martes, 29 de julio de 2014

Un artículo de Rania, reina de Jordania

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Gaza, o la construcción de una distopía moderna

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DIS-TO-PÍ-A (sust.): un lugar imaginario donde la gente es infeliz y está asustada porque no son tratados justamente; un futuro desmoralizador donde la gente está a menudo deshumanizada; un mundo de pesadilla caracterizado por la miseria humana, la sordidez, la opresión, la enfermedad y la masificación.
Normalmente, las sociedades distópicas se retratan en las páginas de novelas comoLos Juegos del Hambre o Divergent. Nos muestran sociedades distorsionadas donde se ha suprimido la justicia y la libertad, donde las privaciones son una forma de vida, y donde las vidas son prescindibles. Nos piden que imaginemos una sociedad donde se empuja a la gente hasta los límites de su resistencia, y donde son asesinados si no aguantan.
Pero es sólo una ficción, ¿verdad? Después de la última página, se acaba todo.
Falso.
La distopía más perturbadora de nuestro tiempo no es una ficción. Es un lugar real con gente real.
Es Gaza. El lugar más trágico para vivir en la Tierra.
Mientras algunas personas en el mundo luchan contra la pobreza o la violencia o los prejuicios o la intimidación o el hambre o la falta de sanidad o la libertad de movimientos o el encarcelamiento o el desempleo masivo o la vigilancia constante o la inseguridad o la falta de bienes básicos o la desesperanza o la falta de educación o el aislamiento forzado o el desprecio por sus derechos humanos o el dolor por la pérdida de sus seres queridos, el millón ochocientas mil personas que viven en Gaza luchan contra todo a la vez, todos los días.
Bajo la mirada de una comunidad global, en su mayoría indiferente.
Mujeres. Niños. Bebés. Ancianos. Personas con discapacidad. Inocentes. Ellos luchan contra todas estas injusticias cada día porque, durante los últimos ocho años, han existido -que no vivido- bajo el cerco impuesto por Israel.
Un palestino de 17 años, detenido en una prisión israelí, describe la miseria cotidiana que soportan los gazatíes.
"Es como ser una sombra de su propio cuerpo; pegado al suelo, imposible liberarse. Te ves a ti mismo tendido pero eres incapaz de llenar esa sombra de vida".
En otras palabras: una muerte lenta.
A menos que hayas vivido día tras día entre el asfixiante asedio y los ataques, es imposible entender la desesperación que soportan los habitantes de Gaza. No olvidemos que el 70% de la población de Gaza son refugiados.
No puedo hacer justicia a tanto sufrimiento sólo con estas palabras. Tan solo puedo dar testimonio de su existencia.
Imagine estar preso en una árida franja de tierra de apenas 40 kilómetros de largo y entre 5 y 11 kilómetros de ancho.
Imagine que su hijo necesita asistencia médica urgente que las clínicas de Gaza no le pueden ofrecer. Un día tras otro, espera en la aduana sin saber si finalmente se le permitirá cruzar para buscar la ayuda que necesita.
Imagínese criando a niños que no tienen acceso al agua, donde el sistema de alcantarillado tiene fugas y donde apenas hay electricidad la mitad de los días. O imagínese dependiendo de los paquetes de alimentos de la UNRWA (la agencia de la ONU para los refugiados) para poder mantener con vida a su familia.
Y ahora imagine que, además, la gente de Gaza tiene que vivir bajo bombardeos diarios.
Más de un cuarto de las personas asesinadas en las últimas semanas eran niños: 161. Cientos más mutilados y huérfanos. Decenas de miles de familias destrozadas y desplazadas.
Imagínese sentado a la mesa para cenar con su familia y que sólo tenga unos minutos para evacuar su casa antes de que sea bombardeada. Los misiles arrasan su hogar. Adiós a las fotos irremplazables de sus abuelos. Los dibujos de sus hijos cuando eran pequeños, destruídos. Los documentos de identidad, perdidos. Su historia personal, borrada.
O imagínese tratando de salvar vidas en un hospital con instrumental oxidado. Sus zapatos se pegan al suelo ensangrentado. Y entonces, bombardean el hospital.
Gaza está en estado de shock.
Todo lo que la gente de Gaza quiere es lo que cada uno de nosotros queremos. La oportunidad de vivir una vida normal con dignidad y seguridad, y de construir un futuro en el que sus hijos puedan crecer, soñar y cumplir sus ideales. Tenemos que permitirles que lo hagan.
Primero, es necesario un alto el fuego. Pero no es la única solución. No podemos permitir que se vuelva a un status quo infernal: la batalla cotidiana por la supervivencia. Debe continuar rápidamente con un esfuerzo global para devolver la vida a las sombras de Gaza. La apertura de las fronteras. El reconomiento de los derechos. La garantía de la libertad. La reparación de las infraestructuras. La restauración de los flujos comerciales. La equipación de las escuelas. La renovación de los hospitales. La heridas deben curarse; la esperanza debe renacer.
Pero nada de esto pasará sin los esfuerzos colectivos de la comunidad global. Debemos insistir en una vida digna para el pueblo de Gaza. Cada uno de nosotros puede hacer algo. Siendo activos. Despertando las conciencias. Rechazando la violencia. Donando a UNRWA.
Permanecer silenciosos ante esta injusticia sin fin hace que nuestra comunidad global no sea mejor que la masa de gente que mastica cacahuetes en la arena deLos Juegos del Hambre, diciendo "ohhh" y "ahhh" y sacudiendo la cabeza ante cada nueva prueba y cada nueva muerte.
¿Vamos a permanecer desde la barrera, mientras contemplamos cómo se asientan los terribles cimientos de una moderna distopía? ¿O nos unirá nuestro sentido humanitario para empujarnos a actuar y a salvar a la gente de Gaza?
Al salvarles a ellos, nos estamos salvando nosotros.

