miércoles, 26 de octubre de 2011

Tesis sobre ETA

No hay comentarios:

IÑAKI GIL DE SAN VICENTE


Rebelión



«El marxismo, la menos dogmática y la menos formal de las doctrinas, en cuyo marco de generalizaciones resaltan la carne viva y la sangre caliente de las luchas sociales y de sus pasiones.»


Trotsky 1915

«Es cierto que prever significa únicamente ver claro el presente y el pasado en tanto que movimiento. Ver claro: esto es, identificar con exactitud los elementos fundamentales y permanentes del proceso. Pero es absurdo pensar en una previsión puramente “objetiva” (…) Sólo aquél que quiere con fuerza identifica los elementos necesarios para la realización de su voluntad.»


Gramsci 1924


«Ellos lucharon, fracasaron, lucharon de nuevo, fracasaron de nuevo, volvieron a luchar; acumularon una experiencia de 109 años, una experiencia de centenares de luchas, grandes y pequeñas, militares y políticas, económicas y culturales, con o sin derramamiento de sangre, y sólo entonces obtuvieron la victoria fundamental de hoy. Estas son las condiciones morales, sin las cuales la revolución no habría podido triunfar.»


Mao 1949
El comunicado de ETA del pasado jueves 20 de octubre, que anunciaba el cese definitivo de su accionar armado, confirma de nuevo que ETA es una organización política clandestina que por circunstancias obvias se vio en la necesidad de recurrir a la violencia defensiva táctica, a la lucha armada. Que ETA es una organización política ha sido reconocido por comentaristas españoles y por los sucesivos gobiernos del Estado español que han conversado y negociado con ella. Se ha reconocido también que su influencia política no ha desaparecido en los momentos de tregua o de cualquier otra forma de cese transitorio de su acción armada, sino que se ha plasmado de otra manera, con otras expresiones. La naturaleza política de ETA se inscribe de pleno dentro de la tradición marxista que siempre ha insistido en la dialéctica entre los objetivos históricos, la estrategia adecuada para alcanzarlos en cada fase y contexto de lucha, y las adecuaciones tácticas que deben implementarse dentro de la estrategia según varían las coyunturas y circunstancias. No sólo la larga historia de ETA sino también la corta historia previa de EKIN e incluso, apurando el análisis, el prolongado proceso de lenta confluencia entrecortada y abortada por las dictaduras de 1923-1931 y de 1936 en adelante, entre diferentes corrientes marxistas, socialistas, nacionalistas e independentistas vascas, este proceso decisivo para entender el surgimiento y la fuerza de masas de ETA también se realizó según la dialéctica entre los fines y los medios, siempre dentro de los cambios forzados por las innovaciones represivas de los sucesivos gobiernos españoles.

No hace falta insistir que en semejante interacción permanente de fuerzas, el azar juega un papel mayor o menor dependiendo de menor o mayor acierto estratégico y teórico de la izquierda revolucionaria. En este sentido, es innegable la capacidad del «fenómeno ETA» para superar todas las adversidades y contingencias. No podemos entender esta permanencia si utilizamos definiciones mecánicas, no dialécticas. Hay que entender a ETA como una doble realidad: por un lado, ETA «como mucho más que ETA», es decir, como un complejo y enrevesado movimiento de (re)construcción nacional vasca que se sostiene pese a todo desde finales de la década de 1950 y, por otro lado, «como muchas ETA» que van apareciendo y desapareciendo en el tiempo pero manteniendo una continuidad coherente basada en la lucha por unos objetivos irrenunciables y elementales. Lo que conecta a los dos componentes de esta realidad histórica es la incuestionable legitimidad del independentismo vasco sostenida a pesar de todas las represiones, equivocaciones y escisiones sufridas. Apurando un poco, podríamos decir que ETA es como el río de Heráclito que es y no es, que permanece a pesar de que siempre cambia. Y esta innegable realidad histórica es incomprensible para el mecanicismo formalista del pensamiento dominante.

Un pensamiento dominante que en un principio y durante años afirmó la derrota inmediata y definitiva extinción de ETA; que más tarde afirmó que su desaparición estaba al borde de producirse, y que ahora sostiene triunfante que por fin ETA ha sido derrotada. El río que siempre fluye, que nunca es el mismo pero que permanece, que está y no está, sigue rompiendo los esquemas mentales dominantes, al sobreponerse ETA a los sucesivos sistemas represivos españoles, con sus doctrinas, estrategias y tácticas, superación perceptible a medio y largo plazo, pero no exenta de errores, estancamientos y momentos de crisis. El Estado es el centralizador estratégico de las tácticas represivas en aras de garantizar los objetivos del capital: su acumulación ampliada. Cuando es un Estado nacionalmente opresor, la centralidad estratégica de las represiones adquiere más importancia que cuando no oprime a otro u otros pueblos. En la primera situación, la española y la francesa, la centralidad represiva es muy superior a la segunda, aunque ella no niega la existencia de represiones concretas que tienen autonomía relativa, tanta autonomía aparente que muchos intelectuales terminan creyendo que el Estado ha desaparecido. Pero la realidad es tozuda y siempre termina imponiéndose, sobre todo cuando se constata el avance de la lucha independentista de los pueblos y cuando la crisis del capital obliga al Estado a intervenir crudamente.

La evolución de ETA ha estado influenciada, además de por la represión, también por las dos grandes crisis económicas del capital, la iniciada en 1968-1973 y la iniciada en 2007, y por la crisis de la izquierda internacional agudizada por la contraofensiva neoliberal exacerbada desde la década de 1980. Ha sido una influencia directa en el quíntuple sentido de, uno, el golpe asestado a la vertebración obrero-fabril industrial clásico del pueblo trabajador durante la falsa «reconversión industrial»; dos, la derrota de las luchas armadas en el centro del imperialismo y su evolución en los pueblos oprimidos; tres, la implosión de la URSS y de su bloque con el desprestigio de su «socialismo»; cuatro, los efectos sociales del boom financiero e inmobiliario, del dinero barato, del consumo fácil, de las modas postmodernas y postmarxistas e individualistas, del apoliticismo guay, etc.; y, cinco, la sobrecogedora irrupción de la crisis actual en 2007, con su gravedad aún no asimilada teórica y políticamente en todas sus consecuencias por parte de la izquierda abertzale, a pesar de las tres huelgas generales y de la áspera y creciente lucha de clases que se libra en nuestra nación.

Pero además de los desgastes producidos por la represión siempre actualizada y por los efectos de las crisis, también han presionado sobre ETA los mecanismos de alienación y absorción inherentes al orden capitalista en cuanto tal, su «coerción sorda» y la capacidad de este sistema para invertir y ocultar la estructura explotadora, presentando las causas como efectos y estos como aquellas. El capital es un sistema de relaciones sociales de explotación que se invisibiliza a sí mismo y que se refuerza a sí mismo subsumiendo al trabajo en su egoísta e individualista lógica del máximo beneficio cuanto antes y sin reparar en consecuencias. Si bien la conciencia nacional de pueblo oprimido, que sabe y sufre el colaboracionismo de su burguesía con el Estado, actúa como relativo contrapeso del fetichismo, siendo esto verdad, tampoco hay que sobrevalorar su efectividad emancipadora. Los tres grandes problemas que afectan a ETA y a la izquierda abertzale en su conjunto, así como al proceso ascendente que va del autonomismo crítico, al soberanismo y al independentismo socialista son represión, crisis y fetichismo, porque al formar una sinergia multiplican su efecto paralizante y hasta reaccionario, unionista y nacionalista español y francés.

Partiendo de esta realidad, el marco teórico sintetizado en las tres citas arriba expuestas nos permite comprender tanto la evolución de ETA como, a una escala mayor, la del pueblo trabajador desde su formación en la fase industrial del capitalismo vasco a finales del siglo XIX. Es así porque las tres versan sobre dos componentes insustituibles del marxismo como praxis de la revolución: por un lado, la dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo, y, por otro lado, la importancia clave de la ética socialista como fuerza material que se plasma en el proceso histórico. Entre otros y otras muchas marxistas, Trotsky, Gramsci y Mao vuelven a incidir en diversos tiempos y espacios en que, a lo largo de los decenios de lucha, la subjetividad, la decisión lúcida y crítica, y la voluntad de vencer, reforzada generación tras generación, actúan como fuerzas políticas física, materiales, tangibles, al margen de las tácticas violentas o pacíficas -formas diferentes de violencia y de paz, etcétera- que se adopten en cada período. Sin duda, la ética socialista se revela más fácilmente como fuerza de emancipación en las largas luchas sociales, sobre todo de liberación nacional de clase y de sexo-género, que en las relativamente cortas fases y ondas de lucha de clases en su orientación exclusivamente economicista y sindical, no política en el sentido decisivo de toma del poder. Aquí, la cita de Mao es más apropiada para la experiencia vasca en general y de ETA en particular.

Con esto no negamos la importancia decisiva de otras aportaciones marxistas. En cuanto teoría matriz, el marxismo llega al secreto de las múltiples explotaciones descubriendo cómo nacen y se desenvuelven, cómo crecen e interactúan, surgiendo imperceptiblemente desde las contradicciones esenciales del capital, desde su identidad genético-estructural; y explica además cómo esta expansión creciente de las opresiones diferenciadas en sus formas externas se complejiza aún más con el desarrollo desigual de lo histórico-genético. Como teoría matriz, el marxismo explica que el desarrollo desigual de las luchas, desigualdad que debe ser asumida sobre todo en su contenido de liberación nacional de clase y de sexo-género, siempre nos remite a una escala más amplia, la del desarrollo combinado de la lucha mundial entre el capital y el trabajo. La dialéctica entre estos dos niveles unidos en el interior a la totalidad debe ser teorizada, por un lado, mediante el internacionalismo proletario, hoy más necesario que nunca al ver cómo algunas izquierdas agotadas se pliegan a los dictados del capital mundializado; y, por otro lado, desde las experiencias propias de los pueblos trabajadores en su lucha por el socialismo y por su verdadera independencia. Ambas prácticas teóricas se basan sólo y exclusivamente en la praxis revolucionaria sostenida durante generaciones, a pesar de sus altibajos y derrotas.

Deliberadamente, hemos llegado a uno de los puntos de reflexión que queríamos plantear: el del papel de la conciencia subjetiva de masas, de la voluntad de lucha de un pueblo nacionalmente oprimido y su entronque dentro del marxismo. La evolución de ETA y el comunicado del pasado 20 de octubre nos remiten a esta cuestión que, muy significativamente, ha marcado uno de los puntos de separación entre el independentismo socialista y el marxismo libresco y formal, antidialéctico. No vamos a rememorar aquí las causas de las sucesivas escisiones dentro de independentismo socialista que optaron por vías que de un modo u otro pasaban por la aceptación del marco estatal de resolución del conflicto provocado por la ocupación española de una parte de Euskal Herria. Por marco estatal de resolución entendemos la tesis que sostiene que el futuro libre de Hego Euskal Herria sólo es posible dentro de un Estado español federal o confederal, pero Estado español en definitiva.

En otros textos hemos defendido la existencia de un «marxismo español» incapaz de romper su dependencia ontológica, epistemológica y axiológica con y del marco de acumulación de capital que es la «nación española» y no vamos a extendernos ahora. Lo que sí debemos repetir aquí es que ese marco estato-nacional burgués tiene una quiebra interna que va agudizándose, o que permanece bullente en el subsuelo, con la mundialización de la ley del valor-trabajo y con la concentración, centralización y perecuación de capitales dentro de la Unión Europea: nos referimos a la quiebra, a la sima abisal creada al conjugarse la debilidad de una burguesía que no se atrevió a realizar su revolución político-económica, agraria y antifeudal, cultural y educativa, militar y de integración no mayoritariamente violenta, con las dinámicas desestabilizadoras que tienden a surgir de las entrañas de la contradicción expansivo-constrictiva inherente a la definición simple de capital. Esta contradicción es la base de la territorialización del Estado-nación burgués como espacio centrípeto de acumulación geográficamente demarcado y cada vez más sometido a las fuerzas centrífugas de la mundialización.

