorada opinión entre los diferentes grupos de la sociedad. "Apenas hay diferencia entre jóvenes y mayores, urbanos o rurales, o entre profesiones. La desconfianza hacia los políticos y el sector financiero se extiende por igual entre toda la población", dice. La combinación de la prolongación de la vida de las centrales nucleares, decidida por Angela Merkel en septiembre, cotejada con la megacrisis nuclear de Fukushima, arroja el último dato de este latente enfado alemán de largo recorrido.
lunes, 4 de abril de 2011
La grave irresponsabilidad del PP
RAFAEL GONZÁLEZ MORERA
La decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de no presentarse candidato a las elecciones generales de 2012 ha cogido con el paso cambiado al Partido Popular que no hace sino mostrar su histerismo, metido como siempre en la grave irresponsabilidad de anteponer sus intereses de partido, sus ansias de poder, a los intereses generales de todos los españoles. Nada más anunciar Zapatero su decisión de no ser de nuevo candidato el año próximo, los populares sin excepción se lanzaron a pedir elecciones de forma inmediata tratando de ignorar que no suman las mínimas fuerzas en el Congreso de los Diputados para forzar un adelanto de los comicios. Con esta postura además el PP no quiere entender que la decisión de Zapatero es de orden interno del Partido Socialista Obrero Español, y no de índole institucional. No quieren saber los populares que mientras el Partido Socialista disponga mayoría parlamentaria nada ni nadie obliga al Presidente a disolver las Cámaras. Que Zapatero haya renunciado a optar por una tercera legislatura no quiere decir que esto le afecte para nada a la presidencia del Gobierno, y mucho menos que sea un presidente en funciones. Otra de las gordas mentiras del PP, que no son tan tontos para no saber el funcionamiento del mecanismo parlamentario. Incluso en el supuesto de que Zapatero hubiese dimitido como secretario general del partido, no tendría que hacerlo como presidente del Gobierno.
Pero lo peor para el Partido Popular está por venir. La decisión del Comité Federal del PSOE (máximo órgano entre congresos) de convocar primarias para elegir candidato socialista para 2012 deja en evidencia una vez más a los populares que siempre han decidido todo por el dedazo del jefe, Fraga designó a Aznar, y Aznar a Rajoy, y tiro porque me toca. La última encuesta de Publiscopio hace tres semanas indicaba que una mayoría de votantes, incluso del PP, prefería a Pérez Rubalcaba que a Carme Chacón, y que si el candidato fuese Rubalcaba derrotaría a Mariano Rajoy. Ahí radica el histerismo y las ansias del PP de la convocatoria de elecciones generales de forma urgente. Rodríguez Zapatero les ha cogido con el pie cambiado y no le ha hecho caso ni a Emilio Botín, que le pedía no sólo que no se fuera, que ni siquiera anunciara que no se iba a presentar. Aquel jovencísimo líder de León que le ganó a Bono en el año 2000 por nueve votos la secretaría general del partido, y también a Matilde Fernández y Rosa Diéz, tenía el convencimiento de no estar más de dos legislaturas como presidente del Gobierno. No sé si después de las elecciones generales de 2012 se mantendrá como secretario general, pero sería saludable una bicefalia en el PSOE, un presidente o jefe de la oposición parlamentaria, y un secretario general del partido. Eso sería también profundizar en democracia de la que tanta falta tenemos en España y en Canarias.
El Partido Popular sigue con el cáncer del franquismo en sus tripas, en sus cerebros, y todo viene de la transición antidemocrática española de 1977, cuando dejaron inscribir como partido político a Alianza Popular por temor al Ejército fascista del General Franco. Nunca debieron permitir dejar a Manuel Fraga Iribarne presentarse a unas elecciones democráticas, ni a sus seis compañeros franquistas fundadores de AP, antes habían fundado otros tantos partidos políticos. A Reforma Democrática liderada por Fraga, se unieron Unión del Pueblo Español, de Cruz Martínez Esteruelas; Acción Democrática Española, de Federico Silva Muñoz; Democracia Social, liderada por Licinio de la Fuente; Acción Regional, de Laureano López Rodó; Unión Social Popular, de Enrique Thomas de Carranza, y Unión Social Española, liderada por Gonzalo Fernández de la Mora, el autor del panfleto “El Crepúsculo de las ideologías”, porque el tal elemento la única idea que tenía era la fascista. Pues bien, todos estos ex ministros y altos cargos de la dictadura fundaron Alianza Popular, que nunca debió ser legalizada en la democracia. De todos modos el fracaso fue tal que incluso el Partido Comunista sacó más diputados que AP en 1977, y en posteriores convocatorias cambiaron hasta dos veces de nombre, Coalición Democrática y Coalición Popular. Un poco menos sufrieron metamorfosis política que Herri Batasuna, que con Sortu y ahora Bildu van por unas quince marcas diferentes.
En el año 2011 el Partido Popular todavía no ha condenado la dictadura del General Franco, y entre sus altos cargos destacados figuran todavía Manuel Fraga Iribarne, que entre otros cargos fue ministro de la Gobernación cuando en 1978 se produjeron los asesinatos de trabajadores de Vitoria y Montejurra, y tenía como subsecretario de Gobernación, es decir su segundo y gran amigo, a José Manuel Romay Beccaría. Por no hacer la lista larga de los más jóvenes franquistas citaremos a Jaime Mayor Oreja que declaró hace poco que con Franco se vivía plácidamente. Entre otras cosas de este fascista redomado, en el País Vasco están convencidos que a Mayor Oreja no le interesa la desaparición de ETA porque con sus hermanos Carlos, José María y Purificación, tiene varias empresas de seguritas y escoltas, y de vigilancia para fábricas de armas, edificios públicos, etc, de las cuales sacan una buena tajada. No me hace falta poner que presuntamente porque tengo el fallo de la Audiencia Provincial de Vitoria, del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, y del Tribunal Supremo de España, sobre una querella que le puso Mayor Oreja y Mariano Rajoy al Partido Nacionalista Vasco y fue rechazada por estos tres tribunales y ambos condenados a pagar las costas. Son estos personajes los que hablan de la Patria, el patrioterismo y demás cortinas de humo para engañar al pueblo.
POSDATA: A todas estas José Miguel Bravo de Laguna dice que el Partido Popular con Mariano Rajoy a la cabeza va a liderar la segunda transición en España. ¡Qué miedo!
La decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de no presentarse candidato a las elecciones generales de 2012 ha cogido con el paso cambiado al Partido Popular que no hace sino mostrar su histerismo, metido como siempre en la grave irresponsabilidad de anteponer sus intereses de partido, sus ansias de poder, a los intereses generales de todos los españoles. Nada más anunciar Zapatero su decisión de no ser de nuevo candidato el año próximo, los populares sin excepción se lanzaron a pedir elecciones de forma inmediata tratando de ignorar que no suman las mínimas fuerzas en el Congreso de los Diputados para forzar un adelanto de los comicios. Con esta postura además el PP no quiere entender que la decisión de Zapatero es de orden interno del Partido Socialista Obrero Español, y no de índole institucional. No quieren saber los populares que mientras el Partido Socialista disponga mayoría parlamentaria nada ni nadie obliga al Presidente a disolver las Cámaras. Que Zapatero haya renunciado a optar por una tercera legislatura no quiere decir que esto le afecte para nada a la presidencia del Gobierno, y mucho menos que sea un presidente en funciones. Otra de las gordas mentiras del PP, que no son tan tontos para no saber el funcionamiento del mecanismo parlamentario. Incluso en el supuesto de que Zapatero hubiese dimitido como secretario general del partido, no tendría que hacerlo como presidente del Gobierno.