jueves, 17 de julio de 2014

Artículo de Vicenç Navarro sobre el PSOE

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Opinión a fondo

¿Qué pasa en el PSOE?

17jul 2014
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Por Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
William Greider es un analista de la revista The Nation que ha escrito extensamente sobre el Partido Demócrata de EEUU, siendo sus artículos un punto de referencia obligatorio para todo aquel que quiera conocer y comprender el comportamiento político del que fue durante muchos años el mayor partido político existente en EEUU. Este partido está perdiendo apoyo popular de una manera muy marcada, de forma tal que es probable que en las próximas elecciones de noviembre tal partido pierda la mayoría en el Senado, pasando este a ser gobernado por el Partido Republicano, con lo cual este último partido pasaría a tener el control de las dos cámaras legislativas del Congreso de EEUU, es decir, la Cámara de Representantes y el Senado. Es también probable que pierda la Casa Blanca en las próximas elecciones presidenciales.
William Greider analiza en su último artículo el porqué de este declive. Descarta que dicho descenso del apoyo electoral en EEUU se deba a una derechización de la población estadounidense o del electorado que tradicionalmente apoyaba al Partido Demócrata, que son las clases populares, cuya base es la clase trabajadora estadounidense. La mayoría de esta clase (llamada clase media en aquel país) se ha venido absteniendo, y la minoría que votaba, votaba hasta hace poco predominantemente al Partido Demócrata. En realidad, las encuestas señalan que entre la opinión pública se ha ido acentuando más y más un rechazo hacia el establishment político estadounidense, con una radicalización de este rechazo y enfado que se expresa en el crecimiento de los dos polos opuestos del espectro político. Uno, el Tea Party, la ultraderecha que está tomando el control del Partido Republicano, y el otro el movimiento Occupy Wall Street, así como el movimiento contestatario de izquierdas que está surgiendo con cierta fuerza alrededor de figuras como la senadora Elizabeth Warren y el senador Bernie Sanders, las dos voces más críticas dentro de las izquierdas.
La enorme crisis económica que sufre el país y la incapacidad de los dos partidos, el Demócrata y el Republicano, para resolverla en términos favorables al bienestar de las clases populares está cuestionando la legitimidad del sistema político estadounidense y de sus instituciones representativas. Greider se pregunta por qué esta incapacidad. Y la respuesta es fácil de ver. Los aparatos de estos partidos han desarrollado un maridaje y complicidad con los mayores grupos de presión financieros y económicos del país (los principales componentes de lo que se llama en EEUU la Corporate Class, la clase corporativa). Entre estos grupos destaca el entramado de instituciones financieras radicadas en Wall Street, el centro financiero de EEUU. El aparato del Partido Demócrata, incluyendo el Presidente Obama y sus ministros en las áreas económicas y financieras, está ligado (y financiado) por los intereses de Wall Street. En realidad, la popular senadora Elizabeth Warren fue la que criticó y denunció con mayor contundencia estos lazos y complicidades entre el gobierno (tanto el ejecutivo como las dos cámaras legislativas, el Senado y la Cámara de Representantes) y Wall Street. Y esta realidad es ampliamente conocida y percibida por la población. Encuesta tras encuesta se señala que la respuesta mayoritaria a la pregunta “¿quién manda en este país?” es “la Corporate Class, la clase corporativa”, seguida de “Wall Street”, que es hoy el eje de tal clase.
Termina Greider con la pregunta “¿qué es lo que hoy explica que el Partido Demócrata esté perdiendo apoyo popular?” Irónicamente, acentúa que este partido siempre hace aparecer en su argumentario electoral la llamada a la lucha de clases, denunciando el incremento de las desigualdades sociales, y presentándose como el defensor del pueblo llano frente a los poderes económicos y financieros, para olvidarse de ella al día siguiente de las elecciones, contribuyendo a reproducir la lucha de clases desde el lado opuesto al cual decía pertenecer en su discurso electoral, sirviendo a aquellos poderes y diferenciándose del Partido Republicano solo en intensidad servil, pero no en voluntad de servicio.
La situación en España
Ni que decir tiene que las instituciones políticas y la cultura política en España son muy distintas de las del otro lado del Atlántico Norte. Pero ello no niega que haya también bastantes similitudes. Y una de ellas es el comportamiento del Partido Demócrata y del Partido Socialista. Estamos hoy viendo un declive muy notable del apoyo electoral del PSOE, pasando de ser de unos 11 millones de votos en 2008 a 3,6 millones hoy, siendo las causas del declive muy semejantes en ambos partidos. Y en ambos casos, una causa de este declive es la generalización de la percepción de que tales partidos siguen a pies juntillas lo que los poderes económicos y financieros les instruyen. En el caso del PSOE, el principal indicador de ello fue el Pacto Fiscal, aprobado casi con nocturnidad y alevosía (mediante un cambio de la Constitución, que se consideraba hasta entonces sacrosanta), que priorizaba de manera clara los intereses de laCorporate Class sobre los de las clases populares.