Pues bien, ETA, como expresión y síntesis de la larga lucha del pueblo trabajador vasco, se mueve en parámetros cualitativamente diferentes a los del «marxismo español», ya que lo que plantea es, en primer y decisivo lugar, la independencia estatal de Euskal Herria, asumiendo, además, que el mismo derecho lo tienen el resto de naciones y pueblos dominados por el imperialismo español. Desde una perspectiva marxista, quiere esto decir que la libertad de los pueblos y la emancipación de las clases explotadas sólo pueden conseguirse mediante la extinción histórica del Estado español en cuanto espacio material y simbólico de acumulación de capital y, por ello, de desarrollo de la ley del valor-trabajo relativamente controlado por la clase dominante, por la burguesía española. Dado que el Estado es la forma política del capital geográficamente localizado, por eso mismo, la emancipación del trabajo -en su triple expresión de sexo-género, de nación y de clase- es inseparable de la extinción del Estado.

Más aún, en la situación vasca, el derecho a la independencia aparece ya como la necesidad de un Estado independiente. La dialéctica entre derecho y necesidad está sujeta a la agudización de las contradicciones, de manera que el derecho, cualquier derecho, se transforma en necesidad urgente de realizarlo, de practicar ese derecho, conforme la opresión que lo niega se ha endurecido a tal extremo que pone en riesgo la supervivencia del colectivo que tiene ese derecho, aunque no sea reconocido, aunque sea negado. El derecho a la huelga, por ejemplo, pasa a ser necesidad imperiosa de hacer huelga cuando la patronal endurece sus agresiones y el derecho/necesidad de huelga se transforma en necesidad de ocupar la fábrica, recuperándola para la clase obrera, cuando la patronal quiere cerrarla definitivamente. En esencia, lo mismo sucede con el derecho de autodeterminación: pasa a ser necesidad cuando el pueblo negado de ese derecho elemental comprende que sin su ejercicio se multiplican las explotaciones que sufre. Y el derecho/necesidad de autodeterminación salta a necesidad de la independencia estatal cuando el contexto entero presiona hacia esa dirección.

Lo que bulle debajo del derecho/necesidad a la independencia, como a la recuperación de una fábrica, o a impedir que un banco expulse de su domicilio a una familia obrera, o el derecho/necesidad al aborto consciente, libre y gratuito, etcétera, no es otra cosa que la lucha contra la propiedad privada. La burguesía española es ahora propietaria del Pueblo Vasco y del resto de naciones que ocupa y explota, al igual que es propietaria de las fuerzas productivas y propietaria de las mercancías fabricadas por la clase trabajadora; de la misma forma que el hombre es propietario de la mujer y el imperialismo es propietario de medio mundo. Pues bien, la independencia en su sentido pleno, socialista, significa la expropiación del expropiador, la recuperación de la nación por el pueblo oprimido, al igual que, a otra escala, la clase obrera recupera su fábrica, la mujer recupera su cuerpo y la familia recupera su domicilio al impedir el desahucio por el banco, desahucio ejecutado gracias al derecho burgués a la propiedad privada, derecho garantizado y aplicado por sus fuerzas represivas y su judicatura.

El ascenso del derecho en abstracto a la necesidad concreta e imperiosa se realiza sólo mediante la lucha revolucionaria como síntesis suprema de un sin fin de otras luchas colectivas e individuales más superficiales aunque siempre importantes. La lucha revolucionaria es radical porque va a la raíz, a la recuperación de la propiedad colectiva, pública, estatal, comunal y a la construcción del poder popular, del Estado propio: propiedad colectiva y poder popular, he aquí la raíz. Solamente la experiencia adquirida en las luchas parciales y sectoriales puede sentar la base teórica y política para ir confluyendo en la lucha revolucionaria dirigida a la raíz. Y en esa dinámica ascendente los sectores menos concienciados, que se limitan a la reivindicación del derecho abstracto, van avanzando con más o menos dificultades a la conciencia política de la necesidad de la independencia, de la urgencia de dejar de ser un objeto pasivo propiedad de la burguesía a llegar a ser un sujeto activo propietario de sí mismo. Naturalmente, este avance es permanentemente obstruido por un sin fin de fuerzas contrarias que buscan asegurar la dominación española, de modo que en absoluto se trata de un ascenso lineal y predeterminado, sino de una lucha que puede concluir en derrota.

Como organización política, ETA ha sido muy consciente de este ascenso de la abstracción democraticista, necesaria en sí misma como base de inicio, a la conciencia concreta de la necesidad de la independencia. Un momento importante en ese ascenso está siendo el salto del autonomismo al soberanismo como antesala del independentismo. Ahora esos tres niveles generales, surcados cada uno de ellos por graduaciones específicas, se expresan ya en Bildu y tienden a expresarse en Amaiur, como muestra del ascenso en la movilización democrático-institucional popular y de masas. Pero este logro venía ya anunciado, además de por múltiples prácticas, por la creciente voluntad de participación a varios niveles en los sucesivos períodos de contacto, conversación y negociación entre ETA y los gobiernos españoles, y entre la izquierda abertzale y otras fuerzas sociopolíticas, sindicales y populares con representantes de esos gobiernos. Y por no extendernos, otro ejemplo es la efectividad con la que la izquierda abertzale y ETA han ido superando los cada vez más duros sistemas represivos.

El paso del derecho a la necesidad se plasma, fundamentalmente, en la decisión de romper amarras conceptuales, no sólo materiales, con la lógica estatalista del pensamiento español y francés que actúa como un agujero negro, que todo lo engulle y pulveriza. Una vez constatada la suficiente acumulación crítica de iniciativa popular y social capaz de acelerar, extender e intensificar la conciencia de la necesidad del Estado independiente, una vez llegados a esta fase, la organización política ETA pone en marcha una decisión ya teorizada como posible desde hace mucho tiempo y vista como cada vez más probable conforme se materializa el avance popular. El comunicado del 20 de octubre oficializa esa transformación nueva de un proceso de liberación que siempre cambia reforzando su permanencia. Insistimos en que el mecanicismo es incapaz de entender esta dialéctica del movimiento. Si por un instante recurriésemos al individualismo metodológico burgués, diríamos que de la misma forma en que en cada crisis determinados marxistas individuales han desatado el nudo gordiano que les ataba al pasado volviendo a la dialéctica, lo mismo ha sucedido varias veces en la historia de ETA: recordemos, por ejemplo, a Txabi Etxebarrieta y Argala y sobre todo a muchísimos militantes anónimos, imprescindibles héroes desconocidos. Pero como una de las características de la izquierda abertzale es su pensamiento colectivo, decimos que la dialéctica del movimiento se expresa en la praxis de decenas y decenas de miles de personas.

Ahora bien, por cuanto movimiento, la dialéctica de los contrarios aparece al desnudo, y eso es muy bueno porque descubre los riesgos y peligros, y los errores. Aquí sólo podemos reflexionar sobre cuatro. Uno es el retroceso en la formación intelectual, teórica, de la militancia abertzale. Siempre el pensamiento va por detrás del cambio de lo real, pero el pensamiento ha de intentar que esa distancia sea lo más pequeña posible y, sobre todo, ha de intentar descubrir la tendencia evolutiva de las contradicciones, para lograr incidir sobre ellas. En momentos de crisis como el actual, prever las tendencias es decisivo, más si cabe cuando la conciencia de la necesidad de un Estado independiente se sigue asentado más que todo sobre deseos y anhelos. El deseo llega a ser una fuerza revolucionaria objetiva, como hemos visto en las tres citas anteriores, pero su efectividad emancipadora se asienta sobre el conocimiento teórico de lo real, de lo contrario, el deseo suele terminar en la decepción.

Otro riesgo, el segundo, nace del anterior y concierne a la urgencia de argumentar la viabilidad de un Estado vasco como piedra angular del independentismo en el largo contexto mundial determinado por la actual crisis. Se avanza despacio en este asunto, aun sabiendo, a grandes rasgos, su factibilidad. Superar los dañinos efectos de varias modas ideológicas ya destrozadas por la objetividad del capital en crisis, es tanto más urgente cuanto que, todavía, sectores del pueblo trabajador y de su juventud, sectores de la militancia abertzale, muchos sectores del soberanismo y autonomismo critico, de las fuerzas democráticas, y el grueso de la casta académica, siguen parcial o totalmente bajo los influjos adormecedores de esas obsoletas mercancías intelectuales de usar y tirar. Si bien se multiplican los esfuerzos para acortar la distancia entre la crisis y el pensamiento, aún no hemos salido de la zona de peligro que puede agrandarse por nuestros errores, volviendo a aumentar la distancia entre la evolución de lo real y nuestro lento deseo.

El tercer riesgo no es otro que menospreciar la fuerza paralizante y ordenancista del capital en sí, con sus recursos casi infinitos. Si hablar siempre de burguesía es hablar de Estado y de clases explotadas, de su composición interna, ahora es vitalmente urgente conocer qué es y cómo se expresa el pueblo trabajador, las «grandes masas explotadas», en la terminología de Rosa Luxemburg. La recuperación del concepto de pueblo trabajador y su aplicación a la realidad del capitalismo vasco de finales de los años 60 fue uno de los aciertos decisivos de ETA. La ficción e irrealidad de un supuesto «capitalismo sin crisis», de la «nueva economía», etc., arrinconaron este concepto hasta casi olvidarlo. Pero la realidad es terca y no se puede ocultar por mucho tiempo la objetividad de la explotación. Conocer con suficiente rigor las distintas fracciones y sectores, capas y estratos internos del pueblo trabajador actual es imprescindible para realizar una política acertada de aglutinación de fuerzas, de alianzas con la genéricamente denominada «clase media», con la vieja y nueva pequeña burguesía. Son estas preocupaciones permanentes en la historia de ETA que en estos momentos vuelven a mostrar su decisiva influencia.

Y el cuarto y último riesgo es el menospreciar la fuerza de recuperación del nacionalismo imperialista español y francés. La dinámica abertzale orientada hacia la creación de un Estado propio, que puede y debe llegar incluso al momento crítico de una declaración de independencia nacional al margen de las instituciones españolas tal cual existan en ese momento, sean republicanas o monárquicas, debe tener muy en cuenta que hace tiempo que hemos entrado en la fase de lucha entre modelos opuestos de identidad nacional. Los cantos de sirena de que se puede ser a la vez vasco, español y europeo han sido silenciados por la estruendosa devastación de la crisis estructural, civilizacional, de larga duración que afecta absolutamente a toda la realidad humana y a sus sentimientos más personales e íntimos. En este nuevo contexto que se impone con la inmisericorde fiereza de las leyes de la acumulación, la (re)creación de una identidad vasca progresista, solidaria e incluyente, que busca ser una fuerza emancipadora en un mundo en lucha contra la barbarie y el caos imperialista, esta identidad es una fuerza de liberación imprescindible.