Pero lo peor para el Partido Popular está por venir. La decisión del Comité Federal del PSOE (máximo órgano entre congresos) de convocar primarias para elegir candidato socialista para 2012 deja en evidencia una vez más a los populares que siempre han decidido todo por el dedazo del jefe, Fraga designó a Aznar, y Aznar a Rajoy, y tiro porque me toca. La última encuesta de Publiscopio hace tres semanas indicaba que una mayoría de votantes, incluso del PP, prefería a Pérez Rubalcaba que a Carme Chacón, y que si el candidato fuese Rubalcaba derrotaría a Mariano Rajoy. Ahí radica el histerismo y las ansias del PP de la convocatoria de elecciones generales de forma urgente. Rodríguez Zapatero les ha cogido con el pie cambiado y no le ha hecho caso ni a Emilio Botín, que le pedía no sólo que no se fuera, que ni siquiera anunciara que no se iba a presentar. Aquel jovencísimo líder de León que le ganó a Bono en el año 2000 por nueve votos la secretaría general del partido, y también a Matilde Fernández y Rosa Diéz, tenía el convencimiento de no estar más de dos legislaturas como presidente del Gobierno. No sé si después de las elecciones generales de 2012 se mantendrá como secretario general, pero sería saludable una bicefalia en el PSOE, un presidente o jefe de la oposición parlamentaria, y un secretario general del partido. Eso sería también profundizar en democracia de la que tanta falta tenemos en España y en Canarias.
El Partido Popular sigue con el cáncer del franquismo en sus tripas, en sus cerebros, y todo viene de la transición antidemocrática española de 1977, cuando dejaron inscribir como partido político a Alianza Popular por temor al Ejército fascista del General Franco. Nunca debieron permitir dejar a Manuel Fraga Iribarne presentarse a unas elecciones democráticas, ni a sus seis compañeros franquistas fundadores de AP, antes habían fundado otros tantos partidos políticos. A Reforma Democrática liderada por Fraga, se unieron Unión del Pueblo Español, de Cruz Martínez Esteruelas; Acción Democrática Española, de Federico Silva Muñoz; Democracia Social, liderada por Licinio de la Fuente; Acción Regional, de Laureano López Rodó; Unión Social Popular, de Enrique Thomas de Carranza, y Unión Social Española, liderada por Gonzalo Fernández de la Mora, el autor del panfleto “El Crepúsculo de las ideologías”, porque el tal elemento la única idea que tenía era la fascista. Pues bien, todos estos ex ministros y altos cargos de la dictadura fundaron Alianza Popular, que nunca debió ser legalizada en la democracia. De todos modos el fracaso fue tal que incluso el Partido Comunista sacó más diputados que AP en 1977, y en posteriores convocatorias cambiaron hasta dos veces de nombre, Coalición Democrática y Coalición Popular. Un poco menos sufrieron metamorfosis política que Herri Batasuna, que con Sortu y ahora Bildu van por unas quince marcas diferentes.
En el año 2011 el Partido Popular todavía no ha condenado la dictadura del General Franco, y entre sus altos cargos destacados figuran todavía Manuel Fraga Iribarne, que entre otros cargos fue ministro de la Gobernación cuando en 1978 se produjeron los asesinatos de trabajadores de Vitoria y Montejurra, y tenía como subsecretario de Gobernación, es decir su segundo y gran amigo, a José Manuel Romay Beccaría. Por no hacer la lista larga de los más jóvenes franquistas citaremos a Jaime Mayor Oreja que declaró hace poco que con Franco se vivía plácidamente. Entre otras cosas de este fascista redomado, en el País Vasco están convencidos que a Mayor Oreja no le interesa la desaparición de ETA porque con sus hermanos Carlos, José María y Purificación, tiene varias empresas de seguritas y escoltas, y de vigilancia para fábricas de armas, edificios públicos, etc, de las cuales sacan una buena tajada. No me hace falta poner que presuntamente porque tengo el fallo de la Audiencia Provincial de Vitoria, del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, y del Tribunal Supremo de España, sobre una querella que le puso Mayor Oreja y Mariano Rajoy al Partido Nacionalista Vasco y fue rechazada por estos tres tribunales y ambos condenados a pagar las costas. Son estos personajes los que hablan de la Patria, el patrioterismo y demás cortinas de humo para engañar al pueblo.
POSDATA: A todas estas José Miguel Bravo de Laguna dice que el Partido Popular con Mariano Rajoy a la cabeza va a liderar la segunda transición en España. ¡Qué miedo!
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domingo, 3 de abril de 2011
Las razones de una renuncia
JESUS MARAÑA
Público
Tendrá que pasar un año para comprobar si José Luis Rodríguez Zapatero ha manejado bien los tiempos, esa cualidad considerada imprescindible en el liderazgo político aunque sólo puntúa a posteriori. Ayer hizo oficial ante el Comité Federal del PSOE su decisión de no repetir como candidato a la Presidencia del Gobierno. Para saber si logra el pregonado propósito de hacer “lo mejor para España y para el partido”, habrán de cumplirse al menos dos requisitos estrechamente relacionados: que la recuperación económica se perciba pese al gigantesco paro, y que los socialistas, con un cartel aún sin foto, consigan dar la vuelta a una derrota que todas las encuestas dan por segura en las elecciones generales de 2012. Si alguna de esas dos condiciones fallara, la culpa caería sobre Zapatero. Si el doblete se cumple, podría batir el récord de Adolfo Suárez en velocidad a la que un dirigente político puede pasar de sufrir el mayor de los desprecios a obtener el reconocimiento colectivo.
En uno de los discursos mejor hilados de su carrera, Zapatero resumió la argumentación que sostiene la decisión tomada. Considera (“desde siempre”) que dos legislaturas son suficientes en el ejercicio de la presidencia, así que la única incógnita a despejar desde su punto de vista era la fecha del anuncio de retirada. Público y El Mundo desvelaron hace dos semanas que Zapatero tenía previsto comunicarlo ante el Comité Federal del 2 de abril. Sólo dependía de que la Cumbre de la UE el 24 de marzo despejara cualquier sombra de duda sobre la solvencia del euro y de la deuda española pese a la situación de Portugal. La incertidumbre, sin embargo, había vuelto a calar estos días en el entorno del presidente y la cúpula socialista. No tanto por el sorprendente empujón de Emilio Botín y un grupo de empresarios a la tesis de que era mejor retrasar ese anuncio hasta 2012, sino más bien porque la tensión interna generada por el proceso sucesorio pudiera lastrar las ya menguadas posibilidades electorales del PSOE en los comicios del 22 de mayo. Zapatero confía más bien en los análisis demoscópicos que contradicen los miedos de los barones: el resultado en las autonómicas y municipales no se verá apenas afectado por su anuncio de retirada.
Cree también que la “estabilidad política” necesaria para la recuperación de la economía no depende de la sucesión en el cartel del PSOE sino de que él agote la legislatura al frente del Ejecutivo desarrollando las reformas y aplicando los ajustes que inició en mayo pasado. Acertada o equivocadamente, tal argumento responde a la concepción presidencialista que Zapatero ha practicado en la acción de Gobierno. Desde ayer con más nitidez (si es que hacía falta), asume personalmente el profundo desgaste que el giro en la política económica supone en una parte importante del electorado socialista.
Zapatero dejó muy claro que garantizará desde la secretaría general un proceso de primarias no condicionado por las urgencias electorales, como algunos pretendían hasta hace muy poco tiempo al intentar despejar la sucesión antes del 22-M. La esencia misma de ese ejercicio de democracia interna que otras formaciones deberían imitar habría quedado muy tocada si ayer se hubiera forzado la proclamación de Rubalcaba. Queda la duda de si el calendario decidido ayuda o no a sacar el debate sucesorio de la próxima campaña electoral. Dependerá sobre todo de que los propios dirigentes socialistas renuncien a discutir su futuro cartel hasta junio.
