martes, 18 de agosto de 2009

El proyecto de la reserva marina de interés pesquero

PLATAFORMA CONTRA EL DECRETO DE RESERVA MARINA DE EL CONFITAL

Este resumen está basado en el documento consensuado entre los representantes de varios clubes de buceo capitalinos, la asociación canaria de pesca submarina, profesionales y empresarios del sector oceanográfico, y científicos marinos especialistas en los ecosistemas marinos de canarias, y que será presentado como alegaciones en la Viceconsejería de Pesca del Gobierno de Canarias.

Con respecto al proyecto de decreto sobre la creación de una Reserva Marina de Interés Pesquero, esta plataforma quiere mostrar su disgusto y desacuerdo tanto en las formas como en el fondo a la hora de redactarlo y presentarlo. Ante todo, siempre estaremos a favor de la creación de este tipo de espacios cuyo objetivo principal sea el de la protección y preservación de la vida marina, y no el de proteger una actividad pesquera que, según propio informe técnico de la Viceconsejería (Realidad, tendencias y objetivos del sector pesquero para los próximos años), es obsoleta, poco selectiva, y principal responsable del mal estado de los fondos canarios (plagas de erizos, escasez de ciertas especies, disminución de la biodiversidad, etc.). Esta opinión se expresó ya desde el año 1986, cuando se publicó el Decreto 154/1986, el primero en regular las artes y modalidades de pesca en aguas competencia del gobierno autonómico, se reconocía explícitamente la sobreexplotación pesquera, el deterioro biológico, la esquilmación, las capturas de ejemplares de cada vez menor talla, y el mayor uso de artes muy poco selectivas (trasmallos y nasas). Casi veinte años más tarde, y tras una nefasta aplicación de la normativa pesquera, fundamentalmente por la ausencia de vigilancia y control sobre la actividad pesquera profesional, tanto a la hora de faenar, como a la hora de declarar y vender las capturas, y que tiene como consecuencia una mayor degradación de los recursos así como una agudización de los problemas asociados a esta degradación (la famosa plaga de erizos), se publica el Decreto 182/2004, que pretende establecer las normas que permitan aplicar la Ley de pesca de Canarias, publicada un año y medio antes. En este decreto, a parte de regular el uso de la nasa, de nuevo se reconoce su responsabilidad en la sobreexplotación de los recursos pesqueros. Esto es así hasta tal punto, que la Viceconsejería se compromete en el propio decreto ha realizar un estudio en los próximos 10 años donde si se demuestra su efecto perjudicial, se prohibiría completamente su uso. Sin embargo, su uso viene siendo totalmente indiscriminado, incumpliéndose sistemáticamente su normativa de uso, y siendo cada vez más abundantes tanto en los fondos marinos, como en las explanadas de los puertos.

¿Y cómo se han justificado los pescadores profesionales? Pues echándole la culpa a los deportivos, principalmente a los pescadores submarinos. Este colectivo, viene históricamente luchando por defender su imagen, pues no hay ni estudios ni recomendaciones que avalen ni la tesis sobre su responsabilidad en el estado actual de las pesquerías canarias, ni su discriminación frente a otras licencias deportivas.

Si se quisiera hacer frente de una manera seria a esta situación debería empezarse por aumentar considerablemente las tallas mínimas, irrisorias para algunas especies. Establecerse vedas e incluso protecciones totales para ciertas especies de interés comercial (la acuicultura surtiría de especies similares), y por su puesto eliminar por completo la nasa de las aguas canarias.

Ahora, la Viceconsejería se inventa un proyecto de reserva para permitir su uso indiscriminado por parte del colectivo profesional, y limitando el acceso a casi cualquier otro usuario y amante de mar.

Si bien es cierto que en todo el espacio estará prohibido el uso de nasas y trasmallos, auténticas “bombas nucleares” para los fondos marinos, solo restringe o limita la actividad pesquera profesional para los artes de liña, cerco, y gueldera, en base a la creación de un censo de embarcaciones profesionales que se acrediten como “habituales” en la zona. Pero ni se establece la forma en que se creará el censo, ni como se acreditará la habitualidad de las embarcaciones profesionales. Pero lo más grave es que, mientras no se publique este censo, podrá faenar en toda la reserva (incluida la zona integral y la de amortiguamiento) cualquier embarcación profesional. Esto choca frontalmente con el propio concepto de Reserva Integral, pues aún no pudiéndose realizar ninguna actividad marina o submarina (ni apenas el buceo de carácter científico), sin embargo se podrá pescar de manera incontrolada.

Otro aspecto que sorprende por inexplicable, es que se prohibe el acceso desde tierra a toda el área de reserva, y su uso limitado a horas diurnas. Es decir, solo se podrá hacer uso de ella desde una embarcación (¡estando prohibido entrar desde la propia playa de Las Canteras!), y que no se podrán realizar inmersiones nocturnas. Los científicos consultados no dan crédito a esta limitación, pues no hay absolutamente ningún motivo científico-técnico para esta restricción. En primer lugar porque los buceadores son uno de los colectivos más concienciados con la conservación del mar y no es justificable que se limite tanto su actividad. En segundo lugar, por que la playa de Las Canteras, con La Barra, es uno de los lugares naturales más seguros para entrar a la reserva. Tercero, que las inmersiones nocturnas no afectan para nada al natural desarrollo de la vida marina. Y cuarto, que habiendo un solo club de carácter privado con acceso directo a la reserva (Club Victoria), se crea una clara discriminación frente a otros clubes de similar actividad profesional.

El decreto permite que fuera de las áreas de máxima protección se podrá realizar la pesca deportiva con caña desde tierra. No hay ninguna razón para prohibir todas las demás modalidades deportivas (pesca submarina, y pesca a fondo y curricán desde embarcación), a excepción de la anterior. La tendencia en grandes espacios protegidos como por ejemplo La Gran Barrera Australiana, es regular y controlar toda la pesca deportiva en su conjunto, y no unos si, y otros no. Y así lo aconsejan nuestros científicos y técnicos. Incluso se da la paradoja de que una de las zonas elegidas como Reserva Integral es zona habitual de pescadores submarinos, y es de las que más vida conserva.

Por último, el decreto no contempla la obligación de crear una comisión científica que realice un seguimiento del estado de la reserva, y nos preguntamos el por qué. ¿Quizás porque ya se imaginan el resultado de esos informes? La pesca profesional local es la responsable del estado actual de nuestros fondos, y no sólo lo sabemos y lo vemos los que disfrutamos con lo poco que queda de ellos, ya lo aseguraron tanto el grupo de científicos y especialistas que se reunieron hace apenas un año con motivo de las jornadas REPESCAN, así como lo vienen haciendo los propios técnicos de la Viceconsejería.

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