ETA, como proceso histórico complejo pero activo y actual, permanente, ha sido y es el factor decisivo para la supervivencia del Pueblo Vasco, aunque no actúe con las armas. Y esto es así porque su simbología referencial ha penetrado tanto en el movimiento del Pueblo Vasco que ya es el componente basal de su (re)creación para enfrentarse victoriosamente a la larga fase histórica de malvivencia en un capitalismo que perdurará en la medida en que se lo permitamos. La independencia socialista, que es otra de las decisivas creaciones praxeológicas de ETA, está hoy más vigente que nunca antes, y que lo esté menos que mañana depende de todas y todos.

martes, 25 de octubre de 2011

Sospecha generalizada

No hay comentarios:
ANTONIO MORALES MÉNDEZ (*)


A lo largo del tiempo que llevo manteniendo una cita semanal con los lectores de este medio he escrito, en muchas ocasiones, sobre la corrupción y el enorme peligro que supone su existencia para la democracia. Me he referido también muchas veces a los peligrosos abismos que se abren con las generalizaciones que aventan el desafecto y la duda sobre el sistema democrático, sus instituciones y representantes, pero no he dejado de plantear reflexiones sobre la insaciabilidad de los partidos políticos en su financiación y la perversa ligazón de la política con los negocios. Los últimos barómetros del CIS o los datos de Transparencia Internacional nos hablan de la peligrosa percepción ciudadana sobre la conexión de la política y la corrupción y como la crisis ha aumentado los casos de podredumbre social, institucional y política. Está claro que el problema existe y que tenemos que luchar contra él, pero su denuncia y combate no puede llevarnos nunca a la destrucción de la propia democracia. Y no cabe la menor duda de que para que eso sea posible tenemos que profundizar en la transparencia del Estado, en proteger a los ciudadanos electos más allá de la partitocracia y su oscura financiación como señaló a principios de año el Grupo de Estados contra la Corrupción(Greco), órgano dependiente del Consejo de Europa, en garantizar el funcionamiento de sus órganos y poderes y en ejercer de electores responsables de nuestros propios actos, desde el poder de nuestros votos, aunque con todas las limitaciones del mundo.

Hecha esta introducción, quiero dedicar las próximas líneas a un artículo publicado por Francisco J. Chavanel (La corrupción efectiva) en Canarias7. Citaba una conversación que había mantenido en su programa de radio con el empresario y dueño de Número 1 Amid Achi en la que éste, “con toda la sinceridad del mundo”, le planteaba que “en Senegal sólo tengo que pagar a uno mientras que aquí paso por doce y aún así no arreglo nada. Es una corrupción efectiva, no como la nuestra”. Y a partir de aquí es el periodista el que se explaya y nos sumerge en un mar de fangos del que nadie, absolutamente nadie, sale impoluto. Aquí no se mueve nada, en ningún sitio, si no se paga antes a funcionarios, partidos, políticos que gobiernan o están en la oposición…según se desprende de la confesión de Achi.

Ese mismo día los medios de comunicación se hacían eco del discurso del fiscal superior de Canarias, en la apertura del año judicial, en el que, entre otras cosas afirmaba que carecían de medios suficientes para actuar ya que “somos más jefes que indios”. No puede ser otra la razón, entiendo, por la que fiscalía no actúa de inmediato contra un empresario que hace este tipo de declaraciones en las que reconoce que está cometiendo delitos y que acusa, creando una enorme alarma social, a los funcionarios públicos y responsables políticos de flagrante corrupción. Y no es la primera vez que esto sucede. Con rotundidad entiendo que ante afirmaciones de este tipo los fiscales deberían actuar sin dilación porque se está atacando directamente a la línea de flotación de la democracia, más allá incluso del cuestionamiento de la honorabilidad y la legitimidad de las instituciones públicas y sus servidores, que ya es grave. Este señor que actúa creyéndose impune debería ser sometido de inmediato al imperio de la ley, que le debe recordar que no puede ser cómplice o protagonista de un delito como los que tan alegremente señala y difunde. Y si se trata de una fantasmada, de una boutade de riquísimo que está por encima del bien y del mal, pues que apechugue con sus consecuencias. Ya está bien de balandronadas que hacen muchísimo daño sin que paguen ningún precio en los tribunales. O que sea valiente y arremeta contra los que lo someten a sobornos y cohechos. Pero no está bien hacer tanto daño con generalizaciones y esconder la mano pusilánimemente. La sospecha se ha generalizado auspiciada por el populismo barato y, las informaciones interesadas para minar lo público, pero un Estado de Derecho no puede permitir impunemente que un señor, por muy número uno que sea, siembre el descrédito arbitrariamente sobre nuestra democracia, llena de imperfecciones, pero a la que no podemos renunciar.

La dignificación del servicio público no puede quedar al albur de un sistema judicial ineficaz, lento y sin recursos y desde luego no ayuda mucho a ello una Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1882. Pero hay que ponerse a ello y lo que se puede permitir es que se hagan oídos sordos ante manifestaciones tan dañinas como las del empresario tinerfeño. La corrupción se debe combatir con todas las fuerzas y todos los medios incluso porque, como da a entender este señor, limita las inversiones económicas por el miedo, el riesgo y la inseguridad que suponen.

Como dice el catedrático de derecho constitucional argentino José Miguel Onaindia, “la sucesión de hechos de corrupción sin esclarecer, la ausencia de mecanismos judiciales que permitan en forma efectiva erradicar esta conducta desarrollada como algo habitual en nuestra realidad son la fuente principal de la iniquidad social y del deficiente ejercicio de nuestros derechos. También, de la caída de confianza del sistema y del grado de participación de la ciudadanía en las diversas expresiones de la vida pública”.

En el mismo sentido se ha expresado en muchas ocasiones Josep Ramoneda: “la defensa de la política se está convirtiendo en una urgencia. Cada paso más en su descrédito es un triunfo del poder económico en su intento de controlarlo todo. Sin política, es la inmensa mayoría de la ciudadanía la que queda al pairo...Por eso creo que tenemos que exigirnos y exigir a todos los sectores implicados –política, justicia y medios de comunicación- mayor ecuanimidad en el juicio crítico. No hay nada que favorezca más a los corruptos que la sospecha generalizada. Si se tira indiscriminadamente contra todos –corruptos y no corruptos-, es evidente que los que salen beneficiados son los corruptos y los corruptores. Hay que defender el honor de la política y de los políticos responsables, que son muchos, precisamente para que no queden impunes los políticos corruptos”.

Por eso, ante afirmaciones como las realizadas por Amid Achi la fiscalía debe actuar sin demora y con contundencia. Porque nos jugamos mucho.

(*) Antonio Morales Méndez es alcalde de Agüimes

lunes, 24 de octubre de 2011

Don Pepito Rodríguez me hace monárquico

No hay comentarios:
RAFAEL GONZÁLEZ MORERA




Cada vez que leo El Día de Tenerife y compruebo su arrebatador republicanismo de última hora, me entran unas ganas enormes de gritar "¡Viva la monarquía! ¡Viva el Rey Juan Carlos!", pero me contengo no me vayan a tomar los amigos que conocen mis ideas republicanas por loco. Pero me da cierta repugnancia que don Pepito Rodríguez se proclame ahora republicano/independentista, cuando siempre fue un recalcitrante franquista, y pelota adulador de todos los capitanes generales del Ejército español que vivieron en la Plaza Weyler de Santa Cruz de Tenerife. Siempre he tenido respeto y por supuesto amigos independentistas, pero desde que don Pepito se hizo soberanista tengo también la inclinación un poco sádica de hacerme españolista y hasta del Real Madrid. Me miro al espejo, y me insulto por estos pecaminosos pensamientos, ¡monárquico y españolista! Pero que quieren, por alejarme de las proclamas de don Pepito, soy capaz de cualquier cosa.

Conocí a don Pepito hace muchos años, cuando trabajé con don Domingo Rodríguez, Dominguito Prensa, en Jornada Deportiva, y me pasaba por El Día un día sí y otro también para ver a los amigos periodistas tinerfeños, entre ellos a Elfidio Alonso. En aquella época don Pepito era perseguidor de rojos, y en general de todo demócrata que se moviera por Tenerife y toda Canarias, y ya tenía metido en su piel y su cerebro el odio a “la isla de Las Palmas”. Tal era así que Elfidio disimulaba su republicanismo escribiendo de baloncesto en Jornada, y haciendo teletipo en El Día. Qué tiempos aquellos. Pero las cosas para don Pepito Rodríguez han cambiado mucho, y ahora las islas Canarias son la colonia más antigua de Europa, y está empecinado en liberar a los canarios del yugo español. Lo más seguro es que querrá imponer a “la isla de Las Palmas” el yugo chicharrero.

No sé si don Pepito tiene bula, pero algo de eso debe existir en el fondo y la superficie de sus relaciones institucionales, porque se ha permitido entre otras barbaridades indicarle a Paulino Rivero que inicie los trámites para solicitar la independencia de las Islas Canarias, y si esto no se produce pueden surgir altercados, aunque don Pepito afirma que siempre ha repudiado la violencia. En uno de sus editoriales u homilías dominicales afirmaba que “hemos insistido en nuestros editoriales lo peligroso que resulta jugar con fuego. Y cuando hablamos de jugar con fuego nos referimos lo peligroso que es jugar con la paciencia del pueblo canario”. El Teniente General Emilio Pérez Alamán, que fue jefe del Mando de Canarias entre mayo de 2004 y noviembre de 2006, amigo personal de José Rodríguez, le dirigió una carta para expresarle su asombro por el cambio de línea editorial del periódico El Día. Entre otras cosas el militar español le decía que “la lectura de su editorial me ha producido un doble sentimiento de preocupación y dolor que no quiero dejar de transmitirle con toda sinceridad. En recuerdo de lo que yo consideré una amistosa y leal relación, tanto institucional entre la Capitanía General de Canarias y el grupo editorial que usted dirigía, como personal entre don José Rodríguez y el jefe del Mando de Canarias”. Más adelante en su carta el teniente general Pérez Alamán le indica al señor Rodríguez Ramírez “qué tengo que pensar de este cambio, ¿entonces no lo éramos y ahora el Ejército de España somos una Fuerza de ocupación?", le dice dolido el teniente general, que termina señalándole la contradicción en que el redactor “cae en el argumento de atacar a España y alabar a su Ejército, olvidándose que ese Ejército es en sí la misma España”.

Por si fuera poco la conversión al republicanismo independentista de don Pepito, de extrema derecha claro, señala en otro de sus editoriales los designios celestiales que llevaran al pueblo canario a la independencia, y afirma que es Dios, no El Día, quién está detrás de la consecución de la independencia. Es el Creador quién desea la libertad de las criaturas canarias. Ignoro si este arrebato religioso fue inspirado por Andrés Chaves o Ricardo Peytaví, los dos amanuenses/mercenarios que me dicen son los “negros” de don Pepito. El culmen de este energúmeno chicharrero recalcitrante ha sido su incitación al racismo, a la xenofobia, a la violencia, en un poema cuyo texto es el siguiente: “Como canarios vamos a defendernos/de esta oleada de cigarrones/que nos están llegando a montones/y yo voy a ser el primero/Compraremos mosquetones/pistolas, fusiles, cañones/y hasta un barco cañonero/con ellos dispararemos/y estos intrusos invasores/que regresen por donde vinieron.

Este poema que tanto amor destila fue publicado el 4 de abril de 2008 en el diario El Día, cuyo editor/director es José Rodríguez Ramírez. Todavía sigue recibiendo subvenciones del Gobierno de Canarias que preside Paulino Rivero Bates, al cual incluso ha insultado reiteradas veces, incluída su esposa.

domingo, 23 de octubre de 2011

ETA: adiós a las armas

No hay comentarios:
RAFAEL GONZÁLEZ MORERA




Me van a disculpar los amables lectores que utilice el título de una novela famosa de Ernest Hemingway para referirme al anuncio de ETA de dejar de utilizar las armas. También para mí es un grato honor proclamar “Gora Euskadi Askatuta”, como hizo Iñaki Gabilondo en su artículo/video en “El País”, pero añadiendo “askatuta sin ETA”. Saben mis amables lectores que esta expresión en euskera significa “País Vasco Libre”, y estaba duramente censurada durante la dictadura franquista, y durante mi época de la mili vi a muchos jóvenes correr, huir de la Policía Armada (los grises) en manifestaciones prohibidas en Donosti (San Sebastían) que terminaban normalmente con palos y tente tieso, torturas e incluso todavía por aquellos años de finales de la década del sesenta en cárcel para muchos demócratas vascos.

Todos los demócratas se han alegrado del anuncio del adiós a las armas de ETA, incluido un sector mayoritario de los independentistas vascos, que han llegado a la conclusión que por la vía pacífica pueden obtener mejores resultados que con la lucha armada, y en eso hay una tendencia firme a “copiar” a los independentistas catalanes. La sensación de una pérdida de tiempo de cuatro décadas de “guerra” contra el estado español es evidente, y más allá de sangre y dolor no les ha significado a los abertzales ninguna ventaja, antes al contrario, la oposición de una buena parte de la sociedad vasca y la rotunda mayoritaria de la española.