Por lo demás, el Partido Popular y Mariano Rajoy siguen empeñados en negar la realidad. Quizás desorientados, sin propuestas diferenciadas e instalados en la abstención permanente, reclaman elecciones anticipadas. Quieren echar de la política a alguien que ya se ha ido y recuperar la Moncloa por la vía urgente. No vaya a ser que otro cartel del PSOE también derrote a Rajoy.
Público
Tendrá que pasar un año para comprobar si José Luis Rodríguez Zapatero ha manejado bien los tiempos, esa cualidad considerada imprescindible en el liderazgo político aunque sólo puntúa a posteriori. Ayer hizo oficial ante el Comité Federal del PSOE su decisión de no repetir como candidato a la Presidencia del Gobierno. Para saber si logra el pregonado propósito de hacer “lo mejor para España y para el partido”, habrán de cumplirse al menos dos requisitos estrechamente relacionados: que la recuperación económica se perciba pese al gigantesco paro, y que los socialistas, con un cartel aún sin foto, consigan dar la vuelta a una derrota que todas las encuestas dan por segura en las elecciones generales de 2012. Si alguna de esas dos condiciones fallara, la culpa caería sobre Zapatero. Si el doblete se cumple, podría batir el récord de Adolfo Suárez en velocidad a la que un dirigente político puede pasar de sufrir el mayor de los desprecios a obtener el reconocimiento colectivo.
En uno de los discursos mejor hilados de su carrera, Zapatero resumió la argumentación que sostiene la decisión tomada. Considera (“desde siempre”) que dos legislaturas son suficientes en el ejercicio de la presidencia, así que la única incógnita a despejar desde su punto de vista era la fecha del anuncio de retirada. Público y El Mundo desvelaron hace dos semanas que Zapatero tenía previsto comunicarlo ante el Comité Federal del 2 de abril. Sólo dependía de que la Cumbre de la UE el 24 de marzo despejara cualquier sombra de duda sobre la solvencia del euro y de la deuda española pese a la situación de Portugal. La incertidumbre, sin embargo, había vuelto a calar estos días en el entorno del presidente y la cúpula socialista. No tanto por el sorprendente empujón de Emilio Botín y un grupo de empresarios a la tesis de que era mejor retrasar ese anuncio hasta 2012, sino más bien porque la tensión interna generada por el proceso sucesorio pudiera lastrar las ya menguadas posibilidades electorales del PSOE en los comicios del 22 de mayo. Zapatero confía más bien en los análisis demoscópicos que contradicen los miedos de los barones: el resultado en las autonómicas y municipales no se verá apenas afectado por su anuncio de retirada.
Cree también que la “estabilidad política” necesaria para la recuperación de la economía no depende de la sucesión en el cartel del PSOE sino de que él agote la legislatura al frente del Ejecutivo desarrollando las reformas y aplicando los ajustes que inició en mayo pasado. Acertada o equivocadamente, tal argumento responde a la concepción presidencialista que Zapatero ha practicado en la acción de Gobierno. Desde ayer con más nitidez (si es que hacía falta), asume personalmente el profundo desgaste que el giro en la política económica supone en una parte importante del electorado socialista.
Zapatero dejó muy claro que garantizará desde la secretaría general un proceso de primarias no condicionado por las urgencias electorales, como algunos pretendían hasta hace muy poco tiempo al intentar despejar la sucesión antes del 22-M. La esencia misma de ese ejercicio de democracia interna que otras formaciones deberían imitar habría quedado muy tocada si ayer se hubiera forzado la proclamación de Rubalcaba. Queda la duda de si el calendario decidido ayuda o no a sacar el debate sucesorio de la próxima campaña electoral. Dependerá sobre todo de que los propios dirigentes socialistas renuncien a discutir su futuro cartel hasta junio.
Por lo demás, el Partido Popular y Mariano Rajoy siguen empeñados en negar la realidad. Quizás desorientados, sin propuestas diferenciadas e instalados en la abstención permanente, reclaman elecciones anticipadas. Quieren echar de la política a alguien que ya se ha ido y recuperar la Moncloa por la vía urgente. No vaya a ser que otro cartel del PSOE también derrote a Rajoy.
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La grave irresponsabilidad del PP
RAFAEL GONZALEZ MORERA
La decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de no presentarse candidato a las elecciones generales de 2012 ha cogido con el paso cambiado al Partido Popular que no hace sino mostrar su histerismo, metido como siempre en la grave irresponsabilidad de anteponer sus intereses de partido, sus ansias de poder, a los intereses generales de todos los españoles. Nada más anunciar Zapatero su decisión de no ser de nuevo candidato el año próximo, los populares sin excepción se lanzaron a pedir elecciones de forma inmediata tratando de ignorar que no suman las mínimas fuerzas en el Congreso de los Diputados para forzar un adelanto de los comicios. Con esta postura además el PP no quiere entender que la decisión de Zapatero es de orden interno del Partido Socialista Obrero Español, y no de índole institucional. No quieren saber los populares que mientras el Partido Socialista disponga mayoría parlamentaria nada ni nadie obliga al Presidente a disolver las Cámaras. Que Zapatero haya renunciado a optar por una tercera legislatura no quiere decir que esto le afecte para nada a la presidencia del Gobierno, y mucho menos que sea un presidente en funciones. Otra de las gordas mentiras del PP, que no son tan tontos para no saber el funcionamiento del mecanismo parlamentario. Incluso en el supuesto de que Zapatero hubiese dimitido como secretario general del partido, no tendría que hacerlo como presidente del Gobierno.
Pero lo peor para el Partido Popular está por venir. La decisión del Comité Federal del PSOE (máximo órgano entre congresos) de convocar primarias para elegir candidato socialista para 2012 deja en evidencia una vez más a los populares que siempre han decidido todo por el dedazo del jefe, Fraga designó a Aznar, y Aznar a Rajoy, y tiro porque me toca. La última encuesta de Publiscopio hace tres semanas indicaba que una mayoría de votantes, incluso del PP, prefería a Pérez Rubalcaba que a Carmel Chacón, y que si el candidato fuese Rubalcaba derrotaría a Mariano Rajoy. Ahí radica el histerismo y las ansias del PP de la convocatoria de elecciones generales de forma urgente. Rodríguez Zapatero les ha cogido con el pie cambiado y no le ha hecho caso ni a Emilio Botín, que le pedía no sólo que no se fuera, que ni siquiera anunciara que no se iba a presentar. Aquel jovencísimo líder de León que le ganó a Bono en el año 2000 por nueve votos la secretaría general del partido, y también a Matilde Fernández y Rosa Diéz, tenía el convencimiento de no estar más de dos legislaturas como presidente del Gobierno. No sé si después de las elecciones generales de 2012 se mantendrá como secretario general, pero sería saludable una bicefalia en el PSOE, un presidente o jefe de la oposición parlamentaria, y un secretario general del partido. Eso sería también profundizar en democracia de la que tanta falta tenemos en España y en Canarias.
El Partido Popular sigue con el cáncer del franquismo en sus tripas, en sus cerebros, y todo viene de la transición antidemocrática española de 1977, cuando dejaron inscribir como partido político a Alianza Popular por temor al Ejército fascista del General Franco. Nunca debieron permitir dejar a Manuel Fraga Iribarne presentarse a unas elecciones democráticas, ni a sus seis compañeros franquistas fundadores de AP, antes habían fundado otros tantos partidos políticos. A Reforma Democrática liderada por Fraga, se unieron Unión del Pueblo Español, de Cruz Martínez Esteruelas; Acción Democrática Española, de Federico Silva Muñoz; Democracia Social, liderada por Licinio de la Fuente; Acción Regional, de Laureano López Rodó; Unión Social Popular, de Enrique Thomas de Carranza, y Unión Social Española, liderada por Gonzalo Fernández de la Mora, el autor del panfleto “El Crepúsculo de las ideologías”, porque el tal elemento la única idea que tenía era la fascista. Pues bien, todos estos ex ministros y altos cargos de la dictadura fundaron Alianza Popular, que nunca debió ser legalizada en la democracia. De todos modos el fracaso fue tal que incluso el Partido Comunista sacó más diputados que AP en 1977, y en posteriores convocatorias cambiaron hasta dos veces de nombre, Coalición Democrática y Coalición Popular. Un poco menos sufrieron metamorfosis política que Herri Batasuna, que con Sortu y ahora Bildu van por unas quince marcas diferentes.
