lunes, 7 de noviembre de 2011

Terremoto en Cataluña

RAFAEL GONZÁLEZ MORERA



Vuelvo de un viaje por las Españas, y en Cataluña que es para mí la más europea de las comunidades autónomas españolas, los pronósticos anuncian cambios bastantes significativos desde el punto de vista social y político a partir del 20 de noviembre 2011. Me dice un amigo economista barcelonés y además culé, que Cataluña está cada vez más cansada de España, y cómo las palabras de Gregorio Peces Barba todavía escuecen (“deberíamos haber dejado a Cataluña y quedarnos con Portugal, dixit Peces Barba”), Joan Segura me suelta un taco en catalán, y tras reflexionar después de un trago de cava, va y me dice de forma muy educada, con profundo seny catalán, que Peces Barba es un gilipuertas. “Encima es uno de los redactores de la Constitución monárquica española, ¡manda trillos!”. Después de un argumentario por el cual se adentra Joan en valoraciones ancestrales del seny, me llega a una conclusión pre-ocupante. “Estoy convencido de que el Partido Popular todavía es profundamente nacional católico, y que el PSOE es a su vez nacional laico. Pero los dos muy españolistas, nacionalistas, fíjate, no en vano Peces Barba es madrileño. Ni siquiera le pidió permiso a los portugueses si querían ser españoles. Eso es imperialismo español, igual los portugueses quieren incorporar para su nación a Galicia”.

Asisto a una cena con varios catalanes, y la impresión final es que estoy en la educada Francia, y hablando con gente de derechas de toda la vida, pero con mentalidad europea, nada que ver con la caverna política y mediática madrileña. Hay también socialistas, y un votante de Izquierda Unida/Los Verdes, de Cataluña, y también son muy europeos, pero nadie piensa en poner en marcha la guillotina, ni tomar La Bastilla. Pero flota en el ambiente un cambio social y mental enraizado en el seny, en los ancestros. Casi todos los presentes son abonados al Barcelona Club de Fútbol, pero también acuden al Liceo, leen a Vázquez Montalbán, a Ausiás March, Ramón Llull, Ramón Muntaner, pero también a muchos autores castellanos. De todas formas el cansancio de España se refleja con serenidad en la conversación pausada en la noche catalana. Me dicen que los pronósticos electorales, con la caída del PSC/PSOE y el aumento espectacular de CiU, pueden ser un indicio del cambio. O del terremoto. Cuando les indico que también las encuestas apuntan a una subida del Partido Popular catalán, son rotundos, “es un trasvase de votos de los socialistas a los populares, y por la izquierda del PSC se van a Izquierda Unida, que triplica sus diputados, de uno es posible que pasen a tres, todos elegidos en Barcelona, el líder de IU-Verdes, Joan Herrera, afirma que igual sacan cuatro, aunque muchos votos socialistas se irán también a la abstención o el voto nulo o blanco”. Hablamos sobre el 15-M, y todos coincidimos que no deben copiar los errores de los partidos políticos tradicionales, que deben seguir una forma horizontal de organización, y ahí nos perdemos en disquisiciones y formulaciones sobre el futuro del 15-M.

Terminamos la instructiva charla recordando la Diada de Cataluña el 11 de septiembre de 1714, cuando las tropas borbónicas castellanas ayudadas por los ingleses tomaron Barcelona a sangre y fuego, y en este punto se producen interesantes opiniones divergentes. Algunos de mis ilustres amigos catalanes tienen posiciones nacionalistas federalistas, otros más independentistas, pero todos coinciden que el 11 de septiembre de 2014 se puede producir un terremoto en Cataluña. Con mucho seny, y afortunadamente sin ninguna ETA.

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