En los dos últimos años los acontecimientos políticos se han sucedido a un ritmo vertiginoso, y cada llamada telefónica o visita que hacía a mis amigos donostiarras dibujaba un nuevo panorama político. En la recta final de estas últimas calendas, primero el pacto entre PSE/PSOE y PP con el desalojo del PNV del Gobierno vasco; luego el nacimiento de Bildu, que ha significado un revulsivo, una catarsis profunda del independentismo vasco reconducido por la vía pacífica, y que ha superado a múltiples siglas abertzales que sólo llevaban continuamente a la división, y ahora con la nueva marca Amaiur cuya coalición es la suma de Eusko Alkartasuna, Alternatiba, Aralar y los independentistas cuya mayor aportación la hace la primigenia Herri Batasuna, se aprestan a presentarse a las elecciones del 20 de Noviembre con unos buenos pronósticos electorales. Toda una efervescencia de evolución política sucedida a velocidad de vértigo.

Mientras todas las fuerzas democráticas que se mueven en Euskadi, desde el Partido Nacionalista Vasco, pasando por el Partido Socialista de Euskadi/Euskadiko Esquerra, Euskoalkartasuna, y otros muchos partidos vascos, han ido matizando sus líneas de actuación buscando el diálogo con los independentistas abertzales, el Partido Popular sigue enquistado en sus posiciones más recalcitrantes, al menos su ala de extrema derecha. Mientras la reacción oficial en la calle Génova a las 20.45 de la noche del pasado 20 de Octubre fue saludar el comunicado oficial de ETA como “una buena noticia y que se produjera sin ninguna concesión política”, pronto surgió la primera reacción ultra en contra de la posición de Mariano Rajoy en unas declaraciones de Esperanza Aguirre en las que decía que “los delitos de los asesinos no prescriben porque declaren que no van a matar más”. Y añadía Esperanza Aguirre que los comunicados de ETA tienen credibilidad cero.

Esa misma noche se produjeron declaraciones durísimas contra las conversaciones de paz en San Sebastían, y contra la presencia y adhesiones de personalidades mundiales como Kofi Annan, exsecretario general de la ONU, Jimmy Carter, expresidente de los Estados Unidos y premio Nobel de la Paz, el exprimer ministro británico, Tony Blair, la exprimera ministra noruega Gro Harlem Bruntland, el exprimer ministro de Irlanda, Bertie Ahem, el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, el exministro francés de Interior y Defensa, Pierre Joxe, y el coordinador internacional de la conferencia, Brian Curri, fueron interpretadas por personalidades de ultras del PP como Iñigo Henriquez de Luna, portavoz en la Asamblea de Madrid y hombre de confianza de Esperanza Aguirre, Ignacio Cosidó, portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, de Juan Cotino, presidente de Les Cortes valencianas, contradijo a Rajoy diciendo que lo de ETA “era una mentira y no se podía ver como una buena noticia”. Por su parte el eurodiputado Carlos Iturgaiz se unió al coro desaforado esa misma noche haciendo unas durísimas declaraciones contra Pachi López, Rubalcaba y Zapatero. En la mañana del viernes 21 de octubre, Jaime Mayor Oreja en declaraciones a Carlos Herrera en “Onda Cero” ponía la guinda a todas las manifestaciones reseñadas, atacando al PSOE y poniéndole por los suelos por sus “negociaciones con ETA”. Por lo visto todas las detenciones de etarras en los últimos años con Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior deben ser cosa de mi imaginación. Lo peor es que me aseguran que las declaraciones del ala de extrema derecha del Partido Popular se van a recrudecer de aquí a las elecciones generales del 20-N.

Por su parte la Iglesia Católica también ha metido la cuchara en el asunto/trasunto, y Juan Antonio Martínez Campos no ha esperado mucho para decir que “una sociedad libre y justa no puede tener como interlocutor político a los terroristas”. Martínez Campos por lo visto quiere olvidar que un obispo de esa misma Iglesia Católica, Juan María Uriarte, se sentó presidiendo una mesa de negociación en la que participaron dirigentes del Partido Popular como Pedro Arriola, actualmente asesor personal de Mariano Rajoy, Ricardo Martín Fluxa, secretario de Estado para la Seguridad, y Javier Zarzalejos, secretario de la Presidencia del Gobierno de Aznar. Enfrente de ellos, tras encapuchados de ETA, y la enjundiosa reunión presidida por el obispo Juan María Uriarte. Eran los tiempos en los cuales el presidente del Gobierno, José María Aznar, calificaba a ETA como “Movimiento de Liberación Nacional Vasco”. Por entonces ETA había asesinado a más de 800 españoles. Ahora la Iglesia Católica ya se ha decantado de cara a las elecciones del 20 de Noviembre pidiendo a los católicos que no voten a los partidos que defienden el divorcio y el aborto.

Con este panorama de cinismo del Partido Popular, y de la Iglesia Católica Española, permítanme que me sienta decepcionado, defraudado, pero no derrotado, como decía mi admirado colega Iñaki Gabilondo en uno de sus artículos. Me cuentan que a Bildu le ha costado mucho convencer a sus partidarios del alejamiento de ETA, y que a la propia ETA también le ha significado un problema profundo interno convencer el sector político al militar para dejar las armas inactivas. Según los expertos ya no quedan sino tres máximos jefes de ETA muy jóvenes, Iratxe Sorzabal, Izaskun Lesaka y Daniel Plá, que dirigen a unos escasos 50 “liberados” etarras, cuando hace unos cuatro años según el servicio de inteligencia español seguían en activo de 500 a 600 etarras. Y además, como decíamos, el ala política de ETA se ha impuesto a la militar que es representada por los tres jefes antes citados. Esta debilitación de ETA sólo tiene una explicación: el éxito de Pérez Rubalcaba y de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Y con este panorama el Partido Popular en su ala más extrema quiere seguir hablando de derrota, de que pidan perdón, y no sé si también querrán poner a todos los niños vascos con los brazos en cruz en las ikastolas cuando lleguen de nuevo al Poder, y de paso prohibir el euskera como en la dictadura franquista. En las vivencias personales con relación a ETA confieso que mientras no derramé una lágrima cuando ejecutaron a Carrero Blanco, cuando asesinaron a Gregorio Ordoñez en el restaurante “La Cepa” de Donosti en donde unas semanas antes había estado hablando con el dirigente vasco del PP que me presentó un amigo, sentí repulsión y quedé impresionado cuando a través de la SER escuché a Iñaki Gabilondo dando la noticia. No dudo que el conocimiento personal tiene su influencia, pero de todos modos puedo afirmar y afirmo que Gregorio Ordoñez era un señor de derechas con el que se podía hablar. Estaba muy lejos de mis preferencias políticas, pero mientras no me demuestren lo contrario pienso que era un demócrata. Pero a todas estas, el Partido Popular en su conjunto, incluida su ala centrista, no ha condenado todavía la dictadura franquista, y están creando una situación política y social en Euskadi por la cual (y en la cual) los más duros de ETA se resisten a entregar las armas, dicen ellos que por si acaso. De momento Bildu (Reunir, en castellano) ya ha instado al Gobierno español y francés a abrir conversaciones políticas sobre el eterno problema de Euskalerría, de las cuatro provincias vascas españolas, y de las tres francesas separadas por el rio Bidasoa. Pero ahora con las armas enfundadas. Es un paso ilusionante, esperanzador, y el que no lo quiera ver será condenado por la historia.

lunes, 17 de octubre de 2011

Soy de extrema izquierda y antisistema

No hay comentarios:
El expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha vuelto a desprestegiar al movimiento 15-M, al que este domingo ha calificado de "extrema izquierda marginal antisistema".

En una entrevista en el periódico ecuatoriano El Universo, Aznar tacha de "movimiento marginal antisistema" a un movimiento que en la tarde de ayer llegó a reunir a cientos de miles de personas en las calles de muchas ciudades españolas, y que ha trasladado ese espíritu a 951 ciudades, que ayer se sumaron a la protesta.

Pese a todo, y aunque muchos partidos y muchos gobiernos ya está teniendo en cuenta sus reclamaciones, el expresidente del Gobierno considera que "su representatividad no es importante en la vida española".




Además Aznar, acusa al 15-M de expresarse "fuera de los cauces establecidos democráticamente". En un momento de la entrevista, el expresidente se enfada ante la reiteración de preguntas sobre el 15-M: "¿Por qué le da tanta importancia a algo que no lo tiene?".

Para terminar, Aznar, califica de "gesto de cariño" la peineta que dedicó a quienes le silbaban en una universidad de Oviedo.









RAFAEL GONZÁLEZ MORERA

El expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha vuelto a desprestigiar al movimiento 15-M, al que ha calificado de "extrema izquierda marginal antisistema".En una entrevista en el periódico ecuatoriano “El Universo”, Aznar tacha de "movimiento marginal antisistema" a un movimiento que llegó a reunir a cientos de miles de personas en las calles de muchas ciudades españolas, y que ha trasladado ese espíritu a 951 ciudades, que se sumaron a la protesta. Pese a todo, y aunque muchos partidos y muchos gobiernos ya está teniendo en cuenta sus reclamaciones, el expresidente del Gobierno considera que "su representatividad no es importante en la vida española".
La peineta, un "gesto de cariño
Además Aznar, acusa al 15-M de expresarse "fuera de los cauces establecidos democráticamente". En un momento de la entrevista, el expresidente se enfada ante la reiteración de preguntas sobre el 15-M: "¿Por qué le da tanta importancia a algo que no lo tiene?". Y se cogió un berrinche del quince con el periodista ecuatroriano. Para terminar, Aznar, califica de "gesto de cariño" la peineta que dedicó a quienes le silbaban en la Universidad de Oviedo.
Miren por donde José María Aznar López, expresidente del Gobierno español, y uno de los integrantes del trio de las Azores de infausto recuerdo, me ha demostrado que soy antisistema y de extrema izquierda, porque evidentemente el Movimiento 15 de Mayo me cae simpático, y hasta estupendo. Y no me cae nada bien, y creo que a todas las personas de bien, las barbaridades que está haciendo la banca mundial y los llamados ahora cínicamente “los mercados”. Me consideraba en los últimos años un socialdemócrata convencido de la coexistencia de la economía de libre mercado y una economía socialista, ambas civilizadas y en buena armonía, pero con personajillos como Aznar le obligan a uno a ser un antisistema por simple autocritica. Y dos piedras.
Claro que, un personaje de la calaña de Aznar, que llegó a calificar a la ETA como Movimiento de Liberación Nacional del País Vasco, y ahora critica de forma virulenta las conversaciones que se han llevado a cabo en San Sebastían con personalidades de todo el mundo y la izquierda abertzale, no le tengo la más mínima consideración. Al contrario, creo que con George Bush y Tony Blair deberían ser juzgados los tres como criminales de guerra y genocidas. Y al Secretario de Comunicación del Partido Popular, Esteban González Pons, que ha afirmado que todas estas figuras mundiales, incluido el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, no tienen puñetera idea de nada, esta afirmación lo descalifica por si sólo, y creo que no debería opinar de nada que se refiera a la política española. Como afirma el propio expresidente del Gobierno, Felipe González, hay muchos dirigentes del Partido Popular que dan la impresión que quieren que la ETA siga vivita y coleando. Menudos bandidos políticos.

15-O, primera protesta global

No hay comentarios:

ROBERTO MONTOYA

Miradas al Sur





La revuelta trasnacional ya está aquí. El sábado se escuchó su grito de América a Asia y Oceanía, de Europa a África y Oriente Medio: ¡Basta ya! La revolución ética, la protesta de los indignados, la demanda de una democracia real, tomó cuerpo y se hizo sentir en todo el mundo.