En el año 2011 el Partido Popular todavía no ha condenado la dictadura del General Franco, y entre sus altos cargos destacados figuran todavía Manuel Fraga Iribarne, que entre otros cargos fue ministro de la Gobernación cuando en 1978 se produjeron los asesinatos de trabajadores de Vitoria y Montejurra, y tenía como subsecretario de Gobernación, es decir su segundo y gran amigo, a José Manuel Romay Beccaría. Por no hacer la lista larga de los más jóvenes franquistas citaremos a Jaime Mayor Oreja que declaró hace poco que con Franco se vivía plácidamente. Entre otras cosas de este fascista redomado, en el País Vasco están convencidos que a Mayor Oreja no le interesa la desaparición de ETA porque con sus hermanos Carlos, José María y Purificación, tiene varias empresas de seguritas y escoltas, y de vigilancia para fábricas de armas, edificios públicos, etc, de las cuales sacan una buena tajada. No me hace falta poner que presuntamente porque tengo el fallo de la Audiencia Provincial de Vitoria, del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, y del Tribunal Supremo de España, sobre una querella que le puso Mayor Oreja y Mariano Rajoy al Partido Nacionalista Vasco y fue rechaza por estos tres tribunales y ambos condenados a pagar las costas. Son estos personajes los que hablan de la Patria, el patrioterismo y demás cortinas de humo para engañar al pueblo.
POSDATA: A todas estas José Miguel Bravo de Laguna dice que el Partido Popular con Mariano Rajoy a la cabeza va a liderar la segunda transición en España. ¡Qué miedo!
La decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de no presentarse candidato a las elecciones generales de 2012 ha cogido con el paso cambiado al Partido Popular que no hace sino mostrar su histerismo, metido como siempre en la grave irresponsabilidad de anteponer sus intereses de partido, sus ansias de poder, a los intereses generales de todos los españoles. Nada más anunciar Zapatero su decisión de no ser de nuevo candidato el año próximo, los populares sin excepción se lanzaron a pedir elecciones de forma inmediata tratando de ignorar que no suman las mínimas fuerzas en el Congreso de los Diputados para forzar un adelanto de los comicios. Con esta postura además el PP no quiere entender que la decisión de Zapatero es de orden interno del Partido Socialista Obrero Español, y no de índole institucional. No quieren saber los populares que mientras el Partido Socialista disponga mayoría parlamentaria nada ni nadie obliga al Presidente a disolver las Cámaras. Que Zapatero haya renunciado a optar por una tercera legislatura no quiere decir que esto le afecte para nada a la presidencia del Gobierno, y mucho menos que sea un presidente en funciones. Otra de las gordas mentiras del PP, que no son tan tontos para no saber el funcionamiento del mecanismo parlamentario. Incluso en el supuesto de que Zapatero hubiese dimitido como secretario general del partido, no tendría que hacerlo como presidente del Gobierno.
Pero lo peor para el Partido Popular está por venir. La decisión del Comité Federal del PSOE (máximo órgano entre congresos) de convocar primarias para elegir candidato socialista para 2012 deja en evidencia una vez más a los populares que siempre han decidido todo por el dedazo del jefe, Fraga designó a Aznar, y Aznar a Rajoy, y tiro porque me toca. La última encuesta de Publiscopio hace tres semanas indicaba que una mayoría de votantes, incluso del PP, prefería a Pérez Rubalcaba que a Carmel Chacón, y que si el candidato fuese Rubalcaba derrotaría a Mariano Rajoy. Ahí radica el histerismo y las ansias del PP de la convocatoria de elecciones generales de forma urgente. Rodríguez Zapatero les ha cogido con el pie cambiado y no le ha hecho caso ni a Emilio Botín, que le pedía no sólo que no se fuera, que ni siquiera anunciara que no se iba a presentar. Aquel jovencísimo líder de León que le ganó a Bono en el año 2000 por nueve votos la secretaría general del partido, y también a Matilde Fernández y Rosa Diéz, tenía el convencimiento de no estar más de dos legislaturas como presidente del Gobierno. No sé si después de las elecciones generales de 2012 se mantendrá como secretario general, pero sería saludable una bicefalia en el PSOE, un presidente o jefe de la oposición parlamentaria, y un secretario general del partido. Eso sería también profundizar en democracia de la que tanta falta tenemos en España y en Canarias.
El Partido Popular sigue con el cáncer del franquismo en sus tripas, en sus cerebros, y todo viene de la transición antidemocrática española de 1977, cuando dejaron inscribir como partido político a Alianza Popular por temor al Ejército fascista del General Franco. Nunca debieron permitir dejar a Manuel Fraga Iribarne presentarse a unas elecciones democráticas, ni a sus seis compañeros franquistas fundadores de AP, antes habían fundado otros tantos partidos políticos. A Reforma Democrática liderada por Fraga, se unieron Unión del Pueblo Español, de Cruz Martínez Esteruelas; Acción Democrática Española, de Federico Silva Muñoz; Democracia Social, liderada por Licinio de la Fuente; Acción Regional, de Laureano López Rodó; Unión Social Popular, de Enrique Thomas de Carranza, y Unión Social Española, liderada por Gonzalo Fernández de la Mora, el autor del panfleto “El Crepúsculo de las ideologías”, porque el tal elemento la única idea que tenía era la fascista. Pues bien, todos estos ex ministros y altos cargos de la dictadura fundaron Alianza Popular, que nunca debió ser legalizada en la democracia. De todos modos el fracaso fue tal que incluso el Partido Comunista sacó más diputados que AP en 1977, y en posteriores convocatorias cambiaron hasta dos veces de nombre, Coalición Democrática y Coalición Popular. Un poco menos sufrieron metamorfosis política que Herri Batasuna, que con Sortu y ahora Bildu van por unas quince marcas diferentes.
En el año 2011 el Partido Popular todavía no ha condenado la dictadura del General Franco, y entre sus altos cargos destacados figuran todavía Manuel Fraga Iribarne, que entre otros cargos fue ministro de la Gobernación cuando en 1978 se produjeron los asesinatos de trabajadores de Vitoria y Montejurra, y tenía como subsecretario de Gobernación, es decir su segundo y gran amigo, a José Manuel Romay Beccaría. Por no hacer la lista larga de los más jóvenes franquistas citaremos a Jaime Mayor Oreja que declaró hace poco que con Franco se vivía plácidamente. Entre otras cosas de este fascista redomado, en el País Vasco están convencidos que a Mayor Oreja no le interesa la desaparición de ETA porque con sus hermanos Carlos, José María y Purificación, tiene varias empresas de seguritas y escoltas, y de vigilancia para fábricas de armas, edificios públicos, etc, de las cuales sacan una buena tajada. No me hace falta poner que presuntamente porque tengo el fallo de la Audiencia Provincial de Vitoria, del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, y del Tribunal Supremo de España, sobre una querella que le puso Mayor Oreja y Mariano Rajoy al Partido Nacionalista Vasco y fue rechaza por estos tres tribunales y ambos condenados a pagar las costas. Son estos personajes los que hablan de la Patria, el patrioterismo y demás cortinas de humo para engañar al pueblo.
