martes, 2 de abril de 2013

La Audiencia Nacional se saltó sus propias normas para que el juez Pablo Ruz se quedase con el caso Luis Bárcenas



La Sala de lo Penal, que preside Fernando Grande-Marlaska, incumplió sus propias normas de reparto para que fuese la sección tercera la que decidiese qué juez debía llevar el caso Bárcenas: si Pablo Ruz o Javier Gómez Bermúdez
Según esas normas, debía haber sido la sección primera, teóricamente más favorable a Gómez Bermúdez, quien resolviese esa disputa entre ambos jueces. Pero Grande Marlaska ordenó que fuese la sección tercera, que entregó el caso a Ruz
La extraña maniobra que ha llevado los papeles de Bárcenas a manos de Ruz llega después de las presiones del PP para arrebatar el caso a Gómez Bermúdez, incluida una llamada del presidente Mariano Rajoy al CGPJ







La Audiencia Nacional determinó hace unos días que fuese Pablo Ruz, y no Javier Gómez Bermúdez, quien se quedase con la investigación de los papeles de Luis Bárcenas. La decisión la tomó la sección tercera con dos votos a favor de Ruz y un voto para Gómez Bermúdez. La medida ha levantado polémica dentro de la propia Audiencia porque en el camino se ha incumplido uno de los reglamentos más básicos de cualquier tribunal: las normas de reparto, que determinan quién debe decidir cada recurso o cada sumario. Estas normas de reparto son la clave para determinar qué sección era la adecuada para dirimir el conflicto entre ambos jueces.

La orden que llevó esta importante decisión a manos de la sección tercera la firmó el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska. Sin embargo, según sus propios argumentos y las normas de reparto de la Sala de lo Penal, no era la sección tercera quien tenía que haber dirimido entre Ruz y Gómez Bermúdez. La decisión debía haberla tomado la sección primera, teóricamente más favorable a Gómez Bermúdez.

Cómo funcionan las normas de reparto

El sistema de reparto que decide qué juez o qué sección se ocupará de cada caso se basa en un número del 1 al 9. Es complejo de entender, pero bastante simple en el fondo. Está diseñado, precisamente, para evitar la arbitrariedad en los procesos judiciales y que no haya manos invisibles que manipulen el tribunal que decida la suerte de un sumario.
Cada denuncia o querella que llega a los juzgados recibe un número de registro general. El último dígito de ese número es la clave: con él se reparte después la carga de trabajo entre los distintos jueces.
Cada sala tiene unas tablas de reparto, en función de ese último digito. Con ellas se determina qué sección juzgará cada caso y también quién decidirá si hay recursos, apelaciones o –como con los papeles de Bárcenas– cuestiones sobre qué juez es el competente. Las tablas son sagradas no solo porque sirven para repartir el trabajo, también porque evitan cualquier tipo de maniobra para dirigir un caso hacia unos jueces u otros.
Éste es el cuadro resumen con las normas de reparto de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Cada sección está compuesta por entre tres y cinco magistrados.

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