A la convocatoria se sumaron un total de 951 ciudades de 82 países distintos. En algunos casos fueron sólo unas centenas de personas, en la mayoría, miles, decenas de miles y hasta centenares de miles en algunos países europeos. A causa de los distintos husos horarios, las primeras movilizaciones empezaron en Tokio, Sidney y Hong Kong.

Cuando la Argentina se desperezaba ayer sábado, ya había decenas de miles de personas en las calles de Berlín, de Lisboa, Amsterdam, Roma –donde un grupo minoritario protagonizó algunos incidentes violentos al intentar incendiar el Ministerio de Defensa– y numerosas otras capitales y ciudades europeas. En la city londinense Julian Assange, cara visible de Wikileaks, habría aparecido con una máscara de Anonymus, el conocido grupo de hackers.

En numerosos sitios de Europa, así como en Estados Unidos, muchos de los manifestantes estaban acampados en plazas desde la noche anterior. En vísperas del 15-O los indignados de Occupy Wall Street lograron evitar que la policía los desalojara del neoyorquino Zuccotti Park –rebautizado Plaza de la Libertad– después de que más de 300.000 personas firmaran peticiones para detener el desalojo. Ayer fueron decenas de miles los que salieron a la calle en Nueva York, Washington y muchas otras ciudades de Estados Unidos.

En España, uno de los platos fuertes de la jornada, con concentraciones en 60 de sus ciudades y cientos de miles de personas protestando, seis marchas partieron por la mañana desde pueblos de la periferia y barrios de Madrid, para converger por la tarde en la mítica plaza de Cibeles, en pleno centro, e iniciar luego la manifestación que terminó, como no podía ser de otra manera, en la mítica Puerta del Sol, donde se originó todo este movimiento hace ayer exactamente cinco meses, el 15 de mayo, el 15-M.

¿Qué gritaban, qué coreaban, qué banderas enarbolaban personas de tantas nacionalidades, razas y edades diferentes en esta protesta global? “¡Especuladores a la cárcel!”, “¡No somos mercancía en manos de políticos y banqueros!”, “¡No estamos llamando a la puerta, la estamos tirando!”, “Precarios del mundo, no tenemos nada que perder, excepto las cadenas!”, “Yo no voté a los mercados ni al FMI”, “Estoy buscando mis derechos, ¿alguien los ha visto?”.

Los lemas, estribillos y pancartas que se vieron ayer en las cientos de manifestaciones que tuvieron lugar en todo el mundo, eran tan variadas como las personas que las portaban o gritaban, pero todas tenían algo en común: reflejaban el hartazgo de millones de personas frente a las injusticias de un sistema neoliberal donde los mercados financieros, el FMI, el Banco Central Europeo, el Banco Mundial, la gran banca, las grandes multinacionales, grandes especuladores y agencias de calificación de riesgo, condicionan a su antojo la vida de los ciudadanos de a pie. Con la complicidad, claro, de tantos de los gobiernos y dirigentes políticos de turno, que se arrodillan ante ellos.

“Los poderes establecidos actúan en beneficio de unos pocos, desoyendo la voluntad de la gran mayoría, sin importarles los costos humanos o ecológicos que tengamos que pagar. Hay que poner fin a esta intolerable situación.” Ése es uno de los pasajes del manifiesto que gracias a la fluidez de las redes sociales elaboraron conjuntamente para la jornada de ayer las distintas partes de esta gran red contestataria y potencialmente anticapitalista.

Una de las patas donde se trabajó en ese documento –traducido a 18 idiomas y accesible en http://15october.net– fue en Bruselas. Durante una semana convergieron en la capital de Bélgica y sede de la Unión Europea y de la OTAN, cientos de indignados, que a pesar de sufrir la represión policial, llegaron tras marchar desde Madrid, Barcelona y Toulouse, en recorridos de hasta 1.200 kilómetros.

Es uno de los fenómenos de este movimiento. Sin medios, sin apoyos institucionales –todo lo contrario, hostigados por los poderes públicos– miles de jóvenes y no tan jóvenes vienen logrando movilizarse, traspasar las fronteras virtual y físicamente para reunirse, para intercambiar experiencias, lanzar iniciativas comunes, de una forma que hasta ahora no han logrado ni siquiera las poderosas confederaciones sindicales, con tantos recursos a su alcance… pero tan domesticadas, tan burocratizadas.

La propia izquierda tradicional europea se ha visto desbordada y, de hecho, cuestionada por toda esta corriente alternativa, sin llegar a comprender cómo un movimiento asambleario como éste es capaz de limar y superar las rencillas internas para consensuar documentos y actividades colectivas, algo que ellos son incapaces de hacer. Tras el recelo inicial, muchos partidos han intentado capitalizar políticamente toda esta protesta, pero tanto el 15-M español como los distintos movimientos similares, son conscientes de que uno de sus capitales principales y diferenciadores es precisamente su independencia.

Supone por una parte una limitación –al menos por ahora– al no poder pesar de una manera más decisiva en el escenario político, sobre todo en situaciones preelectorales como la que se vive en España, pero por otro lado le permite solidificarse y extenderse.

A pesar de que el 15-M español, como otros movimientos similares en otros países, no ha nacido de la nada, sino que es la conjunción de luchas llevadas a cabo durante años por miles de activistas en frentes muy variados, a las que sólo en los últimos meses se han sumado muchísimas más personas, no deja de ser un fenómeno nuevo, que necesita su tiempo para madurar.

Desde que estalló en 2008 en Estados Unidos la actual crisis del sistema financiero capitalista, propagándose por todas las economías europeas enlazadas –con menores repercusiones en América latina y otras zonas del mundo– los gobiernos de esos países desarrollados han justificado los durísimos recortes de los derechos sociales y laborales que han impuesto, por la necesidad de “calmar a los mercados”.

Los mercados financieros, los grandes inversores internacionales, los grandes especuladores, se han convertido así cada vez más en los dueños de la situación. Entes que el ciudadano no ha elegido, han pasado de hecho a condicionar la política económica, laboral y social de gobiernos supuestamente soberanos.

La protesta del 15-O rechaza frontalmente esa lógica, que sólo ha traído desempleo y pobreza. Es un cuestionamiento al sistema económico, al sistema político, a los grandes sindicatos; se trata de otra forma de hacer política, de otra forma de participación ciudadana, de un rechazo del poder monopolista de los medios de comunicación, de otra justicia, el germen de algo nuevo. De ahí que el fenómeno de los indignados se haya convertido para tantas personas en una esperanza de que sí es posible cambiar las cosas, de que otro mundo es posible.

domingo, 16 de octubre de 2011

Noviembre de infarto; cambio de melodía

No hay comentarios:
ENRIC JULIANA
La Vanguardia
Con la economía en el corazón de las tinieblas, la política politizada no se atreve a salir a alta mar. Costea. Faltan cuarenta y tres días para las elecciones y esas seis semanas serán una eternidad. Les jeux sont faits y los ganadores no las tienen todas consigo. Un súbito empeoramiento del colapso europeo puede colocar las elecciones españolas en el centro exacto de la peor de las tormentas. El día 21 de noviembre habrá llamamientos a una política de concentración nacional.



El Partido Popular ha aplazado la aprobación del programa y el Partido Socialista Obrero Español no ha tardado en emularle. Mariano Rajoy necesita saber cuáles son los riesgos reales del mes de noviembre para acabar de ajustar un programa que sugiera sacrificios, sin concretar nada desagradable. La convención de este fin de semana en Málaga ha dejado la letra para otro día, para dedicarse a los arreglos musicales. Suenan trompetas de victoria, hay codazos en Madrid para saludar a Rajoy, los currículums se amontonan en la calle Génova y un diario de extrema derecha ya reparte ministerios, pero la melodía del PP comienza a sonar de otra manera. José María Aznar ha dibujado en Málaga una España en ruinas; el locuaz Esteban González Pons ya advertía ayer que vienen "sacrificios"; los presidentes autonómicos subieron a la tribuna para explicar sus padecimientos –unos pueden atribuirlo a la herencia recibida, otros, no–, y sólo Esperanza Aguirre hace la guerra por su cuenta. Después de haber llamado vagos a los maestros de Madrid, ahora acusa de fraude fiscal a una serie de entidades de izquierda por vender unas camisetas verdes que se han convertido en el símbolo de la protesta. Esa mujer saca energías de cualquier pugna. Irritada por el casi seguro ascenso de Alberto Ruiz Gallardón a funciones ministeriales, no soporta la posibilidad de que Rajoy pueda alcanzar los doscientos diputados (registro que se aproximaría a la primera mayoría absoluta de Felipe González). No lo soporta y actúa en consecuencia.



El PSOE, muy debilitado, necesita saber qué minas puede pisar su adversario. Empezó la semana con un doble ataque. Movilización mediática contra las dos derechas. Contra la derecha madrileña por el conflicto de los maestros y contra los recortes sanitarios de la despiadada burguesía catalana. Combinación táctica que el miércoles rompía José Luis Rodríguez Zapatero con la entrega de Rota para el escudo antimísiles de la OTAN. Inesperado cambio de plano del Príncipe de la Paz. Jugada de gran alcance (Zapatero ya tiene plenamente garantizado un retiro tranquilo en León), en cuyo interior Carme Chacón ha demostrado maestría en el arte militar de la mimetización. De la adhesión al 15-M a la Guerra de las Galaxias, en quince días y sin despeinarse.



Y por allí pasaba el conseller Andreu Mas-Colell, hombre con fama de sabio, hablando en voz alta sobre la paga de Navidad de los funcionarios. La política catalana verdaderamente es caso aparte. Una completa realidad nacional. Ni alta mar, ni costeo. Una tormenta que no cesa en el lago de Banyoles.

sábado, 15 de octubre de 2011

Es hora de repensar la democracia

No hay comentarios:

J. BUCHNER


Rebelión





El 21 de noviembre nos despertaremos, una vez más, después de una noche de simulacro democrático.
El resultado superficial de las elecciones ya lo conocemos hoy con bastante exactitud: la derecha subirá ligeramente en su número de votos, pero el centro-izquierda se desmoronará, perdiendo entre dos y tres millones de votos que se quedarán mayoritariamente en casa. Mientras tanto, la izquierda "alternativa" arañará unos pocos cientos de miles de votos, lo que servirá de coartada para la supervivencia de sus pequeñas élites dirigentes.

El resultado de fondo no es menos desconocido: el bipartito seguirá copando las cúpulas del poder institucional, es decir, del Ejecutivo, del Legislativo, del Judicial, del Tribunal Constitucional, así como de la inmensa mayoría de los demás cargos políticos y puestos de designación política.

Mientras tanto, la población será de nuevo invitada a que vuelva a su papel constitucionalmente previsto de convidado de piedra en este simulacro de democracia, hasta que dentro de cuatro años sea consultada de nuevo sobre si prefiere que siga el Real Madrid o el Barça... quiero decir, el PP o el PSOE.

Claro está que este juego es preferible a la dictadura que hubo que sufrir anteriormente y claro está que, con variaciones, éste es el juego que se practica en la mayoría de las denominadas "democracias representativas".

Sin embargo, después de haber repetido este juego ya bastantes veces, creo que debemos alcanzar la madurez suficiente para decir ¡basta! Este sentimiento de hartazgo late detrás de mucho del 15M. Es la sensación compartida de que el bipartito no nos representa y el deseo de una mayor participación política.

La izquierda política e intelectual debería dejar de rasgarse las vestiduras por su permanente derrota, buscando las causas de la misma en cuestiones accesorias que "pervierten" el sistema electoral y clamando por soluciones adjetivas que lo mejorarían (proporcionalidad, listas abiertas, primarias…).

También debería dejar de buscar el cáliz de la salvación en herramientas de democracia directa (referenda, recall, iniciativa legislativa popular, etc.) que sabemos, por experiencia ajena, que no mejorarán sustancialmente el autogobierno.