POSDATA: A todas estas José Miguel Bravo de Laguna dice que el Partido Popular con Mariano Rajoy a la cabeza va a liderar la segunda transición en España. ¡Qué miedo!
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Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria
Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria
Decana de las de Canarias
Se complace en invitarle al Acto de Inauguración del Curso de Expertos de Gestión Aeronáutica y Aeroportuaria 2011, con la Conferencia Inaugural:
“EL Cambio Climático y el Transporte Aéreo”
Lunes, 4 de abril de 2011, a las 20:00 horas en la sede de la RSE
Conferenciante: Excmo. Sr. D. José Segura Clavell, Diputado del Congreso y Presidente de la Comisión Mixta Congreso-Senado para el estudio del Cambio Climático.
Plaza de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, Nº 1, 1º Planta; Sita: (al final de la c/ Mendizábal, principio de la C/ los Balcones)
Decana de las de Canarias
Se complace en invitarle al Acto de Inauguración del Curso de Expertos de Gestión Aeronáutica y Aeroportuaria 2011, con la Conferencia Inaugural:
“EL Cambio Climático y el Transporte Aéreo”
Lunes, 4 de abril de 2011, a las 20:00 horas en la sede de la RSE
Conferenciante: Excmo. Sr. D. José Segura Clavell, Diputado del Congreso y Presidente de la Comisión Mixta Congreso-Senado para el estudio del Cambio Climático.
Plaza de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, Nº 1, 1º Planta; Sita: (al final de la c/ Mendizábal, principio de la C/ los Balcones)
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sábado, 2 de abril de 2011
Carne y Pinocha
NARRATIVA
BEATRIZ PEREZ HERNANDEZ
San Borondon
Mordisqueo el bocadillo de carne sobre una piedra de Aguamansa. Cruzamos el barranco donde comí por primera vez limones untados en azúcar. Era la merienda de excursiones con primos locos.
Del segundo barranco, salía misteriosamente Pepe. Con la escopeta, y la cintura llena de cadáveres goteando sangre, llenos de balines. Y por curiosa salvaconejos, me cai en ese hoyo. Que cuanto más trepaba, más tierra caía.
En la Finca de tía Lala, nos tapaban las plantas de millo, y éramos Tom Sawyer y Huckelberry Finn en Oklahoma
Saltando con la soga, la Finca del Lomo Alto. Mordemos la fruta caliente.
Recogíamos las papas, los ciruelos se descargan en Agosto. Las guitarras, el vinito del país, los cantos, ¡Abuela !… .
Subimos La Montañeta Loly, Julio y yo. Mañana llega el resto de la tropa. La casa, está como siempre: pequeña, no huele a hogar. Descargamos, y saco la escoba detrás de la puerta de la cocina, en lo que Loly va por gasoil para el motor.
¡Están de juerga enfrente!. Rebusco un bikini, que encuentro en la cesta de los comics de mis primos, de los 70. Me lo pongo, y no se desintegra. Está lleno de manzanitas pequeñas verdes. Un par de tallas menos, pero no voy quedarme sin chapuzón.
-Eh, Mandy, ¿qué tal?.
-¡Bea!, ¿qué pasa?... .
El abrazo, es el de después de tardes de sábados con un bocadillo de Nocilla en una bolsa plástica perdidas en Las LLanadas.
Nos ponemos al día en un pis pas. Pan, salchichas, y piscina. Con el mini bikini sé que no podré ser mínimamente seria en mis comentarios, así que discretamente, me retiro a la orilla, donde no puedo evitar que Alberto, venga a hablarme otra vez, de la crisis.
-Bueno, pero así, dejamos de tirar tanta basura al planeta, ¿no?. Menos consumo, menos basura. Y si el negocio que se montan, necesita grandes préstamos de capital, ¿qué quieres que pase cuando se les salga del moño, jugar al contrato viajero con dinero inexistente?. Y verás tú cuando empiecen los lios por el gas, el petróleo. La próxima, la energética … .
Uuufff. La mejor defensa, un buen ataque, y a la escalerilla de la piscina. Clic, desabrocho, y me seco al sol. Sergio entra a horcajadas en mis caderas, después de restregarse bien entre mis manos para que le dé mimos. Con el dedo, me señala las medias noches de jamón y queso. Llega el hermano, y se pelean, claro.
Detrás de sus gugucelos, escucho el aullido a muerte de un perro. Seguro que es un podenco de los que se les pierden a los cazadores.
-Chicos, ¿qué les parece hacer de comando rescate?. A casa a por una manta. Entre los tres, la arrastramos, y abrimos una lata de carne Chicago.
Ya ha llegado toda la tropa a casa. No he tenido más remedio que levantarme, y tratar de que no aúlle más.
Pongo mi mano bajo su hocico, su pelo, pincha, y está como con dos millones de pulgas, pero la quiero viva. Nos quedamos dormidas, roscadas. Me despierta a las tres horas Rafa, sacudiéndome. Está fumando y agrupado, cogiéndose las rodillas.
-Y a ti, ¿qué te pasa?.
Echa vaho al respirar, apaga la chimenea, y coge un vaso en la mano.
- Hay que joderse. Que quiero volverme a Tenerife.
- Anda, ¿qué vas a hacer aquí?. No digas tonterías. Venga, vamos dentro, que ésta ya se queda roque hasta mañana.
Lo levanto de un salto, me coge de la cintura. Lo abrazo sinceramente, él profundamente.
- Por cierto, bonitas bragas
- Tu pijama, tampoco está mal. Compradas por Billy Gates, ¿o era Billie Elliot? ,¿o agua de gato?, bueno, que me las regaló el partido, vamos.
Mi perrilla, sobrevivirá, y será una Cazatormentas. Nada de correpraderillas, chupalilas o lameverdines. Que para eso, la he puesto Egggggpaña.
BEATRIZ PEREZ HERNANDEZ
San Borondon
Mordisqueo el bocadillo de carne sobre una piedra de Aguamansa. Cruzamos el barranco donde comí por primera vez limones untados en azúcar. Era la merienda de excursiones con primos locos.
Del segundo barranco, salía misteriosamente Pepe. Con la escopeta, y la cintura llena de cadáveres goteando sangre, llenos de balines. Y por curiosa salvaconejos, me cai en ese hoyo. Que cuanto más trepaba, más tierra caía.
En la Finca de tía Lala, nos tapaban las plantas de millo, y éramos Tom Sawyer y Huckelberry Finn en Oklahoma
Saltando con la soga, la Finca del Lomo Alto. Mordemos la fruta caliente.
Recogíamos las papas, los ciruelos se descargan en Agosto. Las guitarras, el vinito del país, los cantos, ¡Abuela !… .
Subimos La Montañeta Loly, Julio y yo. Mañana llega el resto de la tropa. La casa, está como siempre: pequeña, no huele a hogar. Descargamos, y saco la escoba detrás de la puerta de la cocina, en lo que Loly va por gasoil para el motor.
¡Están de juerga enfrente!. Rebusco un bikini, que encuentro en la cesta de los comics de mis primos, de los 70. Me lo pongo, y no se desintegra. Está lleno de manzanitas pequeñas verdes. Un par de tallas menos, pero no voy quedarme sin chapuzón.
-Eh, Mandy, ¿qué tal?.
-¡Bea!, ¿qué pasa?... .
El abrazo, es el de después de tardes de sábados con un bocadillo de Nocilla en una bolsa plástica perdidas en Las LLanadas.
Nos ponemos al día en un pis pas. Pan, salchichas, y piscina. Con el mini bikini sé que no podré ser mínimamente seria en mis comentarios, así que discretamente, me retiro a la orilla, donde no puedo evitar que Alberto, venga a hablarme otra vez, de la crisis.