El aparato dirigente del PSOE, dirigido por el Sr. Rubalcaba, que había sido Vicepresidente del gobierno Zapatero, una vez elegido Secretario General, actuó con sectarismo, eliminando y purgando cualquier voz crítica de la dirección de tal partido. Carente de cualquier sentido autocrítico, su principal propuesta alternativa a las políticas de austeridad (que el gobierno Zapatero había iniciado) fue la versión light de dicha austeridad, sin nunca proponer un cambio radical favoreciendo políticas redistributivas, expansivas y de creación de pleno empleo, por considerarlo “utópico” o “demagógico”, las expresiones utilizadas por el establishment político para marginar cualquier propuesta que afecte a los intereses de la Corporate Class.
En ambos partidos el aparato controla, sin fisuras, su vida política. Las primarias del PSOE han sido un ejemplo de ello. Aquí quisiera responder a los muchos comentarios que recibí (algunos con especial dureza, provenientes de círculos de la izquierda socialista) a mi artículo “Las primarias en el PSOE”,Público, 08.07.14. En aquel artículo no hice distinciones entre los tres candidatos, indicando que no había oído o leído ninguna autocrítica del PSOE en ninguno de los tres candidatos. Varios comentaristas me indicaron que sí que las había habido por parte del candidato Tapias, que había criticado el Pacto Fiscal y la imposibilidad del PSOE de reconocer el carácter plurinacional de España.
Pero olvidan mis críticos que yo escribí el artículo antes de que tuviera lugar el debate entre los tres candidatos, no después. Me alegró que Tapias hiciera tal autocrítica, tanto en su desaprobación del cambio constitucional para incluir el Pacto Fiscal, como en su desaprobación de la falta de reconocimiento por parte del PSOE del carácter plurinacional de España. Tal autocrítica le distinguió claramente de los otros dos candidatos. Pero ruego a mis críticos de Izquierda Socialista que hagan la siguiente reflexión: ¿cómo es que yo y millones de españoles como yo no conocimos esta crítica que Tapias hizo a la dirección del partido antes?; ¿cómo es que no solo Tapias, sino las izquierdas en el PSOE, permanecieron tan en silencio y disciplinadas que el país no pudo conocer que había una protesta y rebelión dentro del PSOE?; ¿cómo es que hubo tanto silencio frente a tanto daño?; ¿dónde estaban las figuras de Izquierda Socialista o del guerrismo cuando se estaban aplicando tales políticas? El silencio fue ensordecedor. Es cierto que todos los medios de información están controlados por las derechas. Pero hay fórums digitales, como Público, donde deberían haber salido voces de dentro del PSOE denunciando aquellos comportamientos, y no hubo ninguna procedente ni de Izquierda Socialista ni del guerrismo. ¿El miedo a salirse de la foto? ¿Qué pasó con tanto silencio?
En realidad, este silencio fue un error enorme, pues hay una gran desafección entre las bases del PSOE que podría haberse canalizado. Aprovecho para denunciar la manipulación que el candidato vencedor, el Sr. Sánchez (el más próximo al aparato), hizo de la crítica que se ha hecho, con razón, a la casta que dirige el PSOE, indicando que este término era una ofensa a los militantes del PSOE, señalando que tales militantes no son casta, aclaración que era innecesaria pues nadie acusó ni a los electores ni a las bases del PSOE de ser casta. La crítica era a la dirección del PSOE, que ha estado muy distante de lo que sus electores y militantes desean y creen. Una gran mayoría de las bases del PSOE son de izquierdas; las políticas públicas de los equipos económicos del PSOE y su respuesta a la crisis no lo son ni lo fueron.
Por último, considero igualmente preocupante que el candidato vencedor, el Sr. Sánchez, acusara al movimiento Podemos de demagógico por incluir la propuesta de no pagar la deuda pública de España en los términos en los que tal deuda se expresa. Como he dicho en varias ocasiones, el término “demagogo” es ampliamente utilizado por las fuerzas conservadoras y liberales de este país para definir aquellas propuestas que afectan a sus intereses. Es de lamentar que el nuevo dirigente del PSOE utilice el insulto como estrategia de desprestigio del adversario. Por lo visto, el Sr. Sánchez no es consciente de cómo se ha generado la deuda pública en España, consecuencia de una estructura de gobierno del euro gobernada por el Banco Central Europeo (BCE), que sirve más a los intereses bancarios que no a las necesidades de los Estados miembros de la Eurozona. El BCE no es un banco central como puede serlo el Federal Reserve Board en EEUU, el Banco de Inglaterra o incluso el Banco de España cuando existía como banco central. El BCE imprime dinero, que se lo presta a unos intereses bajísimos a la banca privada para que esta compre deuda pública a unos intereses elevadísimos, que los Estados tienen que pagar al no estar protegidos por un banco central. En realidad, si el BCE fuera un banco central como el Federal Reserve Board, la deuda pública sería de un 30% del PIB en lugar de un 90%. Es, por lo tanto, justo y necesario que los países más afectados por esta situación, como Grecia, Portugal y España, exijan una redefinición de esta deuda pública. Es predecible que la banca llame a los que hacen esas propuestas “demagogos”, pero es preocupante cuando un dirigente socialista también lo hace.