La izquierda, si se considera auténticamente democrática, debería reflexionar en profundidad y cuestionar la clave de bóveda del sistema: la elección.

Desde Aristóteles a Rousseau, los filósofos políticos han sabido que la elección sólo sirve para seleccionar a los "distinguidos", a los que se distinguen, por su riqueza, belleza, poder, influencia, organización, de los demás. La elección sirve para seleccionar élites preexistentes, que, por su esencia, no forman parte del común de las gentes.

La distinción es contraria a la igualdad y, por tanto, intrínsicamente incompatible con la esencia igualitaria de la democracia, del poder del pueblo, del autogobierno del pueblo.

La izquierda radicalmente democrática debe mirar de frente a este problema y dejar de ocuparse y confundirse en cuestiones accesorias.

Debemos buscar e imaginar herramientas políticas que se fundamenten radicalmente en la igualdad política de los ciudadanos y que sean impermeables a los intentos de colonización por parte de los poderes fácticos.

Los atenienses clásicos comprendieron bien que el sorteo reconoce a todos los ciudadanos como iguales para participar en el autogobierno del pueblo. Es hora de que nos quitemos las orejeras y de que nos sacudamos el yugo de las élites, al menos, en el terreno institucional.

Es hora de que concentremos nuestra imaginación en confrontar la esencia del problema del autogobierno democrático y centremos nuestro potencial creativo en desarrollar instituciones políticas fundadas en el sorteo y que dejemos de engañarnos una y otra vez con los espejismos y sombras lanzadas por el sistema electivo.

Las miles de personas que han despertado a la realidad política en los últimos meses son la base social para un nuevo discurso político y democrático que se antoja cada vez más necesario. La izquierda no debería desaprovechar esta oportunidad.

viernes, 14 de octubre de 2011

¿Quién impide hoy el libre acceso a la información?

No hay comentarios:
PASCUAL SERRANO

Cubadebate

Durante décadas los ciudadanos hemos estado luchando y reivindicando lo que se ha denominado el “libre acceso a la información”. Gobiernos, grupo económicos, sectores políticos o militares y todo tipo de agentes sociales manejaban una determinada información que no hacían pública y, gracias a ello, lograban un determinado poder sobre los ciudadanos. Hoy, sin negar que esa situación sigue sucediendo, el problema es mucho más complejo. Para empezar, el ciudadano no demanda información, está saturado, desbordado, atragantado de tanta información. Desde el poder se han dado cuenta que el mejor modo de ocultar la información importante era enterrarla junto con la prescindible. La sobresaturación es impresionante, y si la comparamos con lo que fue habitual en la historia de la humanidad es estremecedor. Un solo ejemplar de la edición dominical de The New York Times contiene más información de la que adquiría en toda su vida un europeo del siglo XVII. Marshall McLuhan dijo que “cuanta más información haya que procesar menos se sabrá”.

El Pentágono creó en 2002 el Departamento de Información Estratégica. ¿Eso era un paso para el libre acceso a la información?, ¿Para qué se creó?, ¿para informar? En absoluto, para enterrar la información buena que pudiera salir con paja informativa, con ruido. Antes para estas cosas se utilizaba la palabra propaganda, ahora esa palabra se ha desterrado, porque como todo el mundo hace propaganda, no hay ni un sólo sector al que le interese que circule ese vocablo.

En 2009 se supo que la red de ferrocarriles alemanes había destinado 1′3 millones de euros en relaciones públicas ocultas, es decir, en colocar información positiva de la compañía en foros de internet. De modo que el problema no es de falta de transparencia informativa sino de sobredosis e intoxicación. Si los ciudadanos viesen en los presupuestos de un ministerio una cifra alta destinada a información pública no pensarían en que se está satisfaciendo el derecho a la información, sino que se está derrochando en publicidad y relaciones públicas.

La verdad es que no dedican recursos a informar de lo que queremos saber si no a aplastarnos con lo que no necesitamos saber, o sencillamente no es la verdad de la información.

La nueva censura

Durante mucho tiempo hemos asociado dictadura o abuso de poder en lo relacionado con la información con censura. Consistía en la prohibición de difundir una determinada información. Es evidente que el problema de la información hoy no es la censura, en pocos países se impide difundir un determinado dato, un determinado hecho o una determinada opinión. Sin embargo sigue existiendo un importante déficit del derecho a la información. O dicho de otra manera, existe otras formas de censura. Analicemos dos símiles. Si estoy viviendo bajo un gobierno dictatorial que quiere impedir que me llegue la carta de un amigo procedente de fuera del país, éste gobierno puede hacer lo tradicional de un sistema opresor: poner un policía a vigilar mi buzón de correos y cuando llegue la carta apropiársela e impedir que me llegue. O podría hacer otra cosa, encargar a sus agentes dejar todos los días quinientas cartas en mi buzón mezcladas con la que buena que llegue de mi amigo y que yo no la pueda diferenciar. De este modo habrán logrado igualmente obstaculizar la información entre nosotros dos.

Otro símil es ese juego de niños en el que Pepito le quiere decir algo a Juanito y el resto de los amigos no quiere que Juanito se entere. Entonces, cuando Pepito va a decir algo, todos empiezan a gritar y a hablar al mismo tiempo. Como resultado Juanito no sabe lo que Pepito le quiere contar.

Estaremos de acuerdo en que estos dos ejemplos gráficos y anecdóticos poseen la misma eficacia que un sistema de censura para evitar la transmisión de un mensaje. La idea que yo quiero transmitir es que existe una nueva forma de censura, diferente a la tradicional, pero igual de eficaz. Enterrar la verdad con la mentira o la información inútil. Si la impunidad de los medios les permite mentir sin asumir ninguna responsabilidad, lo harán constantemente, lo hacen, y el ciudadano no sabe diferenciar entre la verdad y la mentira, no sabe cuál es la verdad. O sea, igual que la censura de la dictadura.

El derecho a la censura

Seguimos hablando de censura. El derecho al libre acceso a la información de los ciudadanos debe consistir también en que podamos conocer las reclamaciones y aportaciones de una asociación ecologista, un sindicato, unos abogados de derechos humanos, etc… Es decir, voces críticas que tienen algo que decir. ¿Existen prohibiciones para que esas personas y colectivos puedan hacer sus denuncias? En la mayoría de los países no. Sin embargo, ¿quién tiene el poder para que esas voces lleguen a los ciudadanos? Evidentemente los medios de comunicación. Ellos ejercen no el derecho a la libertad de expresión, sino el derecho a la censura, en la medida en que deciden lo que vamos a conocer los ciudadanos y lo que no. Una democracia debe garantizar el derecho ciudadano a informar y ser informado, no puede quedar en manos de unas empresas de comunicación privadas sin participación democráticas, como sucede habitualmente.

La cultura twitter y la cultura espectáculo

Existen más amenazas al libre acceso a la información. La evolución del formato periodístico está cayendo en una terrible carrera de la simplificación, la frivolización, la espectacularidad y el sensacionalismo. Es lo que yo llamaría la cultura twitter y la cultura espectáculo. El pensamiento crítico, la información compleja necesita espacio y profundización, y los medios -con la ayuda de la carrera tecnológica- están operando en contra de esa complejidad. Una de las razones es la búsqueda desenfrenada de audiencias, imprescindibles para la supervivencia del medio. Otro ejemplo más de la perversión a la que el mercado está sometiendo al sistema informativo de nuestras democracias.

Se venden audiencias

En las democracias la opinión pública se ha revelado como un agente fundamental de poder por un lado y de consumo por otro. De modo que, por cualquiera de estas dos razones, ahora todos los sectores quieren ganarse su simpatía y aceptación. Para ello deben difundir informaciones positivas de las entidades, instituciones o productos que desean alcanzar una buena imagen en el ciudadano. O sea, más información -valiosa o no- con la que se nos bombardea.

Ahora lo difícil es hacerse un hueco en el alud de comunicaciones. Un hueco en el escaparate del quiosco de prensa, un hueco en el noticiero de televisión, un hueco en el catálogo de libros, un hueco en el tiempo disponible del ciudadano para informarse. Hoy, los que escribimos un libro, cuando se lo regalamos a un amigo, somos nosotros los que debemos agradecerle que dedique su tiempo a leerlo, no agradecernos él que se lo hayamos regalado. Como consecuencia de la sobredosis de información, ¿qué sucede entonces? Que la verdad no basta. Porque ahora sólo se oye al que grita, el más insiste, el que más repite, el que tiene el megáfono más grande, el que paga para ocupar el escaparate del quiosco.

El resultado de todo ello es que lo valioso ya no es la información, sino las audiencias. Lo que se cotiza no es la calidad de la información, sino las cifras de lectores o espectadores que tiene un medio. Eso provoca que ahora el poderoso es el medio. Puede condenar al silencio, o sea la censura, a quién desee, ignorando sus pretensiones de difundir algo; y puede vender sus cifras millonarias de audiencias a quien quiera hacerles llegar una información. Una información no vale por lo que revela, sino por la ubicación que le dan los medios de información a la hora de difundirla. Y el acceso a una información no depende de ningún tipo de censura de quien las posea, sino de que la elijan o no los medios para ser difundida.

Los gabinetes de prensa y los departamentos de comunicación

Mis primeros pasos en el periodismo fue en la sección de Sucesos de un periódico madrileño. Como se pueden imaginar, entre nuestro trabajo estaba el llamar a las fuerzas de seguridad cuando teníamos constancia de algún delito o accidente. Con mayor o menor éxito, el oficial al mando, a cualquier hora de cualquier día, te contaba lo que consideraba oportuno hacer público sobre lo sucedido. Un día crearon un gabinete de prensa. ¿Qué sucedió? Que ya ningún oficial ni agente ni policía te daba una sola información, todos te decían que llamaras mañana al gabinete de prensa. ¿Qué más hacía el gabinete de prensa? Nos bombardeaba con notas de prensa anunciando noticias como que desarticulaba una banda internacional de narcotraficantes porque habían detenido a un español y dos extranjeros de diferente nacionalidad vendiendo hachís en la Gran Vía madrileña. Pero si el asunto trataba de corrupción en la policía, un político implicado o cualquier otro tema delicado, el gabinete de prensa, la única vía de información, no decía nada. O todavía peor, te lo contaba en exclusiva si tu, la semana anterior, habías publicado a toda página el gran éxito de la desarticulación de la banda internacional.

Esto es sólo una anécdota, además de una sección relativamente poco importante del periodismo, pero el ejemplo es extensible a las políticas de acceso a la información por parte de las instituciones.

Durante años se dijo que periodismo era publicar algo que alguien no quería que se supiese, pero hoy el 80 por ciento de las informaciones son inducidas, es decir, promovidas por alguien que tiene interés en que se diga. Debemos tener en cuenta que mientras nosotros aquí hablamos del libre acceso a la información lo que más hay son gabinetes de comunicación pensando en como conseguir que su información acceda a nosotros.

El poder se ha dado cuenta que lo inteligente no es ocultar la información que le afecta negativamente sino manejarla y enfocarla según sus intereses. Los silencios tienen un gran coste político para los gobiernos. A finales de julio se produjo un accidente de tren en China. El gobierno de Pekín rodeó el asunto de un tremendo secretismo que disparó la indignación popular. Yo creo que los chinos tienen muchos motivos para quejarse de su gobierno, sin embargo, lo que más les molestó fue la falta de información por un accidente de tren.

Durante la dictadura de Franco, cayeron dos bombas nucleares de un avión estadounidense en la costa española. Cualquier dictadura hubiera optado por ocultar esa información. Sin embargo, por iniciativa de la esposa del embajador de Estados Unidos, este embajador y el ministro de interior español se bañaron en esa playa delante de las cámaras de televisión para demostrar que no había peligro. En unos años en los que la dictadura franquista fusilaba a los disidentes hacían esto para ganarse a los ciudadanos. Aquí, el gobierno estadounidense se estaba dando una lección de estrategia y modernidad a la dictadura franquista y le enseñaba cómo una dictadura podía ser más eficaz con métodos adecuados para manejar a la opinión pública.