-Bueno, pero así, dejamos de tirar tanta basura al planeta, ¿no?. Menos consumo, menos basura. Y si el negocio que se montan, necesita grandes préstamos de capital, ¿qué quieres que pase cuando se les salga del moño, jugar al contrato viajero con dinero inexistente?. Y verás tú cuando empiecen los lios por el gas, el petróleo. La próxima, la energética … .
Uuufff. La mejor defensa, un buen ataque, y a la escalerilla de la piscina. Clic, desabrocho, y me seco al sol. Sergio entra a horcajadas en mis caderas, después de restregarse bien entre mis manos para que le dé mimos. Con el dedo, me señala las medias noches de jamón y queso. Llega el hermano, y se pelean, claro.
Detrás de sus gugucelos, escucho el aullido a muerte de un perro. Seguro que es un podenco de los que se les pierden a los cazadores.
-Chicos, ¿qué les parece hacer de comando rescate?. A casa a por una manta. Entre los tres, la arrastramos, y abrimos una lata de carne Chicago.
Ya ha llegado toda la tropa a casa. No he tenido más remedio que levantarme, y tratar de que no aúlle más.
Pongo mi mano bajo su hocico, su pelo, pincha, y está como con dos millones de pulgas, pero la quiero viva. Nos quedamos dormidas, roscadas. Me despierta a las tres horas Rafa, sacudiéndome. Está fumando y agrupado, cogiéndose las rodillas.
-Y a ti, ¿qué te pasa?.
Echa vaho al respirar, apaga la chimenea, y coge un vaso en la mano.
- Hay que joderse. Que quiero volverme a Tenerife.
- Anda, ¿qué vas a hacer aquí?. No digas tonterías. Venga, vamos dentro, que ésta ya se queda roque hasta mañana.
Lo levanto de un salto, me coge de la cintura. Lo abrazo sinceramente, él profundamente.
- Por cierto, bonitas bragas
- Tu pijama, tampoco está mal. Compradas por Billy Gates, ¿o era Billie Elliot? ,¿o agua de gato?, bueno, que me las regaló el partido, vamos.
Mi perrilla, sobrevivirá, y será una Cazatormentas. Nada de correpraderillas, chupalilas o lameverdines. Que para eso, la he puesto Egggggpaña.
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viernes, 1 de abril de 2011
La farsa de la ONU, la retórica de Obama y algunos actores secundarios
Portada :: Mundo
01-04-2011
La farsa de la ONU, la retórica de Obama y algunos actores secundarios
ANDRÉS MARTÍNEZ LORCA
Rebelión
La evolución de la guerra civil en Libia y la feroz intervención militar, naval y aérea, de las potencias occidentales en contra del gobierno y a favor de los rebeldes, va desvelando poco a poco la oscura trama que se tejió en el consejo de seguridad de la ONU. Por lo pronto, la doble finalidad que en apariencia pretendía la nefasta resolución (protección de la población civil y creación de una zona de exclusión aérea) ha quedado relegada y sustituida por otros descarnados fines hasta entonces encubiertos: licencia para bombardear los objetivos civiles y militares que deseen, apoyo directo a la sublevación militar y expulsión consiguiente del poder del coronel Gadafi, si es que antes no logran matarlo mediante las bombas y misiles con que atacan sus residencias oficiales. Por eso, despejadas algunas dudas y olvidados los propósitos «humanitarios» de cara a la galería, la dirección de la guerra contra Libia ha quedado en manos de la OTAN, brazo armado de Estados Unidos en la guerra fría e instrumento útil después, pues así incrementa su poderío militar en el mundo y las guerras le salen más baratas.
La resolución contenía otras medidas de castigo contra Libia, como la congelación de los activos financieros, la prohibición de vuelos comerciales y el embargo de armas, pero también algunas cautelas —introducidas sin duda por los países reticentes a la agresión— como la exclusión de “una ocupación extranjera de cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio” (punto 4) y la aprobación del envío de un representante del secretario general de la ONU y de un delegado de la Unión Africana “con el propósito de facilitar el diálogo que conduzca a las necesarias reformas políticas para encontrar una solución pacífica y duradera” (punto 2, cursiva mía). De esto último hablan poco los gobiernos agresores y sus apologistas mediáticos. Lo que sí sueltan, entre amenazantes y cínicos, es una enigmática frasecita incluida en el texto según la cual se autoriza al consejo de seguridad para “tomar todas las medidas necesarias” (to take all necessary measures)… “para proteger a los civiles”, que ellos interpretan de manera interesada como carta blanca a cualquier forma de agresión.
Aunque algunos políticos autotitulados «progresistas» pretendan ocultar la nueva guerra bajo el manto protector de las Naciones Unidas, hace ya muchos años que la ONU ha perdido su autoridad moral e incluso su dignidad. ¿Cómo explicar si no, que la creación del Estado Palestino fuera aprobada en 1948 y siga todavía pendiente? ¿Por qué no ha llevado al Tribunal Penal Internacional a George Bush y a Tony Blair por la criminal invasión de Iraq que ha causado más de un millón de muertos y cientos de miles de exiliados? ¿Qué castigos ha impuesto a Israel por la invasión de Líbano y la destrucción de Gaza con toda clase de armas, incluidas las bombas de racimo y fósforo blanco? ¿Cómo puede mantenerse el bloqueo norteamericano a Cuba cuando la práctica totalidad de la Asamblea General lo ha rechazado en repetidas ocasiones? Se nos dirá que el poder real está en manos de las cinco naciones con asiento permanente en el consejo de seguridad y que en última instancia es el gobierno de los Estados Unidos quien ordena y manda en dicho consejo. Entonces, ¿para qué vale la ONU, además de para pronunciar bellos discursos? ¿Sólo sirve para condenar a los países pequeños y que tengan valiosos recursos naturales o que simplemente no se sometan al imperio? Si esto no es una farsa, que venga Dios y lo vea.
El eclipse de la retórica de Obama
Una de las principales cualidades del presidente de los Estados Unidos es su retórica. De ella dio buenos ejemplos durante la campaña electoral y al comienzo de su mandato. Hace tiempo que se observa un desajuste entre sus palabras y sus hechos. Por eso, su antes brillante retórica se ha apagado y sólo queda el oportunismo de un político que no cree en lo que dice y que lo que dice no tiene sustancia, suena hueco. Veamos dos ejemplos, uno de su intervención durante el viaje a Chile y otro sobre Libia. El primero tuvo lugar en un llamado “centro cultural Palacio de la Moneda” de Santiago, muy cerca del lugar donde fue asesinado el presidente constitucional Salvador Allende en un golpe planificado por el gobierno norteamericano y ejecutado por el general Pinochet. No se atrevió a pronunciar una sola vez el luminoso nombre de Allende, pero tuvo la desfachatez de leer allí unos versos de Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, autor del Canto general, militante del Partido Comunista de Chile y víctima también del golpe de estado. Elogiando la actitud de sus anfitriones, llegó a decir que en Chile “los llena de orgullo su patrimonio indígena”, cuando están recientes las fuertes condenas a representantes del pueblo mapuche en virtud de la legislación antiterrorista dictada por Pinochet. No tuvo reparo en reconocer que no hay progreso para “millones de latinoamericanos que sufren la injusticia de la extrema pobreza”, ni “para los niños en las barriadas y favelas”, olvidando la responsabilidad de su país en tal situación junto a las oligarquías locales. Dentro de ese contexto crítico, un lector ilustrado esperaría de Obama un elogio de los logros de Cuba en ese terreno. Pero lo que se encuentra en el texto presidencial es la alabanza de la desprestigiada OEA y un esperpento final, su deseo “de aumentar la independencia del pueblo cubano”, cuando si algo le sobra a Cuba es la defensa de su heroica independencia.