miércoles, 16 de julio de 2014

Un articulo de Miguel Angel Moratinos, exministro de Asuntos Exteriores

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Por un PSOE renovado

Por un PSOE renovado
En la conferencia política del PSOE, e incluso algunos meses antes, muchos militantes socialistas reivindicamos la convocatoria de primarias abiertas para las elecciones europeas del pasado domingo. La intención no era otra que abrir el partido a la participación ciudadana, propiciar un proyecto europeísta y solidario, así como la renovación de la lista al parlamento europeo. He considerado siempre, y he defendido a lo largo de estas últimas semanas en diversos actos públicos, que las elecciones europeas eran de gran trascendencia y no sólo porque podrían marcar el camino de la recuperación de la confianza de la ciudadanía en el PSOE, sino también porque el nuevo presidente de la Comisión Europea y la composición de la eurocámara condicionarían el margen de actuación del futuro gobierno español que, con mucha probabilidad, no será del mismo color que el actual. La dirección socialista no aceptó la propuesta de primarias para las elecciones europeas, que creció y ganó adeptos con el tiempo. Se replegó sobre sí misma y consideró que ni el contenido ni la candidatura al parlamento europeo merecían un debate abierto y una reflexión rigurosa que ilusionaran al electorado.
Lo hecho, hecho está…, pero no podemos volver a equivocarnos. Por ello, hay que valorar positivamente la decisión de Alfredo Pérez Rubalcaba de dar paso a una nueva etapa y a un nuevo equipo, aunque no comparto su hoja de ruta. Pienso que la principal tarea del PSOE es reencontrarse con la ciudadanía y con los electores, y esto pasa por una apertura del partido a la sociedad española, por un debate intenso de posibles candidatos y estrategias, y por una participación más amplia y directa de la ciudadanía. Creo que volver a encerrarnos nuevamente en los pasillos orgánicos de un congreso extraordinario podría ser la solución en la década de los años 70, cuando el PSOE salía de los rincones de la clandestinidad. Hoy avanzamos por la segunda década del siglo XXI y tenemos una sociedad transformada y madura que no ve con buenos ojos los manejos internos y las prácticas del pasado. Estas prácticas no tienen cabida en el mundo de la información y de la transparencia. Los partidos políticos en general, y el PSOE en particular, tienen que canalizar la energía política de la ciudadanía y favorecer su empoderamiento a través de procesos de selección de sus líderes, ya sean militantes o simpatizantes de los partidos. Por ello, me sumo a la petición de compañeros que, como Carme Chacón, Eduardo Madina y otros, pedimos la convocatoria de un proceso de primarias abiertas antes que un congreso extraordinario y, si éste se celebra, que toda la militancia elija al secretario general, con el fin de reforzar el nuevo liderazgo y comenzar a trabajar cuanto antes por recuperar la confianza y la ilusión ciudadana en el PSOE y en sus líderes.