Distribución de la ciudadanía

Dijo Manuel Castells que el mundo está dividido entre los desinformados que sólo tienen imágenes, los sobreinformados, que es la mayor parte del planeta, que vive en el torbellino, y los informados, que seleccionan, ordenan y pueden pagar la información. Insisto, la mayoría de los ciudadanos son los del segundo grupo, los sobreinformados que tienen un empanada que no se aclaran. ¿En qué debe consistir entonces la reivindicación del libre acceso a la información? No puede consistir en mandarle más información a ese grupo que ya está perdido.

El problema ahora sería, recurriendo al refranero, cómo separar el grano de la paja. ¿Cómo ayudar al ciudadano en ese gran reto? ¿Cómo crear filtros que no sea censura? Ya hemos visto que la ausencia de filtros tiene un efecto desinformador igual de eficaz que la mayor de las censuras.

El libre acceso a la información y los medios

Durante décadas hemos asumido que los medios de comunicación eran los mediadores entre las instituciones y los ciudadanos. Un político, un ministro, el informe anual de un ministerio, los datos estadísticos de un gobierno, todo ello, se ponía -o se debía poner a disposición- de los medios, de la prensa, de los periodistas y éstos aplicaban unos criterios de selección y los difundían. El poder acumulado por los medios de comunicación, su estructura empresarial determinada por grandes grupos económicos, los intereses cruzados con emporios económicos, unido todo ello a los métodos cada más refinados y sutiles de manipulación y aplicación de intencionalidad en sus informaciones, ha provocado que estos medios se hayan convertido más en un elemento de deformación y de interceptación de la información que de difusores de ésta.

O dicho de otra manera, los medios han pasado de ser unos facilitadores del libre acceso a la información a ser un obstáculo. Un discurso de diez minutos de ministro no es reproducido por los medios, es deformado, desenfocado, recortado, titulado y contextualizado con intencionalidad muchas veces discutible. O incluso silenciado. Todo, menos transmitido con rigurosidad.

Veamos un ejemplo. El 10 de diciembre de 2008, el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, comparecía ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. El motivo era la difusión por el diario El País, diez días antes, de documentos oficiales calificados de alto secreto que demostraban que el gobierno español durante la época de José María Aznar conoció y aprobó que los vuelos clandestinos de la CIA con destino a Guantánamo utilizasen aeropuertos y espacio aéreo español. El 11 de diciembre los medios se hacían eco de la intervención oficial del ministro a partir, sólo y exclusivamente, del contenido de su discurso. Sin embargo, esas mismas palabras sirvieron para que los periódicos titulasen de esta forma tan dispar, en función de sus alineamientos políticos: En El País embestían contra Moratinos y contra Aznar: “Moratinos justifica la connivencia de Aznar con los vuelos a la prisión de Guantánamo“. El diario Público, sólo contra Aznar: “El gobierno confirma que Aznar autorizó los vuelos a Guantánamo”. Y ABC exculpaba a todos: “Moratinos proclama que los vuelos de Guantánamo nunca tocaron España“. Es evidente que si los ciudadanos se hubieran dirigido a la página Web del ministerio español y hubieran leído la intervención del ministro se hubieran informado de forma mucho más rigurosa, sin tener que someterse a la decantación ideológica de cada periódico. Los medios, en esta ocasión, en lugar de facilitar la mediación entre gobernante y ciudadano, lo que hicieron fue interceptar la comunicación que permiten las nuevas tecnologías e incorporar ruido y sesgo a las palabras originales.

Para trabajar y defender el libre acceso a la información, debemos definir quién nos lo impide, cuáles son los obstáculos, qué agentes operan para dificultar ese acceso. Antes era sencillo: el sector que poseía la información no la revelaba. La policía no facilitaba los datos de criminalidad para ocultar su fracaso en la persecución de la delincuencia, el gobierno no difundía las condiciones de contratación con las empresas privadas, el ejército ocultaba los accidentes en sus maniobras, los hospitales callaban las cifras de sus errores médicos, los servicios de seguridad manejaban decenas de acciones encubiertas secretas, los presupuestos de los diferentes ministerios eran ocultados y no se sabía el coste de las diferentes partidas… Todo eso en el ámbito de la información de las administraciones públicas.

En el ámbito privado podemos también enumerar un largo listado de información de difícil acceso: denuncias de los consumidores ante un producto, sueldos de los ejecutivos y directivos, condiciones laborales en esas empresas, comportamiento medioambiental en los lugares donde operan.

Hoy el problema ya no es tanto si esa información es conocida o no. Yo sinceramente creo que es bastante conocida. Sabemos lo que cobran los directivos bancarios, existen observatorios que elaboran informes sobre las consecuencias medioambientales de las empresas energéticas, los sindicatos difunden información sobre abusos laborales. ¿Cuál es el problema entonces? El problema, como en otros tantos ámbitos, es el filtro al que toda esa información es sometida antes de llegar al ciudadano: los medios de comunicación. Si las empresas energéticas dedican millonarios fondos a la publicidad del medio, no se difundirán sus tropelías medioambientales; si el banco es accionista o acreedor no se publicarán los millonarios sueldos de sus ejecutivos, las denuncias de sus trabajadores o las sentencias judiciales en su contra que se produzcan. Obsérvese que estoy hablando de informaciones que quizás no sean secretas (los agresiones medioambientales estarán recogidas por grupos ecologistas, las denuncias laborales y sentencias serán públicas), pero no llegarán a la gran mayoría de la población gracias a la censura de los medios o el ruido mediático que las enterrará.

Castigo al poder político, impunidad al mediático

A pesar de la responsabilidad de los medios en las desinformaciones y censuras, pocas veces terminan pagando por ello. El sistema logra que sean los políticos las cabezas de turco que asuman el coste de operaciones de engaño que fueron tramadas en total connivencia con el poder mediático. En España tras los atentados del 11M en la estación de trenes de Atocha en Madrid, el gobierno de Aznar puso en marcha una operación de mentira destinada a hacer creer a la población que los autores eran ETA y que la masacre no tenía relación alguna con la decisión de nuestro gobierno de unirse a Bush en la invasión a Iraq. Eso sucedía unos días antes de las elecciones, la farsa fue poco a poco desvelada por las investigaciones policiales y la ciudadanía se indignó contra el gobierno que terminó perdiendo las elecciones. Pero en la trama del intento del engaño también había medios de comunicación, que por cierto siguen insistiendo en la teoría de ETA. Ellos nunca son castigados.

En mayor de 2008 tuvo una gran repercusión la presentación del libro del ex portavoz de la Casa Blanca Scott McClellan en el que reconocía la manipulación a la que sometieron a los medios de comunicación. En su volumen McClellan acusa a a los medios de haber fracasado en su función fiscalizadora y de “tragarse” la propaganda. Lo que aparenta ser un reconocimiento de culpa, si se observa bien, es toda una operación para eximir a los medios y los periodistas. El objetivo es que aunque una administración estadounidense salga mal parada, el complejo mediático aparezca como víctima y no como cómplice. Saben que vendrá otra administración y otro gobierno diferente, pero los medios seguirán siendo los mismos y no es recomendable que su imagen quede dañada. Algo similar se hizo en enero de 2008. En aquella fecha se difundió un estudio de la organización “Integridad Pública” en el que se recopilaban nada menos que 935 declaraciones falsas realizadas por Bush y otros siete altos funcionarios de su gobierno en poco más de dos años. Los medios fueron muy diligentes para publicar la noticia de Efe que recogía la investigación porque les interesaba que el delito de la mentira se circunscribiera a la Administración Bush, olvidaban que si esas mentiras tuvieron tanta repercusión y efectividad es porque los medios las dieron por válidas y no cumplieron su función de recoger las voces de quienes denunciaban la falsedad. Al poner ahora en la picota a Bush y su entorno, los medios salen indemnes de la situación.

Qué hacer

Si al final nuestra reivindicación en lo referente al libre acceso a la información se va a limitar a exigir a nuestros gobiernos y administraciones públicas transparencia en sus datos, estadísticas, documentos, etc., creo que habremos perdido una oportunidad para mejorar nuestro sistema comunicacional. Por supuesto, hay que exigir lo anterior, pero mucho más. Con mis argumentos anteriores he pretendido demostrar que esa transparencia informativa puede resultar inútil si debe de enfrentarse al alud de información que nos abruma, si depende del filtro de grupos empresariales de comunicación que interceptan esos datos, si junto con la información veraz se puede difundir la mentira, si el mercado exige espectacularidad para conseguir audiencias y rentabilidad, si existen legiones de periodistas y gabinetes luchando para captar nuestra atención y desviarnos de lo esencial.

Las nuevas tecnologías permiten una relación directa entre administración y ciudadanos. No hacen falta mediadores ni interceptadores. La información pública no debe ofrecerse sólo a medios y periodistas, debe estar disponible para todos los ciudadanos sin petición expresa.

Debe darse carta de legitimidad a colectivos informativos no comerciales. Eso está desarrollado en América Latina, no en Europa. En una rueda de prensa del gobierno español o del Parlamento, no hay un solo periodista que no dependa empresarialmente de un grupo importante de comunicación o del Estado.

En España se ha generado un debate importante en el que los periodistas denunciaban las ruedas de prensa en las que los políticos no permitían preguntas. Está bien que se critique eso, pero ¿y a quién denunciamos los ciudadanos cuando los periodistas no preguntan lo que muchos creemos que deben de preguntar? O lo preguntan y luego no se publica en el medio. Los diputados de la oposición hacen muchas preguntas al gobierno que luego no son difundidas por los medios, ¿acaso no son ahora los medios quienes censuran preguntas? Se trata de preguntas realizadas por representantes a quienes han votado cientos de miles de ciudadanos que nunca son conocidas por el público porque son censuradas por los medios de comunicación. ¿Y a quién denunciamos si un político minoritario convoca una rueda de prensa y los periodistas no van? No nos engañemos tiene más poder de acceso a los ciudadanos un columnista del agrado de un grupo empresarial de comunicación que un ministro. Y eso no es precisamente un ejemplo de democracia.

Resulta impresionante que hicieran falta cincuenta años del invento de la televisión para que TVE se planteara un programa que consistía en que decenas de ciudadanos corrientes, elegidos al azar pudieran ir a un estudio de televisión y hacerle una pregunta en directo al presidente. Encima los derechos de ese programa eran de Francia, como si fuera muy complicado haber ideado eso.

En junio de 2009 sucedió un hecho curioso en Brasil. La empresa semipública brasileña Petrobras, sometida a una campaña de acoso por los tres principales diarios privados del país, Folha de São Paulo, O Globo y O Estado de São Paulo, puso en marcha el blog titulado Hechos y datos, toda una revolución informativa que consistía en que la empresa publicaba todas las preguntas que le formulaban los periodistas y las respuestas a las mismas antes de que las utilizaran y publicaran los medios. Era el súmmum de la transparencia: el periodista podía preguntar lo que deseara sin ninguna limitación y el entrevistado (Petrobras) podía responder también sin ninguna limitación. Y ahí estaba el problema, que con el formato del blog el periodista perdía el control para cortar, rehacer, reestructurar, limitar, y cualquier otro eufemismo periodístico para lo que no es otra cosa que manipular. La empresa dejó claro que con su iniciativa lo que quería era que los medios de comunicación relataran fielmente las respuestas que daba a sus preguntas. Ahora, ese blog quedaría como testigo y prueba de cuál fue la respuesta textual de la empresa a la pregunta del periodista.