Veamos ahora algunas perlas de su discurso al pueblo americano sobre la situación en Libia, pronunciado el día 28 de marzo en un centro superior militar. En nombre de la democracia, justificó la participación de los EEUU en el ataque a Libia. Subyace aquí la misma mentira que empleara su antecesor en el cargo para invadir Iraq. Por otra parte, parece que la historia no es el punto fuerte de su alicaída retórica, a juzgar por estas palabras: “Durante generaciones, EEUU ha jugado un papel único como garantía de la seguridad global y defensor de la libertad humana”. No sé si ese papel de paladín de la libertad en el mundo se referirá al apoyo de su país a la dictadura de Franco y de Salazar en Europa, a las dictaduras americanas del Cono Sur, a las dictaduras asiáticas de Ferdinand Marcos en Filipinas y del general Suharto en Indonesia o a los dictadores árabes, algunos de los cuales acaban de caer ante la presión popular…
La única diferencia ostensible entre George Bush y Obama respecto a la guerra reside en las lecciones que éste ha extraído de la desastrosa experiencia de Iraq. “El cambio de régimen allí nos costó ocho años, miles de vidas americanas e iraquíes y casi 3.000 millones de dólares. Eso es algo que no podemos permitirnos repetir en Libia”. Obsérvese cómo Obama cuenta muy bien los gastos de la guerra y el número de víctimas de su país y cómo oculta el trágico balance de más de un millón de víctimas iraquíes, en su mayor parte civiles.
El norte de la política exterior de los EEUU sigue siendo idéntico en lo fundamental aunque haya matices secundarios, y no es otro que el logro de los intereses estratégicos y económicos. En la eventualidad de una intervención, debe primar siempre el interés norteamericano (we must always measure our interest), afirmó con claridad Obama. El sermón laico de la fraternidad y la retórica civil de la defensa de las libertades han desaparecido. “Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses”, sentenció hace años John Foster Dulles, secretario de estado durante el mandato del presidente Eisenhower. A este miserable lema moral parece ajustarse ahora la política de Obama. No es extraño que su brillante retórica se haya eclipsado, quizá entre los aplausos de los halcones de la guerra que le rodean.
Algunos actores secundarios
Bailando al son que marcan los directores de orquesta, es decir, el napoleoncito francés (castigado en las últimas elecciones), el primer ministro británico y, sobre todo, el hasta ahora silencioso presidente Obama, se mueven una serie de actores secundarios que, de mejor o peor gana, salen a escena.
Comencemos por los más ambiciosos del reparto. En primer lugar, el multimillonario emir de Qatar que junto al rey Abdallah de Arabia Saudí impulsó en el mundo árabe la agresión a Libia, primero en el Consejo de Cooperación del Golfo (que agrupa a las petromonarquías de la zona) y más tarde en la Liga Árabe, apoyo fundamental para la puesta en marcha de la resolución del consejo de seguridad de la ONU. Es el primero que quiere hacer caja: será el encargado de vender el petróleo libio controlado por los rebeldes. Compartió con Cameron la rueda de prensa que puso fin a la Conferencia sobre Libia celebrada en Londres.
Otro es el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Amr Musa. Da un paso adelante y otro atrás. Primero, se plegó al dictado de las petromonarquías y ahora dice que “lo que queremos es la protección de los civiles y no el bombardeo de más civiles”. Aspira a la presidencia de Egipto y está a verlas venir, olfateando por dónde sopla el viento.
Un tercer actor, con creciente influencia en Oriente Medio, es el primer ministro turco, Erdogan. Chocó con Sarkozy, se ha negado a participar en el ataque a Libia y es partidario de medidas políticas y de un diálogo nacional en aquel país. “Existe una guerra civil en Libia y tenemos que lograr su fin”, ha declarado.
A pesar de su gran peso demográfico, la Unión Africana (UA) que agrupa a todos los países del continente, no pinta nada en el conflicto. Se opuso desde el principio a la agresión contra Libia y ha intentado sin éxito mediar en el conflicto.
Hablemos, por último, de España. La ministra de la guerra, Carmen Chacón, parece poco locuaz en los últimos días, quizá porque la cosa, o sea, la agresión va para largo. Sí ha dejado clara su postura: estaba “contenta” con la coalición internacional y ahora está “muy contenta” con la dirección militar de la OTAN. La ministra de Asuntos Exteriores, a su vez, sigue la senda del napoleoncito galo (el que presume de su «guerra relámpago» diplomática, su personal Blitzkrieg) al afirmar en Londres que España ha reconocido “de facto” a los rebeldes como legítimo representante de Libia. Y acaba de salir a escena el único que faltaba, José María Aznar, protagonista en la siniestra Cumbre de las Azores y ahora presidente de FAES (Fundación derechista a la que subvenciona generosamente el gobierno de Zapatero). Sacando pecho, como en él es costumbre, ha defendido el ataque preventivo contra Libia, lo mismo que antes contra Iraq. A diferencia de Obama, éste no ha aprendido ninguna lección del pasado. Lo que se llama un tipo consecuente, heredero del espíritu de cruzada que algunos añoran. Lástima que el Tribunal Penal Internacional no funcione como debiera.
01-04-2011
La farsa de la ONU, la retórica de Obama y algunos actores secundarios
ANDRÉS MARTÍNEZ LORCA
Rebelión
La evolución de la guerra civil en Libia y la feroz intervención militar, naval y aérea, de las potencias occidentales en contra del gobierno y a favor de los rebeldes, va desvelando poco a poco la oscura trama que se tejió en el consejo de seguridad de la ONU. Por lo pronto, la doble finalidad que en apariencia pretendía la nefasta resolución (protección de la población civil y creación de una zona de exclusión aérea) ha quedado relegada y sustituida por otros descarnados fines hasta entonces encubiertos: licencia para bombardear los objetivos civiles y militares que deseen, apoyo directo a la sublevación militar y expulsión consiguiente del poder del coronel Gadafi, si es que antes no logran matarlo mediante las bombas y misiles con que atacan sus residencias oficiales. Por eso, despejadas algunas dudas y olvidados los propósitos «humanitarios» de cara a la galería, la dirección de la guerra contra Libia ha quedado en manos de la OTAN, brazo armado de Estados Unidos en la guerra fría e instrumento útil después, pues así incrementa su poderío militar en el mundo y las guerras le salen más baratas.
La resolución contenía otras medidas de castigo contra Libia, como la congelación de los activos financieros, la prohibición de vuelos comerciales y el embargo de armas, pero también algunas cautelas —introducidas sin duda por los países reticentes a la agresión— como la exclusión de “una ocupación extranjera de cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio” (punto 4) y la aprobación del envío de un representante del secretario general de la ONU y de un delegado de la Unión Africana “con el propósito de facilitar el diálogo que conduzca a las necesarias reformas políticas para encontrar una solución pacífica y duradera” (punto 2, cursiva mía). De esto último hablan poco los gobiernos agresores y sus apologistas mediáticos. Lo que sí sueltan, entre amenazantes y cínicos, es una enigmática frasecita incluida en el texto según la cual se autoriza al consejo de seguridad para “tomar todas las medidas necesarias” (to take all necessary measures)… “para proteger a los civiles”, que ellos interpretan de manera interesada como carta blanca a cualquier forma de agresión.