Desde el principal grupo mediático brasileño, O Globo, embistieron con fiereza contra la iniciativa. El editorial del 9 de junio del diario del mismo nombre se tituló “Ataque a la prensa”, y afirmaba que Petrobras, con su blog, “ha herido a la Constitución”. Entre los analistas consultados por el diario se encontraba Carlos Alberto di Franco, director del Instituto Internacional de Ciencias Sociales, quien consideró que el blog “no es ilegal, pero desde el punto de vista ético y de colaboración con los medios de comunicación, atropella el proceso informativo de forma inédita”. Efectivamente, atropellaba un proceso informativo dominado de forma privilegiada por los medios de comunicación para, gracias a las nuevas tecnologías, abrir las ventanas informativas y permitir el contacto directo entre el emisor y el receptor de la información, sin negar el papel a los periodistas, pero sí eliminando su privilegio en el control del proceso. Un sacrilegio.

El presidente de Petrobras, José Sérgio Gabrielli, tenía muy claro que se trataba de un ejercicio de “transparencia informativa” de la empresa. Afirmó que estaba convencido de que, con esta iniciativa, la petrolera “va a revolucionar el periodismo en Brasil” y piensa que pronto otras grandes empresas seguirán el camino de Petrobras. Gabrielli asegura que la empresa no comete ninguna ilegalidad publicando, antes de que las usen los medios, sus respuestas a los periodistas, ya que Petrobras “es la propietaria de sus informaciones” y puede usarlas como desee.

Desde el Estado, desde su sistema educativo y cultural se debe luchar por una formación que desarrolle ciudadanos que comprendan la necesidad de la profundización y del análisis complejo frente a un modelo de entretenimiento comercial que opera para lograr ciudadanos simplistas y frívolos. Si el cine comercial de una ciudad emite películas de Hollywood de última generación, el Ayuntamiento desarrollará un videofórum sobre Bardem, Buñuel o cine neorrealista italiano, por poner un ejemplo. Si los escaparates de las librerías están copados por bestsellers impuesto por un sistema de marqueting editorial, las bibliotecas públicas desarrollarán propuestas alternativas y clubs de lectura críticos. Puede parece que esto no tiene relación con la información, pero sí la tiene porque nos estamos jugando el formar ciudadanos críticos con pensamiento complejo y mentes superficiales alienadas por programas de telebasura y prensa rosa. De nada servirá poner en la página web de un ministerio y de un ayuntamiento las cifras de inversiones y presupuestos si nuestros ciudadanos sólo se han educado en leer prensa amarilla. Se trata de educar para que no triunfe el grito ni el mensaje simple, ni el espectacular ni el morboso.

Desarrollar un marco legal que termine con la impunidad de la mentira y la manipulación. La Constitución española establece el derecho a recibir información veraz, pero no existe ninguna legislación que vele por la veracidad de las informaciones.

Por información también debemos entender no lo que la empresa, institución o administración difunde o quiere difundir, sino lo que los ciudadanos quieren hacer público de esa institución. En España no se hacen públicas las quejas de los consumidores, quizás esas quejas poseen más verdad sobre una empresa de telefonía o de transportes que la que difunde la propia empresa y recogen diligentemente los medios donde ella inserta su publicidad.

La dependencia del mercado por parte de las empresas de comunicación provoca que puedan ser cómplices de anunciantes (públicos o privados) en el ocultamiento de información: sentencias judiciales negativas, demandas de consumidores, quejas sindicales. De nuevo tenemos el mercado como elemento obstructor de la libre circulación de la información.

Las administraciones deben evitar ceder al modelo imperante y evitar un discurso pobre, de titulares, demagógico a la hora de difundir sus informaciones oficiales.

Por último no debemos confundir el acceso a la información con convertir la vida política de un país en un plató de televisión. La mitificación y sacralización de los medios de comunicación puede llevar a sociedades, grupos políticos y gobiernos a ignorar cualquier clave que no sea la del show televisivo. En los últimos años, el caso de Venezuela es emblemático como ejemplo de agresividad y politización de los medios de comunicación, pero también lo está siendo ahora sobre cómo la devoción hacia los medios está consiguiendo fagocitar toda la vida política, social y cultural del país. No es que se produzcan acontecimientos que se recogen en los medios, sino que el único acontecimiento es el contenido de dichos medios. El resultado es que, entre todos, están convirtiendo el país en un plató de televisión. Veamos algún ejemplo.
En agosto de 2008 un político opositor, en respuesta a una supuesta agresión policial en el aeropuerto, inmediatamente convocó a los medios de comunicación para denunciar el maltrato policial. Desde el entorno gubernamental se respondió filtrando a los medios el vídeo recogido en las cámaras del aeropuerto donde quedaba constancia de que no se produjo agresión alguna. Nunca se supo nada más de la denuncia ante los jueces, ni del resultado de la investigación. Fue un combate de shows televisivos.

En la noche del 10 de septiembre de 2008, un emblemático programa de la televisión pública venezolana (VTV) difundió unas conversaciones de exmilitares tramando un golpe de Estado que incluía el asesinato del presidente. Terminaban diciendo en pantalla -menos mal- que el vídeo se pondría a disposición de la Fiscalía General de la República para que se emprendiesen las investigaciones pertinentes al caso. De nuevo el show primero, como si fuese más importante difundir las imágenes del crimen que detener al criminal. El funcionamiento lógico de las instituciones debería haber sido que se investigaran esas grabaciones, se detuviese a los implicados y sólo después se convirtiese en una importante noticia. Pero la perversión mediática ha provocado que primero se emita en televisión una conspiración golpista, sin duda conocida por las autoridades, puesto que se trata de un medio estatal, y se ponga después a disposición de jueces e investigadores.

Lo mismo que se hacía en la película El show de Truman con la vida personal de un ciudadano, estamos haciendo ahora con la actualidad política de un país, convertirla en un estudio de televisión. Así, Venezuela deja de ser el país de las telenovelas para convertirse en el de los reality-shows. Las consecuencias pueden ser muy graves, las generaciones formadas en ese modelo llegarán a pensar que sólo sucede lo que aparece en televisión y que todo lo que sucede en la televisión es real, cuando precisamente ese es el formato mental que debemos combatir. Es necesario llamar la atención sobre el hecho de que la única trascendencia de hechos tan graves sea exclusivamente mediática, sin que haya consecuencias reales fuera de las televisiones.

En muchos países, los grupos políticos opositores a gobiernos progresistas ya han comprobado que es más eficaz ejercer el enfrentamiento por la vía mediática que en clave de partido político. Así, han surgido medios de comunicación con más poder que los partidos políticos de la oposición. Más poder para imponer la agenda política, más impunidad para tergiversar la realidad y menos control económico y transparencia de las que deben cumplir las organizaciones políticas. Lo sucedido sólo se podría calificar de golpe de Estado puesto que se están desactivando las instituciones y la capacidad de los partidos para diseñar sus propias alternativas y críticas; y todo ello sin dejar hueco a la participación e iniciativa ciudadanas.

Con esto último quiero lanzar al advertencia de que con el culto a la información no mitifiquemos a los medios, y consecuentemente el espectáculo y el show que ellos elaboran. Porque al final ellos desplazarán la realidad política como ya están haciendo con todas las otras.

Pascual Serrano es periodista. Sus últimos libros son ¿El mejor del los mundos? Un paseo crítico por lo que llaman “democracia” (Icaria) y Traficantes de información (Foca)

¿Una nueva era de Bush o la era de la presión popular?

No hay comentarios:
AMY GOODMAN





Democracy Now!





Hace un tiempo, cuando Barack Obama era tan solo un senador estadounidense que se candidateaba a la presidencia, le dijo a un grupo de donantes en un barrio residencial de Nueva Jersey, “Háganme hacerlo”. Tomó prestada la frase de Franklin D. Roosevelt quien, según Harry Belafonte, que escuchó la historia contada directamente por Eleanor Roosevelt, dijo esto en respuesta a la demanda de derechos civiles para los afro-estadounidenses que le hizo el legendario dirigente sindical, A. Philip Randolph.
Mientras el presidente Obama ha hecho concesión tras concesión al movimiento conservador Tea Party, que está financiado por grandes corporaciones, y a sus donantes de Wall Street, ahora que está nuevamente al ruedo en la campaña electoral se advierte a sus críticos progresistas que no lo ataquen, ya que eso podría terminar ayudando en las elecciones presidenciales al candidato republicano.

Y aquí entra en escena “el 99 por ciento”. El apoyo a la campaña Ocupemos Wall Street continúa en aumento y ya ha inspirado más de 1.000 manifestaciones de solidaridad en todo el país y el mundo entero. Tras semanas de manifestación sostenida, y luego de uno de los mayores arrestos masivos en la historia de Estados Unidos, Obama finalmente comentó: “Creo que la gente está descontenta y los manifestantes están dando voz a un descontento más amplio con respecto al funcionamiento de nuestro sistema financiero”.

Tras el polémico fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos en el caso de Citizens United contra la Comisión Federal Electoral, que permite donaciones ilimitadas de empresas para financiar la propaganda electoral, el hambre de dinero para la campaña es insaciable. La campaña de reelección de Obama se propone recaudar 1.000 millones de dólares. Según el Centro para una Política Receptiva ( CRP , por sus siglas en inglés), la industria financiera fue la segunda gran fuente de contribuciones a la campaña de 2008 de Obama, superada tan solo por los abogados/lobbistas del sector industrial.

Sugerir que la derrota de Obama significaría el regreso a la era Bush tiene cierto fundamento: Associated Press informó recientemente que “casi la totalidad de los 22 asesores especiales de [Mitt] Romney ocuparon cargos de jerarquía en el gobierno de Bush: en la diplomacia y en los sectores de defensa o de inteligencia. La lista también incluye a dos ex senadores republicanos, al ex director de la CIA durante el gobierno de Bush, Michael Hayden, y al ex Secretario de Seguridad Nacional Michael Chertoff”. Pero, a menos de que haya una nueva era de presión popular, la presidencia de Obama también habrá sido una prolongación de la era Bush.

La propia naturaleza del movimiento Ocupemos Wall Street cuestiona la postura habitual de los predecibles y anquilosados comentaristas de los medios masivos. Para ellos todo se trata de las diferencias entre republicanos y demócratas, diferencias que a los manifestantes les cuesta ver. Quienes participan de las protestas, ven a ambos partidos a merced de Wall Street. Richard Haass, presidente del Consejo sobre Relaciones Exteriores, una organización ligada al establishment, dijo acerca de los manifestantes “No son serios”. Se preguntó por qué no hablan de derechos. Quizá es porque, para el 99 por ciento, el problema no son la Seguridad Social y Medicare, sino la creciente desigualdad: actualmente, los 400 estadounidenses más ricos tienen más riqueza que todos los otros estadounidenses tomados en su conjunto. Y también está el enorme costo y las secuelas de la guerra, fundamentalmente la cantidad de vidas que se perdieron, pero también las vidas que fueron destruidas en ambos bandos.

Es por eso que José Vázquez, director ejecutivo de Veteranos de Irak contra la Guerra, estuvo en el acampe de la campaña Ocupemos Wall Street el lunes por la noche. “No es ninguna novedad que muchos veteranos estén desempleados, no tengan hogar y sufran muchos otros problemas vinculados a la economía. Mucha gente fue enviada al frente de batalla varias veces y todavía tienen problemas vinculados con eso. Conocí a muchos veteranos de guerra que vinieron aquí. De hecho, acabo de conocer a un soldado que está actualmente en actividad y pidió licencia para venir a Ocupemos Wall Street”.

La histórica victoria de Barack Obama se logró gracias a la participación de millones de personas de todo el espectro político. Durante los años de gobierno de Bush la gente sentía que se daba la cabeza contra una pared. Tras las elecciones, la pared se convirtió en una puerta que apenas se abrió. La pregunta es, ¿se abrirá completamente de una patada o se cerrará de un portazo? No depende de una sola persona. Obama pasó de ser jefe comunitario a comandante en jefe. Cuando las fuerzas acostumbradas a tener toda la atención de la persona más poderosa de la tierra le susurran sus exigencias al oído en la Oficina Oval, el presidente debe ver que hay una fuerza más poderosa del otro lado de la ventana, aunque no le guste, y decirse “Si hago esto, harán la revolución”. Si no hay nadie ahí afuera, estamos en graves problemas.