Aunque algunos políticos autotitulados «progresistas» pretendan ocultar la nueva guerra bajo el manto protector de las Naciones Unidas, hace ya muchos años que la ONU ha perdido su autoridad moral e incluso su dignidad. ¿Cómo explicar si no, que la creación del Estado Palestino fuera aprobada en 1948 y siga todavía pendiente? ¿Por qué no ha llevado al Tribunal Penal Internacional a George Bush y a Tony Blair por la criminal invasión de Iraq que ha causado más de un millón de muertos y cientos de miles de exiliados? ¿Qué castigos ha impuesto a Israel por la invasión de Líbano y la destrucción de Gaza con toda clase de armas, incluidas las bombas de racimo y fósforo blanco? ¿Cómo puede mantenerse el bloqueo norteamericano a Cuba cuando la práctica totalidad de la Asamblea General lo ha rechazado en repetidas ocasiones? Se nos dirá que el poder real está en manos de las cinco naciones con asiento permanente en el consejo de seguridad y que en última instancia es el gobierno de los Estados Unidos quien ordena y manda en dicho consejo. Entonces, ¿para qué vale la ONU, además de para pronunciar bellos discursos? ¿Sólo sirve para condenar a los países pequeños y que tengan valiosos recursos naturales o que simplemente no se sometan al imperio? Si esto no es una farsa, que venga Dios y lo vea.
El eclipse de la retórica de Obama
Una de las principales cualidades del presidente de los Estados Unidos es su retórica. De ella dio buenos ejemplos durante la campaña electoral y al comienzo de su mandato. Hace tiempo que se observa un desajuste entre sus palabras y sus hechos. Por eso, su antes brillante retórica se ha apagado y sólo queda el oportunismo de un político que no cree en lo que dice y que lo que dice no tiene sustancia, suena hueco. Veamos dos ejemplos, uno de su intervención durante el viaje a Chile y otro sobre Libia. El primero tuvo lugar en un llamado “centro cultural Palacio de la Moneda” de Santiago, muy cerca del lugar donde fue asesinado el presidente constitucional Salvador Allende en un golpe planificado por el gobierno norteamericano y ejecutado por el general Pinochet. No se atrevió a pronunciar una sola vez el luminoso nombre de Allende, pero tuvo la desfachatez de leer allí unos versos de Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, autor del Canto general, militante del Partido Comunista de Chile y víctima también del golpe de estado. Elogiando la actitud de sus anfitriones, llegó a decir que en Chile “los llena de orgullo su patrimonio indígena”, cuando están recientes las fuertes condenas a representantes del pueblo mapuche en virtud de la legislación antiterrorista dictada por Pinochet. No tuvo reparo en reconocer que no hay progreso para “millones de latinoamericanos que sufren la injusticia de la extrema pobreza”, ni “para los niños en las barriadas y favelas”, olvidando la responsabilidad de su país en tal situación junto a las oligarquías locales. Dentro de ese contexto crítico, un lector ilustrado esperaría de Obama un elogio de los logros de Cuba en ese terreno. Pero lo que se encuentra en el texto presidencial es la alabanza de la desprestigiada OEA y un esperpento final, su deseo “de aumentar la independencia del pueblo cubano”, cuando si algo le sobra a Cuba es la defensa de su heroica independencia.
Veamos ahora algunas perlas de su discurso al pueblo americano sobre la situación en Libia, pronunciado el día 28 de marzo en un centro superior militar. En nombre de la democracia, justificó la participación de los EEUU en el ataque a Libia. Subyace aquí la misma mentira que empleara su antecesor en el cargo para invadir Iraq. Por otra parte, parece que la historia no es el punto fuerte de su alicaída retórica, a juzgar por estas palabras: “Durante generaciones, EEUU ha jugado un papel único como garantía de la seguridad global y defensor de la libertad humana”. No sé si ese papel de paladín de la libertad en el mundo se referirá al apoyo de su país a la dictadura de Franco y de Salazar en Europa, a las dictaduras americanas del Cono Sur, a las dictaduras asiáticas de Ferdinand Marcos en Filipinas y del general Suharto en Indonesia o a los dictadores árabes, algunos de los cuales acaban de caer ante la presión popular…
La única diferencia ostensible entre George Bush y Obama respecto a la guerra reside en las lecciones que éste ha extraído de la desastrosa experiencia de Iraq. “El cambio de régimen allí nos costó ocho años, miles de vidas americanas e iraquíes y casi 3.000 millones de dólares. Eso es algo que no podemos permitirnos repetir en Libia”. Obsérvese cómo Obama cuenta muy bien los gastos de la guerra y el número de víctimas de su país y cómo oculta el trágico balance de más de un millón de víctimas iraquíes, en su mayor parte civiles.
El norte de la política exterior de los EEUU sigue siendo idéntico en lo fundamental aunque haya matices secundarios, y no es otro que el logro de los intereses estratégicos y económicos. En la eventualidad de una intervención, debe primar siempre el interés norteamericano (we must always measure our interest), afirmó con claridad Obama. El sermón laico de la fraternidad y la retórica civil de la defensa de las libertades han desaparecido. “Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses”, sentenció hace años John Foster Dulles, secretario de estado durante el mandato del presidente Eisenhower. A este miserable lema moral parece ajustarse ahora la política de Obama. No es extraño que su brillante retórica se haya eclipsado, quizá entre los aplausos de los halcones de la guerra que le rodean.
Algunos actores secundarios
Bailando al son que marcan los directores de orquesta, es decir, el napoleoncito francés (castigado en las últimas elecciones), el primer ministro británico y, sobre todo, el hasta ahora silencioso presidente Obama, se mueven una serie de actores secundarios que, de mejor o peor gana, salen a escena.
Comencemos por los más ambiciosos del reparto. En primer lugar, el multimillonario emir de Qatar que junto al rey Abdallah de Arabia Saudí impulsó en el mundo árabe la agresión a Libia, primero en el Consejo de Cooperación del Golfo (que agrupa a las petromonarquías de la zona) y más tarde en la Liga Árabe, apoyo fundamental para la puesta en marcha de la resolución del consejo de seguridad de la ONU. Es el primero que quiere hacer caja: será el encargado de vender el petróleo libio controlado por los rebeldes. Compartió con Cameron la rueda de prensa que puso fin a la Conferencia sobre Libia celebrada en Londres.
Otro es el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Amr Musa. Da un paso adelante y otro atrás. Primero, se plegó al dictado de las petromonarquías y ahora dice que “lo que queremos es la protección de los civiles y no el bombardeo de más civiles”. Aspira a la presidencia de Egipto y está a verlas venir, olfateando por dónde sopla el viento.
Un tercer actor, con creciente influencia en Oriente Medio, es el primer ministro turco, Erdogan. Chocó con Sarkozy, se ha negado a participar en el ataque a Libia y es partidario de medidas políticas y de un diálogo nacional en aquel país. “Existe una guerra civil en Libia y tenemos que lograr su fin”, ha declarado.
A pesar de su gran peso demográfico, la Unión Africana (UA) que agrupa a todos los países del continente, no pinta nada en el conflicto. Se opuso desde el principio a la agresión contra Libia y ha intentado sin éxito mediar en el conflicto.
Hablemos, por último, de España. La ministra de la guerra, Carmen Chacón, parece poco locuaz en los últimos días, quizá porque la cosa, o sea, la agresión va para largo. Sí ha dejado clara su postura: estaba “contenta” con la coalición internacional y ahora está “muy contenta” con la dirección militar de la OTAN. La ministra de Asuntos Exteriores, a su vez, sigue la senda del napoleoncito galo (el que presume de su «guerra relámpago» diplomática, su personal Blitzkrieg) al afirmar en Londres que España ha reconocido “de facto” a los rebeldes como legítimo representante de Libia. Y acaba de salir a escena el único que faltaba, José María Aznar, protagonista en la siniestra Cumbre de las Azores y ahora presidente de FAES (Fundación derechista a la que subvenciona generosamente el gobierno de Zapatero). Sacando pecho, como en él es costumbre, ha defendido el ataque preventivo contra Libia, lo mismo que antes contra Iraq. A diferencia de Obama, éste no ha aprendido ninguna lección del pasado. Lo que se llama un tipo consecuente, heredero del espíritu de cruzada que algunos añoran. Lástima que el Tribunal Penal Internacional no funcione como debiera.
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